Capítulo 2

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Contemplo cómo Jake observa todo el dinero de mi mochila. Lleva así desde que se lo he mostrado, ni si quiera ha movido un músculo.
Veo cómo se lleva la mano a la barbilla, haciendo un sonido como si estuviera pensando.
   —¿Quieres que os deje solos y así os conocéis un poco? —bromeo, señalando la puerta.
    Cuando dejamos el coche en el punto exacto, tuvimos que continuar andando tal y como él dijo. Es una suerte que me llevé puestas las deportivas, porque los pies me están matando.
Estamos en un motel de carretera, pasando la noche.
Cuando el recepcionista nos ha visto, había notado una sonrisa escondida, como si le hiciera feliz. Al comentárselo a Jake, buscó con su ordenador alguna señal tipo transmisor, encontrando así cámaras en el cuarto. Con un solo toque, dejó la imagen de los dos fingiendo irnos a dormir pronto a la cama. Todo un genio mi novio.
   —Perdona, es solo —inspira y me mira, confuso—. Todo este dinero... ¿Cómo lo has conseguido?
   —He estado vendiendo drogas —contesto con una sonrisa maliciosa.
    Niega con la cabeza, soltando una risa.
   —Referencia a 'The last of us' —responde, volviendo a mirar la mochila—. Hace años que no juego.
   —¿Juego? Es una serie —le corrijo. Seguramente por estar huyendo estos años, no se habrá enterado bien.
    Suelta una carcajada y coloca sus manos en mis mejillas, dándome un pequeño beso en los labios.
   —Por supuesto, es una serie —por su tono de voz noto que se está burlando de mí, pero lo dejo pasar—. No podemos viajas con todo este dinero, es-
   —Un imán para los ladrones —termino la frase—. Pero he pensado que lo íbamos a necesitar, ya sabes lo preocupada que estoy por ti, Jake.
    Asiente y se pone de cuclillas, sacando uno de los fajos de billetes.
   —Se me acaba de ocurrir una idea para librarnos al menos un poco de esto —se incorpora y me pasa el fajo de billetes—, alquilaremos un estudio.
   —¿Acaso quieres que tengamos nuestro piso ya? —dejo el dinero de nuevo en la mochila y le abrazo.
   —Eso puede esperar —me sonríe colocando mi cabello por detrás de mis orejas, acariciándome la cara despacio—. Nos haremos con el ordenador de segunda mano más barato que haya —asiento mientras va hablando—, después, con identificación falsa, alquilarás un estudio.
   —¿Yo? —le pregunto ladeando la cabeza, gustándome más la idea que va teniendo— Entonces será mi primera vez haciendo algo ilegal.
   —En realidad, ya has hecho muchas cosas ilegales —se acerca a mí y me susurra—, estás con un prófugo de la justicia.
   Su respiración me hace cosquillas en la oreja y me río, separándole un poco, poniéndome nerviosa. Tengo que centrarme y sabe perfectamente que me vuelve loca cuando hace eso.
   —El ordenador se quedara en el estudio —continúa hablando, sentándose en la cama cogiendo mi mano, para que me siente en su regazo—, conectado, y para cuándo nos detecten-
   —Desviarás la señal al estudio —completo la frase y me sonríe—, lo que nos dará tiempo a huir a nosotros mientras ellos van en la dirección equivocada —le sonrío con orgullo—. Entonces nos hará falta todo este dinero para pagar también la electricidad del lugar si dejamos el ordenador conectado ¿No crees? —le indico, jugando con las cuerdas de su sudadera.
   —Está bien, lo admito, tienes razón, todo el dinero nos va a venir bien para estos procesos.
    Me río frotando su nariz con la mía, para luego besarle.
Me sujeta con fuerza mientras juega con su lengua con la mía.
Me separo un poco, mordiendo su labio.
   —Me voy a duchar —susurro en sus labios—, necesito quitarme todo este sudor de caminar.
   —Entonces no te entretengo —me responde con una voz profunda que hace que mi cuerpo se ponga nervioso.
    Me muerdo el labio, levantándome despacio, costándome alejarme de él. Desearía que dijera que me acompañase.

Una vez dentro de la ducha, dejo que el agua caliente me relaje los músculos. Ha sido un largo viaje a pie.
Es entonces cuando noto una presión en mi espalda y me fijo que un brazo ha bloqueado la salida de la ducha.
Sonrío al notar la piel de Jake contra mi cuerpo, para después, comenzar a besarme el cuello.
   —El efecto sorpresa —susurra besando detrás de mí oreja.
   —Siempre logras conseguirlo —digo soltando un gemido, notando cómo va bajando su mano por mi cuerpo.
    Me doy la vuelta para tenerlo en frente y me pegó a él, colocando mis manos en su cara, atrayéndolo hacia mí.
Sus manos se sujetan con fuerza contra él, evitando así que me caiga. Manos grandes y fuertes. Todo en él es más grande que yo. Y me refiero todo.
Empiezo a notar su erección y sonrío.
   —Admítelo, me echabas mucho de menos —le digo notando cómo sus manos va bajando a mi trasero, apretando con fuerza.
   —¿Y tú? —me acorrala contra la pared de la ducha, mirándome con esos ojos hambrientos— ¿Cuánto me echabas de menos?
    Me muerdo el labio notando cómo mi cuerpo reacciona ante sus palabras, su mirada, el cómo me sujeta contra él. Todo esto... es lo que más deseaba.
   —Demasiado tiempo como para dejar que solo tú fueras el que me tocase.
    Me sonríe de manera pícara y me besa con mucha más ganas que cuando nos reencontramos.
Acabo rindiéndome ante él, rodeándole mis brazos en su cuello.

Contigo hasta el fin del mundo / DuskwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora