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La conciencia se estrelló contra Minho como un tren de carga corriendo fuera de las vías.
Abrió los ojos, sólo para cerrarlos de nuevo cuando las luces brillantes del techo hicieron que le doliera aún más su ya de por si palpitante cabeza. Enroscándose de lado, trató en vano de recordar lo que había sucedido.
Poco a poco, los recuerdos vinieron a él, y Minho maldijo.
Se obligó a detener todos sus movimientos y abrió los ojos en pequeñas rendijas, empujando lejos el ardiente dolor, y examinó la habitación a través de sus pestañas.
No estaba Felix.
«¡Hijos de Puta! ¿Dónde está mi dulce bebé?»
Donde quiera que tuvieran a Felix retenido, Minho tenía la sensación de que no podía ser bueno. No sabía cuánto tiempo había estado sin sentido, pero sospechaba que la agencia del gobierno los había raptado y no tenía ninguna duda que a estas alturas ya habrían descubierto que Felix no era humano.
«¿Qué crees que les daría esa idea, idiota? ¿El pene escondido debajo de su vestido? ¿O el feto en su vientre?»
Tenía que averiguar exactamente dónde estaba, y entonces sería capaz de encontrar la manera de salir de este lugar y salvar a su bebé antes de que fuera demasiado tarde.
Barriendo con sus ojos medio cerrados la habitación, Minho estudió cuidadosamente su entorno.
Parecía estar acostado en una especie de sala médica, con tres estériles paredes blancas y un espejo de pared, probablemente un espejo doble. El reflejo en el espejo era de Minho acostado en una litera de metal, que parecía estar anclada al suelo. Minho utilizó el espejo para ver el área de la habitación detrás de él. Sólo más paredes blancas rodeaban la habitación vacía, pensaba que no había nada que pudiera usar como arma. La única salida que tenía la habitación parecía ser una monstruosamente grande puerta de metal con un teclado como cerradura.
Minho hizo una rápida comprobación mental de su cuerpo. Iba vestido con una picosa bata de hospital blanca y tenía una curita en el hueco de su codo interior donde sangre había sido extraída, parecía estar en perfecto estado. Sin duda drogas habían sido administradas, probablemente para mantenerlo manejable, pero Minho siempre había tenido una alta tolerancia a éstas debido a su experiencia militar anterior. La creación de resistencia a cualquier tipo de drogas había sido de suma importancia para su formación en caso de ser capturado por el enemigo.
Y ahora lo había sido.
Aparte de algo de somnolencia persistente y un ligero dolor de cabeza, parecía estar bien. No es que lo dejara ver a cualquiera que pudiera estar observando detrás del espejo. ¿Un arma que aún tenía en su rápidamente menguado arsenal? La posibilidad de que pudiera ser subestimado.