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15/05/98

Adelais gruñó por lo bajo mientras que golpeaba levemente su cabeza sobre la mesa de clase, Cassie no pudo evitar soltar una pequeña risa; cubriendo su boca con una de sus manos.

— No fastidies, ¿te pillaron de pleno? - habló la rubia refiriéndose a la anécdota de la de cabellos marrones.

— Sí, ¿y adivina quién está castigada por un mes? Exacto, yo, no puedo ser más desgraciada. - volvió a golpear su cabeza contra la mesa.

El salón estaba vacío, el descanso había empezado y las dos chicas decidieron quedarse allí en vez de aguantar a toda esa multitud fuera, querían hablar tranquilas.

— No es para tanto, Dela, créeme, hice cosas peores y los castigos son una pesadilla, ¿un mes sin salir? Se tolera.

— No, no lo entiendes, gracias a esto no podré ir a mi cita con Dylan el sábado que viene, y no tengo los ovarios de decirle que estoy... - calló de golpe al escuchar un agudo pero no muy alto grito proveniente de la ojiazul.

— ¡Lo sabía!

— Mierda. - murmuró.

— ¡Sabía que tú y Klebold os traéis algo! Dime, ¿cómo empezó todo?

Bellerose se acomodó en la silla, empezando a peinar su cabello con sus dedos: nerviosa.

— Cass, no tenemos nada, somos amigos.

— Los amigos no se miran así, Dela, ¿crees que estoy ciega?

Tomó la mano de su amiga y esbozó una amplia pero cálida sonrisa, así era Bernall, la de tez pálida suspiró, decidida a hablar.

— La verdad es que me gus...

— ¿Qué es lo que te gusta, Geraldine? - la voz de Eric las sacó de su conversación.

El rapado entró por la puerta del salón, seguido de Dylan y Robyn, que estaban manteniendo una conversación. El de ojos verdes alzó las cejas mirando a su amiga.

— Hola.  - saludaron los amigos que iban más atrás, las dos chicas saludaron de vuelta.

— Dela estaba por decir algo que le gusta. ¿Alguien cautivó tu oscuro corazón? Para avisarle del desastre que se le viene contigo. - Harris se sentó sobre la mesa, delante de su amiga, sonrió sin mostrar sus dientes.

La mirada de la chica se posó en el de cabello más largo de los dos varones, tragó saliva, Dylan ya tenía su oído puesto en esa conversación; rezando para que ella no diera una respuesta que él no esperaba.

— ¿De qué hablas, imbécil? ¿Te golpearon hoy en educación física? - golpeó la pierna de su amigo, con la mano hecha un puño.

— Adelais iba a decir que le encantaría poder venir a mi casa mañana, pero que lamentable no puede, está castigada.

Los nervios del ojiazul empezaron a disminuir al escuchar aquella respuesta, aunque en su interior le hubiese encantado escuchar su nombre salir de los labios de su amiga.

3:00 p.m.

El rubio se encontraba conduciendo camino a casa de su acompañante, golpeando con su dedo índice el volante, al compás de la música.

— Dyl. - habló la de ojos verdes, entrelazó sus propias manos, giró su cabeza para mirar al chico, él simplemente dio como respuesta un 'mhm'', dando a entender que continuara.- Perdón.

Él la miró de reojo; confundido ante sus palabras.

— ¿Por qué?

— Por no haberte comentado que estaba castigada, que no podré ir a nuestra cita, de verdad, lo siento.

— Hey, Adelais, no pasa nada, todo está bien. - la frenó antes de que siguiera hablando, sonrió dejando ver sus dientes, su vista estaba puesta en la carretera.- Encontraremos una solución, un plan alternativo al que ya teníamos.

Ella simplemente asintió con la cabeza y recostó su cabeza sobre el respaldo, cerrando sus ojos lo que quedaba de camino. Cuando llegaron, ella se acercó a besar su mejilla. Abrió la puerta del vehículo, se giró nuevamente para verlo antes de bajar.

— Te ves realmente bien con esas gafas de sol.

La chica se fue rápidamente después de decir aquello, dejando al conductor con la palabra en la boca.

— Tú te ves hermosa hoy, Dela.

1:15 a.m.

Un golpe se escuchó sobre el cristal de la ventana de la habitación de la castaña, la cual se encontraba leyendo, confundida dejó el objeto a un lado y se acercó a abrir la puerta que daba al balcón. Una vez salió se asomó por la baranda, entre la oscuridad y la poca luz proveniente de las farolas que adornaban la calle se podía divisar una figura alta la cuál ella reconoció rápidamente.

— ¿Dylan? - habló la fémina sin alzar la voz, pero lo suficientemente alto para que él lo escuchara.

— Adelais, subo. - el chico alzó su brazo, su mano sujetaba una bolsa de la compra, ella confundida alzó el pulgar en señal de afirmación.

El de estatura alta se tomó las molestias y un par de minutos en escalar hasta el balcón que daba a su habitación y ya cuando estaba enfrente de la chica abrió la bolsa, mostrándole lo que había en su interior: helado, golosinas, un par de bebidas más un pequeño peluche de un pingüino.

— ¿Qué es todo esto, Dyl? - murmuró la de cabello recogido en un mal moño.

— Nuestro plan B, una cita aquí y ahora. -  sus palabras fueron suficiente para que ella le abrazara con fuerza y una amplia y sincera sonrisa adornara su rostro.

— Eres el mejor.

Y así pasaron un par de horas, comiendo y hablando de sus vidas o cualquier tema trivial.

Se encontraban sentados sobre la cama de la castaña, ella se encontraba contando uno de sus viajes de cuando era niña mientras que el muchacho la escuchaba atentamente sin decir nada. Los ojos azules del chico se posaron sobre los labios de la chica por unos segundos y acercó su mano a su mandíbula para apoyarla; limpiando con su dedo pulgar la comisura de los labios de su amiga.

El rostro de la ojiverde enrojeció rápidamente; colocando su mano sobre la del rubio.

— Tenías chocolate. - él rió suavemente, ninguno apartó las manos.

Los ojos de Klebold volvieron a posarse sobre los labios de Adelais; acercándose lentamente hacia ella.

La chica tragó saliva e involuntariamente cerró sus ojos, hasta que finalmente después de unos segundos que para ella parecieron ser eternos sintió la presión de los labios de Dylan sobre los suyos. Ninguno de los dos hizo ningún movimiento, era un simple e inocente beso, pero suficiente para ellos, cuando él se separó para poder mirarla, mordió su labio inferior nervioso.

— Lo siento.

Bellerose en vez de darle una respuesta, volvió a unir sus labios en un pequeño beso.  Y así siguió la noche hasta que amaneció; entre risas y cándidos besos.

''Nunca olvidaré tu sonrisa.''

17/04/99
Dylan's Diary.

CAN'T REMEMBER TO FORGET YOU | d.kDonde viven las historias. Descúbrelo ahora