—El movimiento fue exitoso, conseguimos sabotear las máquinas del casino y despejar una vía de escape para la gran noche del golpe...
Las palabras de Yoongi se entremezclaron con sus pensamientos, haciendo imposible que Jungkook formulara una idea coherente. Su interlocutor, del otro lado de la línea, no sospechó de su falta de atención y continuó jactándose con lujo de detalles sobre el indiscutible éxito de su plan en el casino St. Laurent.
Jungkook debería encontrarse en Busan para celebrar la hazaña por lo alto, otorgar a Yoongi una jugosa bonificación por su labor perfectamente ejecutada y terminar la noche en algún bar de mala muerte con un cigarro en su mano izquierda y una copa de ginebra en la derecha.
No obstante, las circunstancias lo llevaron por un rumbo diferente.
Ese sábado en la mañana cuando el teléfono de su oficina emitió un irritante sonido, Jungkook supo con certeza que se trataba de la noticia que estuvo esperando con impaciencia las últimas semanas. Park Jimin le informó la ubicación exacta de Taehyung y a él le tomó tan solo 10 minutos empacar algunas cosas y correr a la estación para tomar el primer tren que lo llevara rumbo a su omega.
Dejar abandonado un «trabajo» en curso era impropio de él, especialmente cuando su obsesivo deseo por mantener el control lo obligaba a estar al tanto de todo. Sin embargo, la necesidad de ver a Taehyung fue mucho más fuerte.
Durante el trayecto, se cuestionó más de una vez cómo reaccionaría el omega al verlo. ¿Estaría demasiado molesto? ¿Herido? ¿Asustado? Era difícil saberlo ya que su último encuentro, hace más de un año, fue amargo y lleno de tensión; aunque no por ello su corazón se negó a guardar una pequeña esperanza.
Pensó en esa última vez que pudo verlo, fue la única ocasión en la que Taehyung decidió visitarlo en la prisión central de Busan. Jungkook no podía culparlo por haber decidido jamás regresar al inhóspito lugar, después de todo, su omega fue gravemente afectado por el escándalo del robo y no merecía ser obligado a superar nuevamente los desagradables protocolos de seguridad a los que eran sometidos los visitantes.
Era un recuerdo fugaz, pero existía algo de ese momento que se negaba a abandonar su mente: una emoción en los ojos de Taehyung que iba mucho más allá del desprecio que pudiera sentir por sus actos criminales. Jungkook no reparó en ello hasta que el día anterior, cuando irrumpió en su nueva vivienda en Seúl, notó de nuevo cómo un intenso pánico se apoderó de la mirada de su omega.
No era odio, ira o rencor, como hubiera esperado obtener en él, sino un sentimiento que dejaba en evidencia el deseo de Taehyung por mantener algo oculto.
—Eres malo para mí, Jungkook —antes de abandonar el recinto rodeado de guardias, posó involuntariamente la mano en su vientre y le lanzó una última mirada—. Te quiero fuera de mi vida.
Si Jungkook fuera un hombre sensato, habría aceptado sus palabras como la despedida absoluta. No obstante, su libertad no valía nada si no tenía a Taehyung a su lado.
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BlackJack | KookV♤
FanfictionLa noticia de que "El Estafador de Busan" ha sido puesto en libertad desató el caos en el mundo de las apuestas. Jeon Jungkook, reconocido como uno de los grandes estafadores de la década, ahora camina libre por las calles mientras planea su siguie...