Solían creer que el amor se sentía como un precipicio. Angustia acogedora entre las palmas de sus manos, tensión entre las entrañas, las mariposas en el estómago para Gwen se sentían como escalofríos abrumadores buscando hacerle daño.
Gwen Stacy, jamás había levantado la mano cuando en las fiestas y reuniones preguntaban sobre romance. Ella no tenía conocimiento alguno de ello, había pasado su vida lo suficientemente ocupada como para no poder percibirlo. El amor solo era una abrupta reacción química para ella.
No era capaz de juzgarse a si misma, cuando falleció su madre apenas pudo tener tiempo de duelo, debía estar ahí para su padre quien había perdido al amor de su vida. Algo que ella conocía bien era el rostro de alguien que había perdido a la persona que más amaba. No había dios suficiente para redimir el dolor de un alma abandonada.
El dolor, el pesar, y la fuerza. Todo aquello que a otros les cuesta una vida entera entender, Gwen Stacy tuvo que aprenderlo tan rápido como fue posible. La rubia no tenía tiempo para experimentarlo. Debía crecer y cuidar de quienes debía, primero su padre, luego Peter y después toda las personas, siendo la amigable y confiable vecina spiderwoman.
Sus manos titiritaban, quizá era el invasivo invierno de su realidad, tal vez el sentimiento de que invitar a todos a pasar la tarde en su casa era una mala idea. La rubia estaba en su habitación dejando de lado el montón de suéteres en su habitación. A decir verdad sus chambritas estaban bien. No necesitaba esas incómodas chamarras para adquirir calor. Algo por lo que su padre y ella siempre discutían, pensando en si tomaría un resfriado.
Como era de esperarse Pavitr fue el más puntual. Llego directo a la sala de Gwen, haciendo que la mayor corriera las escaleras para recibirlo. Anotando que Peter B. tenía razón, debían solucionar el conflicto de el desorden que generan esos portales.
—. Hey hey hey hermana — Pavitr sujeto a Gwen entre brazos sacudiéndola de lado a lado. — Gwen no sabía que haría tanto frío. ¿Desde cuando pasa así? ¿Así es tu realidad siempre? ¿Cambias de color? ¿Como tú realidad es de acuarela puedo traer acuarelas de mi mundo y pintar objetos? ¿Qué tal si pinto dinero? ¿Es lavado de dinero?¿Me arrestarías?
Pavitr tenía demasiada energía, muy hiperactivo decían algunos adultos en el spider verso. Para Gwen solo era un chico repleto de curiosidad. El chico venía bien preparado con su atuendo para el frío, en la India de su realidad el frío era más una cruel ilusión que una realidad, por lo que adoraba sentir sus manos congeladas y el jumó salir de su boca al hablar.
Miles y Hobbie llegaron juntos. Esos chicos se habían hecho como hermanos. Gwen siempre supo que Miles amaría a Hobbie, ambos son increíbles. A diferencia de lo que muchos rumoreaban no existía ningún triángulo amoroso entre ellos dos y Pavitr. Los chicos eran amigos. Y aunque recurrentemente las personas solían decir que parecían novios por su extrema cercanía. Los tres parecían ser tres hombres heterosexuales. Aunque personalmente tenía sus dudas de Hobbie, pero eso era tema para otro día.
Hobbie parecía traer ropa de Miles. Que había cortado con sus propias manos, de seguro Río los castigaría por eso, aunque quizá tenga una ligera compasión con Hobbie que se había vuelto un hijo más para ella. El chico más alto entre todos parecía conservar su estilo punk rock en todo momento incluso en ropa de invierno.
Sin embargo, Miles lucía adorable cubierto con tres prendas extras de cada tipo y más bufandas de las que un cuello puede soportar. Se ofreció a preparar su receta especial de chocolate caliente y no tuvieron más remedio que aceptar al ver su emoción. Parecía una noche de películas más.
Gwen ayudó a traer las tazas a cada uno de los presentes.
—. Gwen, ¿Quieres una sudadera? — Miles ofreció con amabilidad a la mayor notando que parecía que no había revisado el clima de su propia dimensión.