―Té sho Linko, ¿has visto mi bolso?
Minho se volvió a ver a su hermoso amante, los largos rizos recogidos en una coleta en la parte superior de su cabeza, sus ojos plateados brillaban de alegría, su vientre embarazado empezando a mostrarse bajo el lindo vestido de lunares rosa y blanco que llevaba.
Dos meses habían pasado desde que Felix se había estrellado en su pequeña granja, y Minho se sentía más y más enamorado de él conforme pasaban los días. Justo la noche anterior, Minho había sentido a su bebé patear por primera vez, y se había sentido tan conmovido, que Minho pasó el resto de la noche mostrándole a su príncipe extraterrestre lo mucho que lo amaba.
Minho sonrió y dejó las partes del tractor que había estado limpiando sobre la mesa de la cocina. Limpiándose sus sucias manos en un trapo casi igual de sucio, tiró el trapo a un lado y le indicó a Felix que se acercara.
―Tu bolso estaba sobre la mesa de café en la sala de estar la última vez que lo vi. ―Empujó a Felix hacia la abertura entre sus piernas, inclinándose hacia delante para colocar un pequeño beso en el vientre que albergaba a su hijo―. ¿Para qué lo necesitas?
Felix sonrió. ―Tenemos que ir al pueblo y comprar algunas cosas en la tienda de comestibles. Leche, queso, pan... ―Hizo una pausa y su sonrisa pícara retornó―. Chocolate.
Minho se echó a reír. ―¿Te lo acabaste ya? ―Apenas la semana pasada había comprado casi tres kilos de chocolate negro, para deleite de su bebé. Al igual que la mayoría de las mujeres embarazadas, Felix había desarrollado una afición extrema por el placer agridulce.
Excepto que Felix no era una mujer sino un extraterrestre del espacio exterior.
Y a Minho le gustaba de esa manera.
―¡El chocolate es tan rico! No puedo evitarlo... ―Felix se mordió el labio inferior, sus ojos llenos de lágrimas―. Lo siento.
Minho en silencio gimió. «Condenadas hormonas de embarazo». Él sonrió y tiró de su pequeño amante más cerca, tratando de no tocar con sus sucias manos el bonito vestido de Felix.
―Bebé, no me importa si te gusta el chocolate. Si deseas cien kilos de esa cosa, pues te los compraría en cada tienda del pueblo sólo para hacerte feliz. Puedes tener todo el chocolate que quieras ―prometió Minho.
Felix le dio una pequeña sonrisa, acuosa. ―¿De veras? ―preguntó.
Minho asintió. ―De veras, de veritas.
Al instante Felix brilló, las lágrimas comenzaron a desvanecerse. Minho tenía la sensación de que se había anotado una. ―¡Bien! Porque quiero muchos más. Y tal vez algunos pretzel cubiertos de chocolate... ―Felix suspiró de repente, la sonrisa desvaneciéndose en la dicha. Minho se mostró ligeramente perturbado cuando se dio cuenta de que el rostro de su pequeño compañero parecía tener la misma expresión que Felix ponía cuando hacían el amor―. Sí, ¿chocolate y sal juntos? ¡Yumi! ―Se lamió los labios y frotó con las manos su estómago distendido. Minho no pudo evitar reírse de la curiosa imagen que el hombre más pequeño mostraba.
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✿우연한 사랑의 불시착 - * 𝓜𝓲𝓷𝓵𝓲𝔁*✿
Fanfiction🐰🐣 .... La portada no es mía, créditos para quien pertenezca 🌻 Historia corta 🌻