Capítulo 5.

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Después del almuerzo, Will recibió un mensaje de Alana, le preguntó si quiere ir al cine en la noche. Will iba a decir que si, pero viene a su mente las palabras de Hannibal. Ésta noche debe tomar una decisión, de las cuales ninguna le gusta.

~Y dime, como fue con la chica. ¿Es bonita?.

-Si lo es, también es inteligente y divertida.

>¿Quién es inteligente y divertida?.

En ese momento, Hannibal salía de la cocina tras haber acabado de lavar los platos. Will se quedó callado un rato y no contestó, no de inmediato.

-Una compañera de clase online que conocí hoy. Y con la que voy a ir al cine esta noche. Me invitó y dije que si.

>Vaya. Es bueno entablar amistad, y más siendo un recién llegado. Espero que lo pases bien.

~Eso estuve a punto de decirle. Por cierto, te compré ropa, puedes estrenar algún conjunto hoy.

-Oh, ya miraré, gracias mamá, con permiso, me retiro a prepararme.

Mientras sube por las escaleras recibe un WhatsApp de un número que no conoce, pero al ver lo que ponía en el mensaje supo de inmediato quien era.

"Aunque salgas, tendrás que regresar. Te estaré esperando en mi despacho, Will Graham. PD: Guarda mi número. Sabré si lo has echo o no."

Will quiso lanzar el teléfono por la ventana, pero si lo hacía perdería todo lo que hay en el. No tuvo más remedio que guardar su número. Miró la foto de perfil del WhatsApp
de Hannibal, y vió que era una foto de el con una camisa de botones y los tres primeros botones estaban desabrochados, dejando ver un marcado torso peludo. Will al verlo pensó que es más un Playboy que un psiquiatra, así que dejó el teléfono cargando y se fue a duchar.

Al acabar, se seca el cabello y el exceso de agua que recorre su cuerpo. Al secarse se enrolla la toalla alrededor de la cadera y sale del cuarto de baño, es cómodo tener baño propio, al salir se encontró con Hannibal, el cual se le quedó mirando fijamente y lo recorre de arriba a abajo con la mirada, devorando con los ojos cada rincón del cuerpo del joven, pero lo que más le atrae de Will, son esos ojos, ojos color del mar, donde nota que se ahoga y se hunde al más oscuro de los abismos del océano, y del que no quiere emerger solo por sentirse hundido y ahogado en Will. El joven empezó a sentirse incómodo por la mirada de Hannibal, color ámbar, y que brillaban como llamas en una hoguera en la noche de San Juan, una mirada que lo hacía notar la sensación de que se quemaba vivo.

-¿Necesita algo de mi, señor Lecter?.

Hannibal salió del trance al escuchar la voz de Will, suave y aterciopelada, típico de un adolescente, que lo volvía loco. Y el movimiento de sus labios, los cuales quiso devorar en ese momento, y no dejar que Will saliese con esa compañera de clase. Quería retenerlo ahí y arrancarle la toalla y ver qué esconde bajo ella. Pero solo se limita a responder la pregunta de Will.

>Ésta tarjeta. Contiene algo de dinero para tus gastos. Tiene un límite  de dinero que iré ingresando ahí para tus cosas, y tus salidas. Mil doláres al mes. Si te parece poco, añado más.

-No, no hace falta. Yo tengo algo de dinero, no debe preocuparse por eso.

>El típico ahorrillo. Que tarde o temprano se gastará. Y al ser menor de edad no puedes trabajar.

-Se equivoca, si mi madre lo consiente si puedo trabajar. No necesito esto. Pero se lo agradezco de todas formas.

>Insisto. Puedes usarla, y si encuentras un trabajo, me la devuelves. ¿Te parece bien?. No acepto un no, Will.

Will suelta un suspiro y acaba aceptando. Solo aceptó para que lo dejase tranquilo y sobre todo pudiese vestirse. Cuando Hannibal salió empezó a vestirse rápido. Se puso un pantalón vaquero negro que le trajo su madre y una playera de color azul eléctrico, con unos zapatos converse del mismo tono que la playera. Y al acabar de prepararse sale de la casa y va hacia la plaza en la que quedó con Alana. Habían quedado antes para charlar un poco, además, Alana ya tenía las entradas, iba a ir con alguien que la dejó plantada a último momento.

Estuvieron hablando largo rato sobre ellos para ir conociéndose mejor. Luego entraron a ver la película. Era una de terror que a Will le encantó. Tras acabar la película y de cenar, ambos se despiden y vuelven cada uno a su casa. Aunque Will no tenía ganas de regresar. Sabiendo lo que pasaría quiso echarse a correr lejos, pero su madre, no puede dejarla en manos de ese loco. Loco que le acaba de mandar un mensaje de aviso e instrucciones.

"Espero que lo hayas pasado bien. Tu madre ya duerme. Hay una llave bajo la maceta de la entrada. Es una copia que hice para ti, ya no tienes que tocar. Y cuando entres, segundo pasillo, a la derecha, la puerta del fondo es mi despacho."

Justo lo leyó al estar en el camino de piedras del jardín que te lleva a la casa de Hannibal Lecter. Will miró la puerta y sintió terror. Ni la película que vió lo asustó como lo asusta entrar en la casa de ese hombre. Pero no tiene más salida, ni ninguna otra alternativa que ir hacia la casa.

Dulce PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora