Capítulo XXII

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Capítulo XXII - Todo cambio

He sobrevivido otro día sin saber de ti, sin escribirte, sin decirte que te extraño. He sobrevivido otro día... ahora solo me falta el resto de mi vida. -Anónimo

Con dificultad, abro lentamente mis ojos mientras la luz divisa por entre las cortinas. No quiero moverme, quiero morirme. Me quedé sin mi vida, sin mi mitad de alma, la persona que de verdad me amaba murió. Encima de todo, me quedé sin mi hombre, me cambio por alguien que no le aguanto toda su mala faceta, todos sus engaños, todas las cosas malas que me hizo y le perdone. ¿Acaso no fui suficiente para él? Le di mi vida y la de alguien más.

Miro al techo y siento el calor del sol en mi cuerpo, mientras estoy tirada en el suelo, desnuda, sin ganas de luchar, sin ganas de vivir. Leo y releo la invitación a la boda de Nicolás. No tuve la fuerza de ir a la cena de compromiso, ¿de dónde podría sacarla para ir a su boda? A ver como sonríe y le entrega su vida a una mujer que no merece ese amor, que no se lo gano. Faltan pocos días y me atormento, me agobio pensando que rayos hacer. Y justo fue cuando mi vida cambió por completo. La idea llego a mi mente de repente y me saco una sonrisa divina, la venganza puede hacer cosas increíbles en tu vida. Todo está planeado, lo he pensado de la mejor manera posible. Sé cómo recuperar a Nicolás, se cómo ser su mujer. Tomo mi celular y le escribo.

Bárbara, 11:16 A.M: Hola, recibí tus flores de "lo siento" el otro día, quise responder antes, pero no estaba lista, gracias.

Debo sonar lo más convincente posible, debo demostrar que las cosas están bien, él debe creer que ya lo superé. Que no hay rencores, que soy feliz sin él.

Nicolás, 11:18 A.M: Hola, me sorprendió mucho tu mensaje. Lamento muchísimo lo que paso, sabes que si necesitas algo puedes hablarme y con gusto te escucharé.

Bárbara, 11:21 A.M: Sé que estás a unos días de casarte, estoy muy orgullosa de ti y del futuro que estás creando.

Nicolás, 11:22 A.M: Jamás pensé que me dirías eso Bárbara.

Bárbara, 11:22 A.M: Nicolás, ya paso tiempo. Uno no puede vivir con rencor toda la vida. Estamos bien de verdad.

Nicolás, 11:25 A.M: Me alegro porque lo tomaste de la mejor manera.

Bárbara, 11:26 A.M: Si, claro. Para demostrar que no hay ningún problema puedo invitarte un café, mi vida ha estado muy solitaria desde que Melissa se fue.

Nicolás, 11:33 A.M: Me parece muy bien. Te veo en Beth's por la tarde.

Bárbara, 11:34 A.M: Te veo ahí.

Y cayó, fácilmente, es increíble como el ser más lúcido puede ser el más pendejo a la vez. Una estúpida salida fingiendo que todo está bien, pero aún no sabe lo que una mujer es capaz de hacer cuando quiere algo para su vida. Yo lo quiero a él para mi vida, solo para mí. No lo voy a compartir con nadie, y ese problema no existirá si no hay con quien compartir.

Camino al restaurante, mientras la brisa fresca de la primavera de agosto acaricia mi rostro y el aroma a tierra mojada llena mis pulmones, siento una calma momentánea. Observo mi reflejo en una vitrina y me encuentro radiante, con un deseo ardiente de conquistar el mundo y a él. Mis simples jeans ajustados, botines y una camiseta hacen que mi cuerpo se vea deseable y justo en ese instante, la idea del sexo atraviesa mi mente.

Pero luego, me detengo y me pregunto cuándo perdí mi esencia, mi autenticidad. ¿En qué momento dejé que las expectativas y las influencias externas moldearan mi verdadero ser? La imagen que veo en la vitrina me hace dudar de si estoy mostrando realmente quién soy o simplemente me estoy adaptando para encajar en el molde de lo que considero deseable.

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