xx. capítulo veinte

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━━ F. C. B A R C E L O N A
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marce & lexxie
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El sol de la tarde se estaba poniendo, y con él, las sombras empezaban a cubrir el campo donde Ainhoa estaba entrenando. A pesar del cansancio, seguía moviéndose, sintiendo cómo el sudor le empapaba la camiseta, haciéndola pesada contra su piel. Después de tantos ejercicios, sus brazos y piernas estaban pidiendo a gritos un descanso.

A un lado del campo, Jonatan, el entrenador, se mantenía erguido y atento. Con el silbato en mano, sus instrucciones resonaban por encima del bullicio de las demás jugadoras. "¡Noa, el balón no es tu enemigo!" exclamaba, intentando romper la barrera de distracción que ella misma había construido sin darse cuenta. Sin embargo, la mente de la joven estaba en otra parte; cada contacto con la pelota le recordaba a Fer y cómo lo había decepcionado nuevamente.

Intentaba combatirlo, pero entonces sus pensamientos se desviaban también hacia Gavi. Los instantes compartidos en la habitación de Gaia afloraban, junto con las conversaciones que habían mantenido. Estos recuerdos la sumían en una ligera tristeza y confusión, consciente de que debía apartarlos para enfocarse en el partido.

No obstante, las figuras de ambos chicos seguían surgiendo en su mente, incluso en su lucha por concentrarse en el juego.

Habían transcurrido apenas cuarenta y ocho horas desde aquella fiesta, y las vivencias con el sevillano seguían claras en su memoria. La delicadeza con la que sus manos recorrieron la curva de su cintura bajo la blusa rosada, obsequio de Gaia, todavía la hacía estremecer. La calidez de su aliento, entrelazándose en su cabello y provocando un escalofrío, era una sensación que no se desvanecía. Y aquel acercamiento cauteloso de sus labios, cargado de anhelo, era una escena que, a pesar de su resistencia, persistía en cada pausa del entrenamiento.

Cada vez que recordaba aquellos momentos tan intensos, se encontraba inundada por una oleada de emociones que parecían no tener fin. La necesidad de una ducha fría se hacía presente, no solo como un medio para enfriar la piel que aún parecía arder con el calor de los recuerdos, sino también como una forma de intentar serenar la agitación emocional que esos instantes habían provocado en su interior. Era como si buscara una forma de limpiar su mente, de refrescar su memoria, aunque en lo más profundo de su ser, comprendía que ninguna cantidad de agua sería suficiente para apagar el incendio de sentimientos que se había avivado.

CONTRAATAQUE ━━ pablo gaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora