Capítulo 8.

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Alana y Will terminaron yendo al cine con otros miembros del curso con los que quedaron para conocerse. Mathew miraba a Will fascinado, y le extiende la mano para estrecharla, y Will se la estrecha presentándose. Hannibal, que estaba fuera de su vista, pero ellos de la suya no, apretó el puño con ganas de ir a alejarlo de Will, porque conoce esa forma de mirar a alguien, y se tuvo que contener. El grupo de clase entraron ya a la sala, mientras que Hannibal esperaba, pero sonó su teléfono y maldijo al que llamaba. Era un paciente que tenía una cita con el para adelantarla porque después tenía cosas que hacer, y Hannibal a regañadientes fue a su  encuentro.

•Pues la película ha estado genial. Hagamos grupo de WhatsApp y quedamos más a menudo. ¿Os parece?.

-Por mi si. El próximo día, podemos hacer recorridos. Como soy nuevo aquí, quiero conocer la zona.

~El fin de semana. Podemos ir de picnic a un lugar bastante increíble que te gustará.

Dijo Mathew animado mirando a Will, el cual le agradó nada más conocerlo y mirar esos increíbles ojos azules. Todos estuvieron de acuerdo de quedar el fin de semana, cada uno llevaría algo para comer.

-Yo llevo la bebida. No sé cocinar.

Dijo avergonzado Will y los demás se ríen, pero aceptan que Will se encargue de las bebidas. Luego cada uno fue para su casa, pero Alana y Will fueron a cenar al McDonald's, a Will le encantaba esas hamburguesas.

•Doctor Lecter, nos volvemos a ver.

>Si. No deberían venir aquí. Es poco higiénico y eso no puede llamarse carne o hamburguesa.

Dijo mirando los menús de Will y Alana con expresión de asco. Will ni le contestó, se lleva la hamburguesa a la boca  y le da un mordisco, un poco de salsa se resbala por la comisura de Will y cae por su barbilla, lo que provocó en Hannibal ganas de lamerlo ahí mismo, pero coge papel y lo limpia, Will apartó la mano de inmediato y Alana se ríe, pensaba que Hannibal le gastaba una broma, pero no tenía ni idea de lo que en verdad pasaba.

-No soy un niño.

>¿En serio?. Ten cuidado. Esperaré a que terminen y los llevo a casa. Alana, no te dejaré ir sola, lo sabes, y Will vive temporalmente conmigo, así que iremos juntos a casa.

•Muchas gracias doctor Lecter. Acepto encantada que me deje en casa.

Cuando terminaron de comer los tres fueron al carro de Hannibal, Alana sube atrás y Will en el asiento del copiloto. Primero dejó a Alana, pero en vez de ir a casa, Hannibal fue por otro camino.

-¿A donde me llevas? vamos a casa.

>Te llevo a conocer el domicilio en el que vas a vivir mientras estudias.

-¿Ahora?. ¿No puede ser mañana temprano?.

>NO. Es ahora y no mañana.

Sonó tan frío ese no, que Will sintió escalofríos. Notaba a Hannibal algo molesto, y no sabía tan siquiera porque estaba así. Will sintió ganas de saltar del coche en marcha, pero era imposible. Llegaron al parking del edificio, bajaron del coche y subieron por el ascensor hasta el último piso del edificio.

La puerta no se abre con llave, sino una tarjeta magnética, que al pasarla por delante del sensor permitió que la puerta se abriese y entran. Will estaba nervioso, su pecho latía sin control, pero cuando Hannibal aprieta un botón que hace que las cortinas del salón se abran solas, Will se queda sorprendido con las vistas. Se ve casi toda la ciudad iluminada por las luces de la farola, los carros que iban y venían, gente dando un paseo bajo la luz de la luna. Will estaba maravillado que ni notó que Hannibal se había puesto detrás de el, hasta que nota que lo olfatea y le susurra algo al oído.

>¿Te gustan las vistas?. A mi también, pero ahora me imagino otra cosa que no son las vistas.

Se acercó tanto al cuerpo de Will, que el joven acabó pegándose al cristal hasta el punto de besarlo, notando algo en Hannibal que estaba dura en la zona de su cadera, y Will trata de alejarse pero Hannibal se lo impide poniendo ambos brazos a los lados para acorralarlo, como un lobo acorrala a su presa para después devorarla.

>Will. ¿Quién era el chico de la sudadera roja de hoy?. Responde con la verdad, Will.

-Un compañero de clase online. Quedamos para conocernos, porque al estudiar a distancia no nos conocíamos en persona. Hasta hoy.

>Por lo que vi antes de irme de allí, parecía que era algo más. Will, no me gusta que toquen lo que es mío. Así que, mantén distancia.

Will iba a reprochar, hasta que nota la boca de Hannibal en su cuello, el cual muerde y succiona dejando un chupetón, y Will jadea.

-Basta. Ya te respondí lo que querías, y me gusta el lugar. Volvamos a tu otra casa.

Pero Hannibal lo ignora, mete las manos bajo la playera de Will y empieza a manosear cada rincón de su cuerpo, jugando con sus pezones, mientras sigue lamiendo su cuello. Provocando que Will gimiera levemente y acabase apoyando las manos en el cristal.

>Will. No tienes idea de que en este momento te necesito, más que el agua para saciar mi sed.

Susurra en su oído, haciendo que Will se estremeciera, provocándole sensaciones que no sabría explicar que lo hacía sentir trar escuchar esas palabras que sonaron dulces, cuando el hombre que las dice solo lo trata como juguete, pero sin saber cómo o porque, su cuerpo reaccionaba a su toque, y su miembro fue endureciendo.

>También te necesito más que el pan para saciar el hambre y más que el aire para respirar, Will.

Fue bajando una de sus manos a la entrepierna de Will, notándola semidura y sintiéndose orgulloso de que sea el y no otro quien provocase eso en Will. Su Will Graham.

Dulce PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora