Espejos

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Todo había comenzado a ir mal luego del cumpleaños de su madre. Las peleas que ella tenía con su padre eran cada vez más continuas y acaloradas. El solo tenía 8 años pero comprendía las cosas hirientes que se decían. Su hermano Itachi hacia lo que podía para distraerlo, pero al estar estudiando su tiempo era un poco escaso y casi no podía pasar en la casa, dejando todo en los hombros del pequeño.

Su padre se dedicaba a la construcción y uno de sus pasatiempos era comprar artículos antiguos, entre mas historia tenían, mas los deseaba. Su madre por otro lado se dedicaba a la decoración de exteriores, su especialidad era la decoración de patios o jardines de hoteles.

Por lo que el pequeño pelinegro lograba entender en las peleas, su madre solo pedía comprensión y que su marido le dedicara más tiempo ya que por alguna razón ella no se sentía bien.

-Tu no comprendes- le decía entre sollozos.

-Solo estas cansada, ya veras que con el tiempo todo vuelve a la normalidad- respondía seco y cortante el hombre a su lado, agrego –Yo no puedo faltar a mi trabajo por tener una mujer que solo tiene demasiada imaginación.

-Son las voces, las voces que repiten mi nombre una y otra vez... tu simplemente no comprendes...

El corazón de Sasuke se quebraba en dos cada vez que escuchaba a su madre llorar y no comprendía porque ahora sus padres parecían tan distantes si antes se habían amado tanto y ahora no podían siquiera estar en una misma habitación por mucho tiempo.

Un día mientras había quedado solo con Mikoto, Sasuke aprovecho que esta dormía para ayudarle con los quehaceres de la casa. Para poder descansar su madre tomaba algunos tranquilizantes ya que últimamente era la única forma en la cual ella podía dormir. Por su lado Sasuke siempre había sido muy independiente así que no le costo nada hacer los quehaceres de la casa.

Habían pasado tres horas desde que Mikoto se había dormido así que decidió hacerle un té caliente para que cuando despertara pudiera tomárselo. El favorito de su madre era sabor a menta, así que incluso decidió decorarlo con una hojita verde que se mantenía flotando al borde de la taza.

Con mucho cuidado de no derramarlo, comenzó a caminar hacia el cuarto de su madre. Iba descalzo así que sus pasos apenas hacían un eco por el pasillo. Cuando estaba a unos cuantos pasos de la puerta, un siseo llamo su atención, ni siquiera llegaba a ser un susurro así que no le presto atención, pensó que era su imaginación. Tomo la manecilla de la puerta y lo giro lentamente teniendo cuidado que no se le cayera la taza de té, cosa que no sirvió de mucho ya que al ver lo que acontecía dentro del cuarto de su madre, lo obligo a tirarla de todas formas.

Cuando Sasuke abrió, su cuerpo se tenso mientras que una corriente eléctrica subía desde sus pies hasta su cabeza erizando toda su piel a su paso. Sobre su madre estaba una sombra negra hablándole al oído mientras que ella todavía con los ojos cerrados derramaba una lágrima y mostraba en su rostro una mueca de miedo. Cuando la taza golpeo el suelo, aquella cosa rápidamente se había desplazado hasta un espejo que su madre mantenía en el cuarto. Sasuke corrió hasta donde estaba ella al parecer todavía dormida, tenia que despertarla, tenia que ayudarla.

Cuando su padre llego a la casa, el pelinegro trato de explicarle lo que había pasado pero el mayor solo se limito a tocarle la cabeza y mandarlo a dormir diciendo que venia demasiado cansado. Por el tono de su vos Sasuke sabia que si lo seguía presionando solo empeoraría las cosas ya que se podría poner furioso como siempre.

En los siguientes días, Sasuke comenzó a ser testigo de sucesos muy extraños: voces, ruidos que provenían del cuarto de su madre e incluso vio un par de veces mas aquella tenebrosa sombra y todos los sucesos por alguna razón tenían relación con el espejo que su madre guardaba con tanto cariño ya que había sido el ultimo regalo que le había dado su amado Fugaku.

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