La noticia de que "El Estafador de Busan" ha sido puesto en libertad desató el caos en el mundo de las apuestas.
Jeon Jungkook, reconocido como uno de los grandes estafadores de la década, ahora camina libre por las calles mientras planea su siguie...
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—Disfrute su cena.
Taehyung hizo una reverencia a la elegante mujer antes de retirarse en dirección a la cocina.
El restaurante se encontraba poco concurrido, sólo algunos de los comensales habituales —huéspedes del hotel en su mayoría—, ocupaban las mesas de la zona central mientras el resto del establecimiento permanecía vacío. Era inusual para Taehyung tener un turno tranquilo, pero considerando el desastre de emociones en su sistema, realmente lo agradecía.
Organizó algunos de los platos en la enorme encimera de la cocina y escuchó en el fondo a Yuna reprender a uno de los nuevos camareros por haber roto una copa. Quiso defender al chico del odioso sermón de la alfa, pero toda su concentración estaba en conseguir respirar con normalidad.
Su lobo se encontraba intranquilo, moviéndose de un lado a otro y rasguñando su interior de forma tosca. Taehyung trató de razonar con el animal, pero este se negó a escucharle. Intuyó que su comportamiento se debía a toda la tensión y el estrés de los últimos días, sumado al hecho de haber dejado su cachorro con una omega desconocida.
Para él también fue difícil acceder a que Lucy cuidara de su bebé, pero ella resultó ser la mejor —y única— opción. Ella parecía una buena mujer, servicial y muy amable; percepción que Seojoon se encargó de reforzar al garantizarle que la omega era excelente en la atención a niños.
Su lobo no se fiaba de eso.
«Hacemos esto para tener una mejor vida» le dijo en un intento por tranquilizarle, pero fue inútil, sus prioridades eran completamente diferentes a las del lobo. Taehyung quería estabilidad económica para sostener a su hijo, el animal prefería estar con su cachorro todo el tiempo.
Se preguntó si alguna vez llegaría a estar en paz con esa parte instintiva de su alma que representaba su lobo; parecía bastante complicado en ese punto de su vida.
—Tenemos un nuevo comensal en la mesa siete —enunció el hostess, atrayendo su atención.
Yuna verificó entre los camareros disponibles para elegir a la persona que atendería la mesa; después de escanearlos a todos con gesto despectivo, su mirada terminó posándose en Taehyung. Ante la silenciosa orden, él no tuvo más opción que aceptar y dirigirse a la salida de la cocina.
Alisó con sus manos el delantal negro atado a su cintura y tomó las tres cartas de menú que ofrecía el restaurante. Inhaló profundamente antes de caminar con porte impecable hacia el fondo del lugar y ubicó la mesa siete como aquella junto al gran ventanal con marco dorado que ofrecía una vista completa de la avenida principal.
Mantuvo su mirada en el suelo por la estricta política que establecía el hotel de «contacto mínimo» con los clientes, pero pudo ver de reojo que se trataba de un hombre —presumiblemente un alfa— sin compañía.
Taehyung, antes de atender una mesa, tenía su propio juego de «Adivina quién es el cliente»; esta vez, apostó a que se trataba algún importante empresario que se hizo de un espacio en su ocupada agenda para tomar una cena decente antes de ir a verse con su vulgar amante.
