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VII. felicidad fingida

Todoroki se encontraba disfrutando de la vista de un Midoriya tomando leche en un brik mientras se tallaba los ojos bajo esos anteojos que lo hacían ver bonito.

Shouto no era estúpido. Ingenuo, algo inocente y poco sociable sí, pero estúpido jamás. Y es que tenía bien presente que ya no podría sacarse el muchacho de la cabeza.

Es decir, después de tremenda terapeada que le dió no lo abandonaría, ¡Jamás! Estaba acostumbrado ya a los comentarios de Fuyumi diciéndole que era su papá y que debía perdonar, a los de los psicólogos a los que su padre lo llevó (comprados, por supuesto) para que consiguieran que Shouto perdonar, a los de su mamá que, en sus momentos más lúcidos le pedía no guardar rencor y seguir adelante.

¡Izuku fue directo al punto! Ni siquiera sabía exactamente qué pasaba en su familia y le dió tal consejo. Así que, naturalmente, Shouto tendría mucha curiosidad por esta persona.

Realmente acababa de llegar, así que al ver cómo Midoriya se alistaba para dejar la biblioteca (lugar que sólo visitó porque escuchó a unas niñas del 1E hablar sobre que Midoriya-san estaba ahí) se apresuró a saludarlo.

El pecoso lo miró como un cachorro ve algo que no entiende. Ladeó la cabeza con confusión y le devolvió el saludo, algo desganado. (Probablemente llevaba trabajando ahí mucho tiempo)

Todoroki no era bueno socializando. De hecho, no era bueno en si quiera ser amable. Así que no trató de fingir nada. Sentía que, después de abrirse tanto con Midoriya, era absurdo querer fingir sus emociones con él, como si le mintiera a su propia mente.

"Me gustaría que... Fuéramos a comer, te invito. Hay algunas cosas que me gustaría comentarte." los ojitos rodeados de oscuras ojeras lo miraron con atención... No le apetecía comer, pero siempre podía pedir un buen café, ¿Verdad? Además necesitaba descansar los ojos y las nalgas de estar sentado tanto rato. Estar con Todoroki-kun lo ayudaría a no sólo descansar sino a preparar la parte del estudiante a héroe frente a él. Dos pájaros de un tiro.

"Vamos, Todoroki-kun." recogió sus cosas y, mientras ordenaba los libros que tomó de las estanterías, Todoroki admiraba los pasitos torpes y adormilado que el menor daba mientras buscaba entre los estantes de alrededor el sitio para cada libro. El menor parecía estar más dormido que despierto. En ese aspecto hasta se parecía un poco a Aizawa-sensei, todo adormilado y con las ojeras, siempre tomando café... ¿No será que... ¡Es su padre!? La cara de shock total de Shouto daba hasta risa. Todo tenía sentido, sólo un hijo de Aizawa-sensei podía ser tan inteligente.

Pero bueno, estaba bien todo, no cambiaría nada que fueran padre e hijo.

Al terminar de ordenar, ambos fueron caminando hacia algún local que estuviera abierto y que sirviera café (a petición de Izuku) es decir, realmente era lo único que disfrutaba tomando. Y pensar que antes odiaba el café.

Hablaron un rato de todo un poco, Izuku aprovechó para averiguar un poco más sobre los quirks del contrario, anotando todo en una pequeña libreta de mano. Al principio Shouto se sacó de onda, pero después le sonrió dispuesto a responder sus dudas por más randoms y raras que fuera como:

"Si congelas un chocolate con tu mano, pero te lo comes con la otra, ¿Se derrite o nomás se suaviza?" no sabía qué responder a ello, así que compró una barra Hershey's y lo comprobó. Se derretía suavemente hasta llegar a su boca.

Izuku parecía algo feliz de que accediera a hacer aquellas pruebas locas.

Se tomó alrededor de seis tipos de café distintos mientras hablaban y hacia a Todoroki hacer cosas raras. Finalmente le explicó que él era su persona (algo extraño, esa información no solía salir del salón, era una regla no escrita) y que deseaba hacer un buen trabajo. Finalizando Todoroki pidió leer su trabajo e Izuku le respondió que, lo quisiera o no tendría que leerlo pues ahora venía de feo del plan de estudios.

Ambos pasaron un momento agradable, con Izuku en su propio mundo de felicidad (misma que no podía sentir) y Todoroki sólo un poquito más colado por Izuku y sus manerismos de intelectual que con el pasar de los minutos y horas empezó a encontrar adorables.