Había desaparecido, por un tiempo había desaparecido, pero ahora ha vuelto.
El dolor vuelve a estar en mi pecho, vuelve a comprimirme el corazón, y me dan ganas de gritar. Sin darme cuenta, había dejado de esperar ansiosa para hablar con él, ya no ocupaba todos mis pensamientos, ya no me dolía su ausencia...o por lo menos no tanto. Ha vuelto a hablar conmigo, apenas unas palabras, pero ya no es lo mismo. Todo ha cambiado. En nuestras palabras subyacía la duda, la tensión acumulada durante todo este tiempo en el que su recuerdo amargo se deslizaba entre mis pensamientos y lo impregnaba todo; sé que él también lo ha notado, y no sé si eso me alegra o me aterra, realmente no lo sé...
Ha vuelto a irse. Me ha vuelto a dejar sola, releyendo en silencio nuestra conversación, pensando en qué es lo que pasará ahora conmigo, con él, con nosotros... Lloro, porque no sé qué hacer ahora que ha vuelto a dejar mi mundo, recién amueblado, patas arriba. El dolor me traspasa a medida que las lágrimas se deslizan por mis mejillas. Quiero cerrar los ojos y no abrirlos más, alejarme del caos.
¡Quiero borrarle de mi mente para siempre!
Ha vuelto a irse. Ha vuelto cuando ya le había olvidado...