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8/03/99

Durante aquellos meses, los jóvenes que pensaban en terminar con la vida de sus compañeros, habían comenzado a alejarse de su círculo social, siendo más reservados, ocupados con sus propios asuntos, sin dejar que alguien se entrometiera en su camino. Adelais era de las pocas que aún podía mantener un fuerte vínculo con ambos, pero claramente se percató de sus cambios de actitud, donde antes había unos dulces chicos que bromeaban con sus amigos, ahora eran personas oscuras que hablaban sobre la muerte y se reían de ello, estaban llenos de ira.

La chica entró al instituto junto Cassie Bernall, ya que nuevamente Dylan estaba ocupado con unos asuntos a primeras horas de la mañana.

— Entonces, ¿Klebold y tú no sois pareja? - preguntó la rubia ya que desde que esta no le proporcionaba clases a la castaña, habían perdido un poco el contacto.

— No, y no sabes lo difícil que está siendo últimamente, está como.. - mordió su propio labio inferior pensando en alguna palabra.-  aislado, del mundo en general.

— ¿Problemas en casa? Tal vez sea eso.  - la de ojos verdes negó con la cabeza, respondiendo a su pregunta.

— Su familia es estupenda. - Bellerose pasó una mano por su cabello; frustrada.- Seguramente sea por toda esta mierda, el instituto apesta.

Bernall asintió con la cabeza ante su respuesta y pasó un brazo por los hombros de la más baja.

— Anímate, ya verás que todo irá a mejor.

Las dos chicas se dirigieron hacia su clase, historia, que con suerte compartían. Las horas pasaban lentas para la de cabellos castaños, jugaba con su bolígrafo mientras que su mirada estaba puesta en el reloj que había colgado  en la pared del salón.

Escuchaba al profesor a la distancia, perdida en sus propios pensamientos sobre Dylan, quería llegar a fondo con que le pasaba, tanto a él, como a su otro amigo. No era normal en ellos faltar tan seguido a clases, básicamente, ni presentarse por el instituto.

Cuando sonó la campana que indicaba que era la hora del descanso, Bellerose se despidió de su amiga con un beso en la mejilla para salir corriendo hacia la cafetería, con suerte los encontraría allí como muchas mañanas.

Pero, no los encontró, así que resignada se acercó a la mesa donde se encontraban Devon, Brooks y Nate.

— Esto es una mierda. - escupió la ojiverde soltando su mochila de mala gana en el suelo para después sentarse.

— ¿Hoy tampoco han venido? - preguntó la de cabello corto, Adelais negó con la cabeza y apoyó su cabeza sobre la mesa. - Brown, ¿tú no sabes nada? Eres de los mejores amigos de Klebold.

— Ni idea, ha estado ignorándome por completo esta semana.

Adelais soltó un pequeño grito de frustración, ganándose la mirada de algunas personas, su amiga dio un par de palmaditas en su espalda en forma de consuelo.

12:30 p.m.

Hora libre, y los dos chicos que estaban desaparecidos entraron por las puertas del lugar, adentrándose por los pasillos, caminando en dirección a la biblioteca.

Justo en ese lugar se encontraba Adelais junto Bernall, estudiando para un examen de matemáticas que tenían a última hora, pero se levantó de golpe al verlos entrar, causando un estruendo con la silla y se acercó rápidamente a los que acababan de llegar.

— ¿Dónde mierda estabais? - habló bajo la chica mientras empujaba suavemente el pecho de ambos chicos.

— Hola, Geraldine, también nos alegramos de verte. - el comentario sarcástico de Harris le hizo fruncir el ceño, su cabeza se giró hacia él.

— Llevo toda la mañana preocupada por vosotros, es más, durante todas estas semanas que habéis desaparecido sin decir nada.

— Métete en tus asuntos.

Y cuando la chica iba a responder la mano de Klebold en su muñeca para arrastrarla detrás de unas estanterías le impidió hablar.

— Perdónanos, Dela, tenemos un nuevo turno en BlackJacks y estamos realmente agotados. - se excusó el rubio, mintiendo.

La chica resopló y abrazó el cuerpo del más alto, hundiendo su rostro en el pecho de este.

— Salgamos este sábado, déjame compensarte por todo esto, solos, tú y yo. - dijo Dylan mientras dejaba un beso en la cabeza de la fémina.

— Esta tarde. - propuso ella en un susurro, solo audible para él.

— Está bien.   - aceptó y se separó un poco de la de ojos verdes para poder acercarse a su rostro y depositar un casto beso sobre sus labios.

Aquella acción la hizo sonreír, olvidándose por completo de todo, porque nuevamente eran ellos dos.

Lo tomó de la camisa para volver acercarlo a ella y unir sus labios en un beso.

5:00 p.m.

Volver a tener una cita con el rubio era algo que emocionaba a Bellerose, la cual estaba terminando de arreglarse y guardar sus cosas en un bolso.

Al escuchar el timbre de casa salió corriendo de su habitación, bajando las escaleras a paso rápido para poder llegar a la puerta principal, la cual abrió, encontrándose a Klebold sonriendo, el cual le extendió la mano a la chica.

— ¿Nos vamos?

Adelais tomó la mano del más alto, entrelazando ambos dedos y salió de su casa cerrando la puerta tras ella.

***

La tarde pasaba rápido entre risas, Klebold la había llevado a patinar sobre hielo.

Él se sujetaba sobre la barandilla para evitar caerse mientras que ella se burlaba, aunque le extendió la mano para poder ayudarle.

— Vamos, Dyl, no es tan difícil.

El de ojos azules tomó la mano ajena para empezar a patinar junto a ella, aunque resbaló y la hizo caer junto a él, haciendo que ambos soltaran una carcajada.

— Eres un desastre. - bromeó la castaña mientras se levantaba y le tendía una mano.

— Cállate, Dela.

Adelais ayudó al chico a levantarse y empezaron a patinar, aunque él, de vez en cuando tenía que sujetarse a la baranda más cercana.

— ¿Te gustaría ir a cenar? Conozco un buen restaurante aquí cerca.

— Me encantaría. - respondió la chica ante la propuesta del más alto.

Estuvieron en la pista de hielo por una hora más, y cuando llegaron al restaurante la mirada de la menor de los Bellerose recorrió el lugar, muy lujoso.

Dylan echó hacia atrás una de las sillas, indicando a la chica que se sentara y cuando él hizo lo mismo ambos abrieron la carta.

Había una gran variedad de platos y con lo indecisa que era la castaña, le costaría elegir. El camarero se acercó a ellos, dispuesto a pedir la orden y después de unos minutos en silencio haciendo esperar al trabajador, decidió y habló.

La cena fue fenomenal, el chico la piropeaba de vez en cuando y besaba su mano, Adelais estaba en las nubes en ese momento aunque al mismo tiempo era un manojo de nervios debido a los sentimientos que sentía por el chico.  La de ojos verdes deseaba que él diera el paso para poder avanzar en aquella relación, para dejar de ser amigos a ser pareja y llegar a pensar que él no quería lo mismo la angustiaba, pero no iba a dejar que su cabeza le arruinara aquella maravillosa velada.

— Te quiero.

Los ojos de la castaña se iluminaron ante las palabras del chico y antes de hablar una sonrisa se formó en su rostro.

— También te quiero, Dylan.

'' Eric también te quería, no de la misma manera en la que yo lo hacía, pero sí que haría cualquier cosa por ti.''

17/04/99
Dylan's Diary.

CAN'T REMEMBER TO FORGET YOU | d.kDonde viven las historias. Descúbrelo ahora