La noticia de que "El Estafador de Busan" ha sido puesto en libertad desató el caos en el mundo de las apuestas.
Jeon Jungkook, reconocido como uno de los grandes estafadores de la década, ahora camina libre por las calles mientras planea su siguie...
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Su mirada se posó con detenimiento en el cristal, pero no consiguió prestar verdadera atención a las desoladas calles por las que el autobús transitaba. Taehyung aún se sentía flotar en una nube de emociones, despojado de la realidad y completamente absorto en sus pensamientos.
Llevó de forma involuntaria la mano a su cuello y acarició con lentitud ese punto particularmente sensible de su cuerpo. La imagen de Jungkook recorriendo con besos aquella zona se apoderó de su mente y experimentó con tanta intensidad la emoción en su piel que por un instante se transportó al momento que vivió con el alfa hace menos de una hora.
Un húmedo y preciso camino de besos fue marcado desde su mejilla hasta el inicio de sus prominentes clavículas. La lentitud con la que Jungkook saboreó su piel resultó una completa tortura para su estado necesitado, pero la presión que obtuvo en su punto erógeno se convirtió en una increíble recompensa por todo el tiempo separados.
Estaba fuera de sí, consumido por las caricias y palabras ardientes. Cada día que fingió no sentir nada por él, terminó en el profundo olvido de su mente mientras accedía a ser tocado; las manos de Jungkook fueron tan hábiles al descender por su cintura y apoyarse firmemente en sus caderas para incentivar el roce entre sus intimidades.
La tela era un absoluto estorbo, pero estaban demasiado ocupados reclamando el dominio del beso para pensar en deshacerse de la ropa. El calor entre ambos fue abrasador y desconcertante, casi tanto como el hecho de que sus cuerpos se entendieran tan bien como en el pasado.
—¡Siguiente parada: Gangnam!
Taehyung fue bruscamente sacudido de sus pensamientos por el anuncio del conductor del autobús y tuvo que obligarse a retomar la compostura para descender en su destino.
El viento golpeó directamente su rostro y por primera vez en el tiempo que llevaba residiendo en Seúl, Taehyung agradeció esa oleada de frío característica de la ciudad; era justo lo que su mente necesitaba para regresar a la realidad y deshacerse de tantos sentimientos.
Caminó un par de calles hasta que un enorme e imponente portón dorado se alzó frente a sus ojos. Mark se apresuró a abrirlo para él y Taehyung fue consciente de su despectiva mirada, pero decidió que no hacer caso a la altanería del guardia.
No tenía certeza de la hora, pero considerando el tiempo que pasó con Jungkook en su apartamento, estaba seguro de que era muy tarde. Su pequeño cachorro ya debería estar dormido, así que no le sería posible mimarlo hasta la mañana siguiente.
Pensar en la rutina que adoptó con su bebé le trajo la calma que necesitaba, pero esta se esfumó demasiado rápido cuando al cruzar el umbral de la puerta principal de la casa y adentrarse en la sala, se encontró directamente con Seojoon.
Taehyung le ofreció una fugaz reverencia a manera de saludo, pero el amargo aroma que se desprendía del alfa consiguió que mantuviera la mirada en el suelo por más tiempo del debido.
