Quinto Mensaje

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Naruto veía desde su cocina como Sai sacaba algunas cajas. Se preguntaba si se llevarían los espejos, en realidad él quería que se los llevaran ya que desde que los había visto muchas cosas raras y sin explicación le pasaban y lo peor de todo es que no tenía con quien hablar sobre eso.


-Deberías de tomar un poco de té- dijo una voz ronca y femenina sacándolo de sus pensamientos.


El ojiazul simplemente frunció el seño ya que no sabía a que se refería.


-Para tus ojeras- decía Marisa mientras señalaba con el dedo los ojos del rubio -Se ve que no ha dormido bien últimamente.


Naruto vio a la señora frente a él, a diferencia del nieto ella no le generaba mucha desconfianza así que decidió arriesgarse.


-Es que- hizo una pausa mientras revolvía su cabello -Creerá que estoy loco, pero en las noches escucho ruidos extraños.


-Si, se a cuales ruidos te refieres- dijo la señora sorprendiendo a Naruto que la veía con ojos amplios.


-¿Usted también los escuchaba cuando vivía acá?- pregunto ansioso.


-Si. Al principio me daban mucho miedo- comenzó a narrar mientras tomaba una silla y se sentaba junto al rubio, continuo -Pero luego mi esposo descubrió que todos esos ruidos provenían del ático.


-¡Si si!- comento un poco emocionado al tener a alguien que lo comprendía -Los ruidos que escucho provienen de ese lugar.


-Pero no tienes de que preocuparte. Luego de muchas ocasiones mi esposo fue a investigar y solo encontró un nido de ratas.


-¿Ratas? Pero...


-No pienses mucho en ello y veras como todo mejora- dijo Marisa pasándole una mano por la mejilla al ojiazul.


-Ok. Gracias por sus palabras- Naruto decidió no darle muchas vueltas al tema ya que si era cierto, simplemente era él quien se sugestionaba con la soledad.


Luego de un par de horas Sai termino de sacar todo y Marisa se despidió amablemente de Naruto quedando a la orden de cualquier necesidad que este tuviera.


-Si te sientes solo o simplemente necesitas con quien hablar no dudes en llamarme Naruto. Se que debe ser difícil estar solo.


-Gracias, pero estaré bien.


Ambos subieron al auto y Naruto los despidió con la mano mientras arrancaban el motor, en ese justo momento recordó algo muy importante -Los espejos- no los había visto entre las cosas que se habían llevado. Rápidamente corrió y les dijo que esperaran -¡No se llevan los espejos!- les grito. El auto se detuvo y Naruto corrió hacia ellos.


-Espejos... los espejos del ático, tienen que llevárselos- dijo tratando de tomar aire.


EspejosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora