6<manos de dioses>

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En medio del invierno encontré que, dentro de mi, había un verano invencible.

-Albert Camus.

—Bien, aún me estoy preguntando el porqué quieres darme un masaje, lo lógico sería que si pides algo a cambio es para que yo lo haga, no tú mismo.-le hablo a Cameron envuelta en una toalla.

—Relájate, solo quiero que me des tu opinión sobre mi masaje, quiero saber que tal lo hago.

—O sea que, ¿este es tu primer masaje?

—Has acertado, pero tranquila, no haré nada que no quieras.

—Entonces no quiero el masaje.

—Excepto eso, porque me lo debes.

—Bien, mientras más rápido mejor.— replico quitándome la toalla y quedándome frente a él en bikini nuevamente.

Me acuesto rápido en la camilla dándole la espalda y una perfecta vista de mi trasero.

—Espero que no seas un pervertido.

—Tranquila, seré todo un profesional.

Coloco mi cabeza en el pequeño orificio de la camilla y relajo mi cuerpo.

Siento sus manos posarse en mis hombros humedecidos por algún tipo de aceite esencial.

En el pequeño instante en que sus dedos hacen contacto con mi piel, mis vellos corporales se ponen de punta.

Joder.

—Tranquila.— habla con voz suave al mismo tiempo en que sus pulgares comienzan a moverse en círculos sobre mi espalda.

Luego hacía movimientos con sus manos desde el cuello hasta mis hombros, era como una caricia pero con un poco más de fuerza.

En serio era demasiado relajante, no puedo contar las veces que he ido a spas y me he hecho este mismo tipo de masajes, pero nunca me había sentido tan bien.

Sus manos comienzan a bajar por mi espalda y en un solo movimiento tira de la cuerda de mi bikini, dejando mi espalda totalmente despejada.

Sus manos subían y bajaban con tanta facilidad que me causaba escalofríos, sus dedos me acariciaban...

¿Es normal que lo esté disfrutando tanto?

Estaba en serio pasándolo bien hasta que sus manos se deslizaron hasta lo más bajo de mi espalda y comenzaron a frotar con fuerza mis caderas, arrastrándose hasta mis glúteos.

Repitió ese movimiento varias veces y los latidos de mi corazón se dispararon.

Joder...

Esto era otro tipo de masaje.

Quería voltearme y decirle que se detuviera, que no estaba bien así...

Pero mentiría, ahora se sentía mucho mejor.

Sus dedos se encajaban en mi piel con tanta fuerza que por alguna razón era excitante, era tan placentero que pude sentir como el interior de mis bragas comenzaba a humedecerse.

Hasta que recuerdes mis besos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora