14/02/98Día de San Valentín y por primera vez en sus años de instituto, ambos jóvenes tenían una cita ese día, Adelais y Dylan habían acordado verse en el parque al que siempre iban en todas sus salidas.
La chica daba vueltas por su habitación, varias prendas de ropa estaban tiradas por la cama; estaba completamente desesperada ya que no sabía qué ponerse.
Varios minutos después decidió portar una falda color beige, que le llegaba poco más abajo de las rodillas y un suéter negro. Hizo dos trenzas en su flequillo y se puso labial rosa, más un poco de rímel. Se miró por última vez en el espejo antes de coger sus cosas y bajó directo a la puerta principal gritando un simple ''adiós'' antes de irse.
Jugaba con sus dedos durante el trayecto, rezando para que todo saliera bien aquel día.
Al estar en el parque con su mirada buscaba desesperádamente al rubio, hasta que lo vio de espalda y corrió hacia él, el cual se giró, posando su mirada sobre ella.
Iba vestido con unos vaqueros azules y una camisa negra de uno de sus grupos favoritos, también llevaba sus gafas de vista.
Una vez estaban uno enfrente del otro, Dylan carraspeó la garganta y extendió su mano, la cual sujetaba un pequeño ramo de rosas moradas, lo cual le hizo soltar un pequeño grito a la chica; que las tomó encantada.
— ¡Por dios, Dylan! ¡Son preciosas! - le hizo un gesto con su mano, indicando que se agachara un poco y en cuanto lo hizo ella dejó varios besos en su mejilla, haciendo que en el rostro del chico se plasmara una enorme sonrisa.
— Tendré que traerte flores más a menudo si va a ser así.
Las mejillas de la chica tomaron color, haciendo que se alejara un poco, el rubio extendió su mano, la tomó entrelazando sus dedos, empezando a caminar juntos.
— ¿Qué te apetece hacer? - preguntó el chico mirándola de reojo.
— Podríamos ir al parque de atracciones, hace años que no piso uno.
— ¿Quieres ir? Iremos entonces. - afirmó, apretando levemente su mano, cosa que la hizo sonreír ampliamente.
Caminaban hablando de temas triviales, riendo por algunas anécdotas y chistes que contaba el otro, ese día solo existían ellos.
Una hora después de aquella caminata llegaron a su destino, poniéndose en la cola para poder comprar las entradas, Adelais daba pequeños saltos al ver las atracciones a lo lejos, cosa que enternecía a Klebold.
Cuando tuvieron los tickets la chica prácticamente lo arrastró hacia dentro (no sin antes pasar por las taquillas para poder dejar las flores), exigiendo que caminara más rápido, aunque soltó su mano para irse hacia el puesto de dulces, él no tuvo más remedio que seguirla mientras negaba divertido por sus acciones.
— Un algodón de azúcar, por favor. - pidió la chica y cuando iba a entregar el dinero la mano del más alto se interpuso, agarrándola suavemente de la muñeca, dando a entender que invitaba él.- No es justo, lo pagaste prácticamente todo.
— ¿Quién te invitó? ¿De quién fue la idea para salir hoy? - el chico alzó una ceja para después volver a hablar.- Exacto, así que no hay nada más que hablar sobre esto.
Ella suspiró, volviendo a guardar el dinero en su cartera, una vez él pagó le extendió el algodón; que tomó un poco a regañadientes. Cosa que se le pasó al ver un fotomatón.
— ¡Dyl! - llamó su atención.- Tenemos que ir allí antes de que lo ocupe otra pareja, ¡vamos! - tomó la mano del de ojos azules, llevándolo al lugar.
Bellerose no fue consciente, pero cuando dijo aquella palabra muchas ideas pasaron sobre la cabeza del muchacho.
Al estar dentro de aquella cabina la chica pagó por dos copias de aquellas tres fotos que se tomarían.
En la primera sonrieron, los dos rebosaban completa felicidad en ese momento, en la segunda hicieron una mueca y en la tercera la chica le rogó por que le dejara meter un trozo de algodón en su boca. Mientras que Dylan miraba las fotos ella pagó por una más, cosa que lo confundió, la pálida chica tomó las mejillas de su acompañante y le dio un piquito, sonando en ese momento el sonido que indicaba que la foto había sido tomada, separándose de él una vez lista.
Tomó la copia entre sus dedos y se la extendió al chico, sonriendo.
— Este es mi regalo.
7:20 p.m
La horas pasaban rápidamente y ya había anochecido, haciendo que las luces de las atracciones iluminaran el lugar.
Habían subido a varias atracciones, comido y él ganó el peluche de un gato para ella, aunque necesitó algunos intentos.
Estaban en la cola de la noria, esperando su turno y llegado este su turno subieron a la góndola, sentándose uno al lado del otro. Una vez empezaron a subir la chica se agarró al brazo del rubio. Se pararon en lo más alto, por lo cual tenían una vista perfecta de todo el lugar, lo admiraron en silencio durante un par de minutos.
— La luna es hermosa, ¿no es así? - habló la castaña mientras giraba un poco su cabeza para poder mirarle, sonrió, él simplemente asintió.
— Adelais. - le llamó él volteando a verla.
— ¿Mhm?
— Nunca había conocido a alguien tan diferente. - pasó un mechón de cabello de la chica detrás de su oreja. Una leve sonrisa se formó en sus labios.- Así que por favor no cambies nunca.
Por primera vez, podía sentir aquella calma en su interior que tanto anhelaba, por fin empezaba a saber lo que era el amor.
10:00 p.m
Él se encontraba en su habitación, sentado en el escritorio; escribiendo en su diario. Desvió la mirada de la hoja a la mesa; viendo aquella foto que ella tomó por sorpresa, la tomó, observándola detalladamente, se levantó de la silla en busca del celo y pegó la foto en la pared.
''No te respondí, pero lo hago ahora: puedo morir feliz''
17/04/99
Dylan's Diary
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CAN'T REMEMBER TO FORGET YOU | d.k
Любовные романы'' Eres la calma que tanto anhelaba en mi pequeño mundo, nunca podría estar más agradecido de haberte conocido, lástima que ya sea demasiado tarde, que mi destino ya sea irreversible.'' ''Conseguiste darle sentido a lo que llamamos vivir. Por favor...