La identidad de Elizabeth

Capítulo 15

Mientras viajamos todos teníamos un aire alegre, los ángeles estaban un poco nerviosos ya que nadie les había dicho que también venían un par de amigas de la universidad Grace y Karen las cuales fueron de gran ayuda en mi vida universitaria, Damián seguida con sus dotes de Don Juan tratando de conquistar a Karen pero ella lo ignoraba completamente, por otra parte Sofía no se despegaba de mi lado me cuidaba como si fuera su hermana menor era un sueño frustrado ser la hermana mayor y que mejor oportunidad que este viaje para poner sus dotes en acción.

Como los viejos tiempos dijo Samuel soltando un leve suspiro tratando de ver el lado positivo del viaje, Sofí muy entusiasmada por las vacaciones que nos esperan afirmó con mucha alegría lo que decía su amigo ¡como los viejos tiempos! yo solamente sonreí ya que eso de viajar mucho y por horas no era lo mío porque me mareaba y las ganas de vomitar venían instantáneamente.

Hubo un chico en el grupo que me parecía muy extraño era André un amigo de Sofía, pero era ignorado por todos parecía casi invisible cada vez que veía oportunidad se me quedaba viendo fijamente, su presencia me era un poco temerosa porque sentía que me inspeccionaba en todo sentido. Samuel también sentía algo en él que no podía explicarlo por ese motivo nunca se alejaba mucho de mí, siempre decía: Como tu guardián es mi obligación cuidar de ti, querida mía.

El corazón se me aceleraba al escuchar esas palabras.

Ya íbamos 4 horas de viaje y las curvas de la carretera iba haciendo efecto en mí, tenía un malestar terrible abrí la ventana para que me diera aire, pero poco funcionó. – Bebe esto princesa te sentirás mejor, me extendió un pequeño brebaje Kerem con una dulce sonrisa. Gracias Kerem me salvaste, agradecí con cierto alivio.

En el campamento Samuel se volvió más apegado y de una forma cariñosa hacia mí, eso en cierta forma me gustaba ya que cuando entrenamos era el típico profesor que todos odiaban: impaciente, sarcástico y perfeccionista.

Decidimos quedarnos por cuatro días ya que el pronóstico del clima decía que solo nevaría por pocas horas y el resto del tiempo haría un buen clima para disfrutar en la nieve. Al llegar a las cabañas había cuatro habitaciones las cuales en una dormirían los ángeles y Damián en otra solo dormirían André y Sofía. Antes de poder decirle algo a Sofía para dormir las dos, ella y mis dos amigas corrieron a esa habitación entre risas pícaras dejándome completamente sola con Samuel, sin saber que decir y con un poco de nervios regrese a verlo y él como si no se diera cuenta de lo que pasaba se hizo el sorprendido con una sonrisa picaresca vino hasta mí y dijo:

Bueno mi dulcinea solo somos tu y yo, estaba nerviosa porque solo había dormido un par de veces con Samuel y la carne es débil cuando se tiene al pecado en frente siempre me lo vivía repitiendo mi abuelita, ¡pero qué digo si ella nunca existió o sí! pero murió aun así siempre la querré, miles de ideas volaban por mi cabeza.

Las debo ir olvidando poco a poco.

Samuel se acercó lentamente a mi oído: No muerdo fuerte preciosa puedes estar tranquila.

¿Acaso era una insinuación? El corazón me estallara en cualquier momento con esas indirectas...

Nuestra habitación era sencillamente hermosa, la ventana del balcón reflejaba un paisaje que solo puedes contemplar en películas de fantasía. El sol de la tarde bañaba con sus rayos a las puntas de los árboles los cuales estaban cubiertos por la manta blanca de la nieve, Samuel se puso a mi lado abrazándome por la espalda y colocó sus manos sobre mi cintura.

Su corazón al igual que el mío latía al unísono, quería sentir sus besos soñaba que me besara como jamás lo habría hecho en su vida, lo amaba y él me amaba. Lo mire fijamente mientras mis manos acariciaban cada parte de su rostro, mi amado se estremecía con mi solo tacto y poco a poco nuestros labios se unieron en un intenso beso apasionado no había peligro nos sentíamos libres de hacer lo que nuestros cuerpos quisieran.