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Minho se quejó, frotándose la parte posterior de su cuello mientras avanzaba por la escalera, en dirección a su dormitorio a su "huésped"

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Minho se quejó, frotándose la parte posterior de su cuello mientras avanzaba por la escalera, en dirección a su dormitorio a su "huésped".

Hombre, incluso sus huesos dolían. Había tardado casi cuatro horas en limpiar el desastre dejado atrás por la nave espacial que se estrelló en su maizal. Gracias a Dios, que había sido capaz de labrar la tierra por encima y alrededor del lugar del accidente, rellenando los surcos que se habían excavado en la tierra y haciendo que la zona se viera casi normal. Tuvo la suerte de que la mayoría de la cosecha había terminado y todo lo que había quedado en el campo eran solo hojas secas de maíz. Ahora que el campo había sido arado, las hojas y las cáscaras dejadas estaban listas para convertirse en abono y no había absolutamente ninguna evidencia de que alguna cosa fuera de lo común hubiera estado en el lugar.

Con la nave espacial y todos los pedazos rotos de dicha nave escondidos en la parte posterior más alejada de su granero, lejos de miradas indiscretas, y el campo finalmente atendido, Minho se sintió un poco más confiado en su capacidad para hacer frente a esta extraña situación.

Alguien tenía que venir en busca de la nave y sus ocupantes, muy probablemente quien disparó contra la nave en primer lugar. Minho quería ser capaz de afirmar que no tenía ni idea de nada que proviniera del espacio exterior, sintiendo un indescriptible impulso por proteger al pequeño alíen, y el papá de Felix siempre le había dicho que confiara en sus instintos.

Con sólo recordar esos ojazos plateados que lo miraban fijamente, los casi blancos rizos rubios en desorden, los exuberantes labios rosados, y lo sorprendido que estaba cuando el pequeño alienígena lo miró por primera vez, causó que la polla de Felix se endureciera, y se detuvo en la parte superior de la escalera, luchando por recuperar el control. Gimió de nuevo, pero esta vez por una razón completamente diferente.

«Maldición». El delicado extraterrestre era positivamente el hombre más bonito en el que Minho había tenido el placer de poner sus ojos. Cada vez que había tenido miedo y confusión tomó todo de Felix para no sostener al pequeño hombre entre sus brazos y calmar al muy nervioso pequeñito. Minho había pensado que había perdido esa clase de sentimientos incentivado por su estancia en los marines, donde tuvo que ver algunas cosas que nadie tiene porqué. La guerra cambia a un hombre y no siempre para mejor.

Sin embargo, el alíen atrajo de nuevo todos esos sentimientos hacia él, como cuando Minho siendo un niño, encontró una paloma con un ala rota. Y en lugar de poner fin a su miseria como uno de los peones le había sugerido, Minho le entablilló el ala y la cuidó hasta que recobró de nuevo la salud.

Mientras crecía, siempre llevaba a casa animales heridos o perdidos, tantos que su mamá y papá se sentían muy frustrados.

Se rio para sus adentros. «¿Por qué no un alien también?»

Tomando una profunda respiración, Minho se detuvo en la puerta de la habitación por un momento, escuchando con atención. Cuando no oyó nada, le dio un golpe rápido pero suave a la puerta, y luego la abrió y se metió en su habitación.

✿우연한 사랑의 불시착 - * 𝓜𝓲𝓷𝓵𝓲𝔁*✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora