Capítulo IV

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Capítulo IV - Me encanta que hagas las cosas con pasión

La pasión no puede comprenderla quién no la experimenta. –Dante Alighieri

Me he cambiado de ropa, excepto las bragas que Nicolás me quito hace rato, porque me gusta sentirme sucia de vez en cuando. Es tarde, de madrugada y aunque estoy agotada, no tengo ganas de dormir; pongo algo de música, Everything I do, I do it for You suena en mi reproductor. Bryan Adams tiene la voz tan suave y relajante. Caliento una taza de chocolate, y me apoyo en la ventana, sentada con las piernas cruzadas, cantando uno de los versos con amor.

—You know it's true,

everything I do,

I do it for you. —

Y es así, todo lo que hago, lo hago por Nicolás. Por el deseo de gustarle más, porque adoro sembrar mi amor en nuestra relación y que así nunca se aleje de mi lado. Llevamos más de tres años, casi cuatro y no sé si somos novios formales, pero quizás ya es tiempo de comprometernos, ¿será que algún día lo hará? Es lindo perderse un rato, soñar despierto, fantasear, pero mi cuerpo está cansado, necesito dormir.

El aire roza mis pezones que están duros, excitados. Siento un calor que me quema, el sudor resbala por mi cuello, el sillón hunde mi cuerpo que se menea por naturaleza; yo no estoy pensando como quiero hacerlo, solo intento que su lengua pase por el lugar correcto. Tengo mis dedos enterrados en su cabello. Tiro de él, para verlo. Quiero verlo comiéndome. Sus ojos verdes tan dulces llenan mi cuerpo con su mirada...

Abro los ojos, la claridad de la ventana me ha despertado. Tomo mi celular y veo que son casi las siete de la mañana. Ay maldita luz de la mañana que no me deja soñar. Una llamada perdida de mamá y un par de mensajes:

Nicolás, 6:47 AM: Buenos días, Bárbara. Voy en camino al aeropuerto, tengo que ir a México, hay una charla con los ejecutivos de finanzas, ya sabes cómo es esto. Lamento no haberme quedado a dormir contigo. Regreso el martes como a medio día y prometo llevarte a cenar. Y tal vez me quede en tu apartamento. ¿Te parece la idea?

Por supuesto que me parece la idea, es lo que más deseo. No puedo alejarme de él.

Bárbara, 6:49 AM: Ten mucho cuidado por favor, avísame cuando llegues. Si esa es tu idea de compensarlo, puede que funcione. Te espero.

Me levanto hambrienta. Deje salir mucha energía anoche. Necesito fuerza y no hay nada en el refrigerador. Cruzando la calle del edifico venden fruta temprano por la mañana. Me pongo algo más decente para salir a comprar y río. ¿No sería increíble salir sin indumentaria? Que todos en la calle pudieran verme desnuda. Se que es morboso y asqueroso. Pero me excita pensar en la gente adorando mi cuerpo. Sea quien sea. Que todos me puedan ver y quieran probar.

Me subo al ascensor y veo la esquina donde iba mi nuevo amigo, recuerdo mi sueño, lo extraño que fue, pero intenso. Y madre mía, lo mucho que lo estaba disfrutando solo imaginar que me comía. Sacudo la cabeza para sacarlo de mi mente y respiro tranquila.

Cruzo la calle por entre los autos mientras el semáforo está en rojo. Que interesante pensar que una señal universal, un solo color, signifique "Alto", pero anoche ese tono en mi provocaba "Seguir". Si fuera como en una película porno; imagino a todos los caballeros rodeándome, viéndome y masturbándose para mí. No deteniéndose, sino fluyendo conmigo. Solo por utilizar un vestido a lo Jessica Rabbit. Si les hubiera permitido que me adoraran como me gusta. Para nada provoca cesar o retener.

De repente, mientras compro mi desayuno, siento una mano colocándose en mi espalda. Me asombro y cuando volteo es nuestro amigo. Vestido con ropa deportiva. Una pantaloneta negra, una playera gris. Un par de tenis de color negro. Esta algo despeinado, imagino que porque este es su versión madrugadora.

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