Un silencio

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¿Lo oyes? ¿No, verdad? Mi corazón se está parando, ahora late más despacio, pero de lo despacio que late siento que me va a explotar. En mi mente se agolpan cosas que tú dijiste, las cosas que yo te respondí…y lo cierto es que yo no tuve la culpa. ¿Entonces por qué me siento así? Recuerdo una a una cada palabra, buscando su sentido, para así entender por qué ha sucedido todo esto, pero no lo tiene, no lo tiene… ¿Fuiste tú quien lo empezó? ¿Fui yo? ¿Los dos? ¿Quién terminó? Ya no me acuerdo.

Sólo puedo pensar en el dolor. El dolor que me causaron tus palabras, tus desprecios… pero sobre todo tus ganas de querer marcharte y dejarlo todo, como si no te importase. Yo también quería hacerlo, créeme, pero no lo hice, y la verdad es que me arrepiento de haber intentado que cambiaras de idea, de haber intentado que te quedases, porque esperaba que fueses tú el que me convenciese para no marcharme. Pero no fue así.

Quiero hablar de nuevo y escuchar eso que antes no dijiste, eso que tanto importaba y tú no confesaste. Un silencio dice más que mil palabras. Un silencio puede doler más que mil palabras. Duele. Este silencio duele. Duele tanto que no entiendo lo que dice por más que intento comprenderlo.

¿Por qué sufro? ¿Por qué si yo no tuve la culpa? ¿Por qué siento un agujero en el pecho que me roba el aliento si yo quería arreglarlo y tú no querías hacerlo? Lo he dado todo. Me he quedado sin nada. No sé cómo enmendarlo. Ni por qué pasó…

Sólo sé que quiero que el silencio se apague, que se llene de tu voz, que el dolor se vaya, pero tú no… Sólo sé que no quiero que esto termine de nuevo con un “adiós”.

¿Lo oyes? ¿No, verdad? Es mi corazón. Se alegra de verte regresar.

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