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Felix se despertó en la cama de Minho, encontrándose una vez más completamente solo. Mirando a su alrededor, pasó un largo rato antes de que reconociera el edredón azul que lo cubría y las paredes blancas.

«Así que no fue un sueño. Realmente me estrellé en un planeta llamado Tierra y conocí a un granjero llamado Minho».

Se incorporó, frotándose el sueño de sus ojos. La ventana exterior le mostró que el cielo se había oscurecido. Al parecer, había estado durmiendo durante bastante tiempo. Mirando hacia abajo, vio que todavía llevaba el vestido verde que había llevado horas antes en el restaurante.

«¡El restaurante!» Los ojos de Felix se abrieron e inmediatamente puso sus manos sobre su vientre. «¿Lo que dijo esa anciana podría ser cierto? ¿Estoy embarazado? ¿Por eso me he sentido tan extraño desde que Minho y yo hicimos el amor?»

Felix negó con la cabeza mientras se preguntaba acerca de las posibilidades. «¿Cuáles son las probabilidades de que el primer humano que me encuentro después del aterrizaje forzoso de mi nave sea mi alma gemela y el padre de mi hijo?». Porque si realmente él estaba de encargo, Minho sin duda era padre del bebé.

Felix no sabía si lo que él creía era una posibilidad, o incluso si podría ser verdad; apenas si se permitió tener algo de esperanza. Todo lo que había estado deseando parecía estar ahí a su alcance, y sentía mucho miedo de tomarlo.

«¿Y si la anciana se había equivocado y Minho y yo no somos almas gemelas? O peor aún, ¿y si lo somos, y Minho no me quiere o a nuestro bebé? No parecía muy feliz con la perspectiva de ser padre...»

Felix no sabía si las náuseas que estaba experimentando podrían ser a causa de un posible embarazo o por el miedo al rechazo que lo atravesaba. Cualquiera que hubiera sido la causa, las náuseas le hicieron saltar de la cama y hacer una loca carrera hacia el baño.

Durante todo el tiempo que vomitó, dijo una oración silenciosa a la diosa Jo'Callinda, la diosa protectora de la salud y el parto en su planeta natal.

«Por favor, deja que mi bebé esté bien. Si estoy embarazado, por favor, deja que todo vaya bien». Había oído historias terribles de hombres Zinoans que habían logrado llevar sus embarazos hasta el último mes de gestación, sólo para perder a sus hijos en el último momento. Lo único que les impidió perder la cabeza junto con sus hijos fue el amor y apoyo de sus compañeros. El embarazo era un momento difícil y peligroso para todos los Zinoans, y ya que Felix estaba muy por debajo de la edad normal de reproducción, las posibilidades de que su hijo sobreviviera eran extremadamente precarias por así decirlo. Felix era consciente de que si llegara a perder a su hijo sin Minho ahí para apoyarlo, él sería uno de esos hombres que enloqueciera con la perdida.

Después de las últimas arcadas, Felix tiró de la cadena y cerró la tapa con una temblorosa mano, antes de ponerse de pie y caminar con las piernas temblorosas hacia el lavamanos.

✿우연한 사랑의 불시착 - * 𝓜𝓲𝓷𝓵𝓲𝔁*✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora