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Felix dejó que los dedos de su mano libre hojearan a través de los bastidores de ropa de bebé, mientras saboreaba la barra de chocolate que tenía en la otra mano. Sus ojos se dirigieron inmediatamente hacia las azules y verdes suaves pijamitas de bebé, también conocidos como "mamelucos". Vacilando un poco, al tratar de elegir un color sobre el otro. Finalmente, se encogió de hombros y cogió tres paquetes de cada color, arrojándolos en el carro ya desbordándose.

«A Minho no le va a importar lo que puse en el carro de todos modos. Él quiere que nuestro bebé tenga todo lo que pueda soñar».

Felix le echó un vistazo a la sección de ropa de bebé de la tienda.

«¿Adónde se habrán ido Minho y Chan ahora?»

Felix había enviado a los dos Marines para que cargaran las cajas grandes que albergaban la nueva cuna del bebé y la mesa de cambio en la camioneta. Eso había sido hacía más de veinte minutos. Felix negó con la cabeza. Más de la mitad de las cosas que estaban en el carro, Chan y Minho las habían tirado dentro, desde un calentador de biberones, hasta una bañera que mide la temperatura, Minho no quería escatimar en gastos, mientras que equipara a su hijo con los mejores y de más alta calidad productos para bebé que el dinero pudiera comprar.

Felix rio. Los dos hombres habían corrido por toda la tienda como dos niños en una tienda de juguetes. Había sido idea de Chan venir al nuevo Babies "R" Us ubicado en las afueras del pueblo en un nuevo centro comercial. Felix había entrado en el paraíso de los bebés, y aunque sus pies le estaban empezando a doler de tanto caminar, no podía dejar de caminar por todos los pasillos.

―Tu padre y yo te vamos a echar a perder, un poquitico. ―Se rio en voz baja, frotándose con la mano su vientre hinchado, sintiendo a su hijo patear en respuesta. Su hijo se estaba volviendo más y más activo, y Felix se sentía más y más enamorado de él todos los días.

Felix sabía en su corazón que estaría devastado si perdiera al bebé ahora.

Sacudiendo lejos esos deprimentes pensamientos, Felix se dirigió hacia las bolsas utilizadas para llevar todas estas cosas. Pañaleras, la dependienta poco útil le había dicho, cuando Felix y Minho habían cogido algo que se llama registro de bebé. Supuestamente, los registros de bebé se utilizaban para que otros pudieran comprar regalos para las parejas que pronto se iban a convertir en padres de lo que realmente necesitaban. No es que esas cosas realmente le importaran a Minho y a él. La única otra persona en la Tierra que conocía la verdad y que compraría regalos para ellos sería Chan. No era como que la familia de Felix les fuera a regalar algo de todos modos, a pesar de que la tradición Zinoa exigía que los familiares de los futuros padres hicieran precisamente eso.

✿우연한 사랑의 불시착 - * 𝓜𝓲𝓷𝓵𝓲𝔁*✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora