oxvi. capítulo dieciséis

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Antes de iniciar, les digo que Lexxie y yo hemos llegado a un acuerdo y es que a partir de ahora pediremos una cantidad de votos y comentarios para poder actualizar

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Antes de iniciar, les digo que Lexxie y yo hemos llegado a un acuerdo y es que a partir de ahora pediremos una cantidad de votos y comentarios para poder actualizar. Esto es sobretodo a la enorme cantidad de lectores fantasmas y de personas que solo llegan a exigir actualización sin siquiera dejar un voto o un comentario hablando sobre si les gusta la historia. Espero que no les moleste y entiendan que a nosotras como escritoras nos gusta que nos apoyen.

Cabe decir que ambas historias deben llegar a su meta para que se pueda actualizar. Si una no llega y la otra sí, ninguna será actualizada.

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Contraataque: 280 votos y 100 comentarios

Ataque Prometedor: 100 votos y 30 comentarios

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A pesar de su falta de entusiasmo por asistir a esa fiesta, se había esmerado en arreglarse lo mejor posible.

El maquillaje no era lo suyo. No le disgustaba, pero prefería dedicar su escaso tiempo matutino a otros cuidados que le parecían más relevantes. Sin embargo, esa noche era diferente. Sabía que no podía prescindir de él. Así que se aplicó una sombra oscura y discreta en los ojos y un poco de labial rojo para resaltar sus labios. Su cabello lo dejó suelto, enmarcando su rostro moreno, y optó por un vestido de estilo gótico y elegante. No tenía claro a quién quería impresionar, ni si merecía la pena intentarlo. Pero intuía que en esa mansión se codearía con gente influyente, y no quería desentonar.

Frente al espejo, suspiró con resignación. Pedri era un maestro en el arte de la persuasión, y ella una víctima fácil de sus encantos. Por mucho que se repitiera que solo era una buena amiga, una voz interior le recriminaba su estupidez, su incapacidad para decir que no. Más aún cuando el canario había jugado sucio y había recurrido a su arma más poderosa: su hermano.

Sabía mejor que nadie lo duro que era decirle que no a Fer. Ya lo había hecho una vez, y con eso le había destrozado el corazón a uno de sus pocos incondicionales, a alguien que siempre la había apoyado y cuidado. A pesar de que Fernando le juraba que aquello era agua pasada y que su amistad era tan fuerte como antes, Ainhoa no podía quitarse el remordimiento de encima y sentía que le debía algo. Por eso, cuando le sugirió que lo acompañara a él y a Pedri a la fiesta de Gaia Piqué, no le quedó más remedio que aceptar la invitación.

CONTRAATAQUE ━━ pablo gaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora