« real life »
➣ Donde Ainhoa es una futbolista consagrada, abiertamente feminista y no soporta a cierto jugador del barcelona.
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➣ Donde Gavi es un jugador del barcelona, dispuesto a ganar títulos con su club y le gu...
━━━ F. C. B A R C E L O N A ⚽ ♪ 。 Un dia de partit marce & lexxie fanfiction 🔵🔴
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Ainhoa no podía quitarse de la cabeza la sensación de que el balón tenía algo personal contra ella aquella tarde.
Cada vez que intentaba recibir un pase, el esférico salía disparado en la dirección contraria, como si tuviera voluntad propia y se empeñara en huir justo en el momento en que parecía tenerlo bajo control. No era la primera vez que un mal entrenamiento le dejaba ese sabor amargo, pero aquel en particular parecía ideado expresamente para sacarla de sus casillas.
Notaba las piernas pesadas, con una fatiga extraña, como si llevase horas corriendo, cuando en realidad apenas llevaban unos minutos. La camiseta se le había pegado al cuerpo desde el calentamiento, y la garganta seca le dificultaba hasta respirar con normalidad.
Se movía por el campo sin coordinación alguna. Cada vez que intentaba correr, sus piernas parecían no entenderse entre sí, tropezando como si fueran por libre. No paraba de chocar con sus compañeras, sin poder evitarlo, como si su cuerpo no respondiera con la agilidad de siempre. Mientras tanto, el resto del equipo se desplazaba con soltura, fluido, conectando pases con precisión milimétrica y anticipando cada movimiento como si lo tuvieran ensayado. Y ella... ella era la pieza que no encajaba. Todo le salía al revés.
Desde la banda, el míster no paraba de gritarle que se calmara y que pensara antes de actuar, que dejara de jugar como si todo dependiera de ella. Y tenía razón, lo sabía perfectamente. Pero no le dio el gusto de mirarlo. Admitirlo en ese momento solo habría agravado la rabia que la consumía, y no pensaba regalarle también eso a su frustración.
Cuando sonó el silbato final, no sintió alivio. Al contrario, la tensión acumulada durante todo el entrenamiento estalló de golpe, apretándole el pecho como un nudo imposible de deshacer. Caminó hacia el banquillo sin decir palabra, con las botas tan pesadas que parecía arrastrar piedras. Se pasó la mano por la cara intentando secarse el sudor, pero lo único que consiguió fue dejar aún más expuesto el malestar que llevaba por dentro.