Al llegar la noche, la mayoría de los hechiceros de especies diurnas regresaron a sus hogares por medio de los portales, mientras los nocturnos y los dispuestos a desvelarse permanecieron unas horas más en el edificio.

Desde luego, Aramis, como humano y adolescente, no se quedó hasta tan tarde, y su maestro lo llevó de vuelta a Kuivuuden maa, interrumpiendo el largo interrogatorio del resto de hechiceros, que pasaron a deliberar sobre otros temas.

Osun y Ahkona volvieron junto a Anémona y Ari para buscar a Muntu, quien seguía junto a Solveig y sus hermanos. Aunque ya se habían cansado de jugar, el niño había empezado a interrogar a Aren acerca de cómo era vivir en la tierra, por lo que el híbrido trató de explicar lo mejor posible las cosas que Muntu quería saber, lo que después de un rato, pareció una tarea infinita para el muchacho rubio.

Ya cansado por tantas preguntas, Aren miró a su compañero para que le ayudara a librarse del pequeño tritón, así que Delph simplemente sujetó con suavidad el rostro de Muntu y lo giró en dirección a donde se encontraban sus padres. Osun le hizo señas para que se acercara, por lo que el pequeño tuvo que hacerle caso y nadó hasta ellos.

La hechicera cargó en brazos a su pequeño, mientras Ahkona se dirigió a Anémona y Ari: —Debemos irnos ya.

Ari sonrió y contestó: —Nos veremos pronto, espero.

Ahkona no contestó, ni Osun tampoco. Sólo Muntu hizo pucheritos y movió las manos para despedirse de todos antes de que su papá abriera un portal y cruzaran para volver a su territorio. Anémona frunció el cejo por un momento, volteando enseguida para ver a Solveig, quien estaba un poco confundida. Usualmente la familia de su amigo era más amistosa para despedirse, por lo que este cambio de actitud no le parecía muy normal.

La mayor puso su mano sobre el hombro de la niña y dijo: —Supongo que se les pasará pronto el enojo. Además, no es justo separar a dos "mejores amigos" tan duramente.

Solveig resopló y se abrazó a su mamá, quien la sostuvo con firmeza y la meció suavemente. Todo el ambiente se sentía incómodo después de la abrupta partida de la familia de hechiceros. Ina y Viggo no tardaron en nadar para abrazar a sus creadores, y preguntaron si también volverían a su casa, a lo que Ari respondió que debían esperar al tío Google para que abriera un portal a través del cual llegar a su barco hundido.

Como el kraken aún estaba hablando con algunas personas en la superficie, esto les llevaría un gran rato, en el que, para animar a Solveig, Ari le propuso que les mostrara las secciones que conocía del Alcázar del pandemónium, consiguiendo que la sirenita se entusiasmara y olvidara por un rato el mal momento.

Sin perder tiempo, Solveig guió a su familia para mostrarles las diferentes habitaciones y explicando qué se guardaba en cada una, a lo que sobre todo los mellizos ponían atención y hacían preguntas al respecto. Anémona y Ari sólo los vigilaban de cerca, sin hacer comentarios.

Un poco más atrasados, Aren nadaba junto a Delph, con las manos entrelazadas para no perderse. Como ya habían explorado por su cuenta los primeros pisos submarinos del edificio, encontrándose por ello con Yngve, el híbrido tenía en mente una duda más inquietante: —¿Qué sucede si no puedes estar junto a la persona que amas? Aparte del dolor emocional, ¿hay otras consecuencias para ustedes?

El joven tritón miró con un dejo de angustia a su compañero: —Depende de la personalidad de cada quién, pero pocas veces podemos superar la pérdida. La consecuencia más suave sería endurecerse de carácter. Espero que no le pase a Solveig, de por sí ya es muy fría. Si no puede seguir interactuando con Muntu, quizá no se dé cuenta, pero perdería mucha de su vitalidad.

Aren apretó sus puños, molesto por la idea: —Me siento un poco culpable, si no hubiéramos encontrado a Yngve, la situación sería diferente.

Delph lo besó en la comisura de los labios, haciendo que se sonrojara, y afirmó: —En realidad no fue tan malo, Solveig pudo convencerlo de ayudarle para investigar a las espumosas. El punto aquí será demostrar a Ahkona y Osun que la mentira de mi hermanita no se repetirá y además será útil para resolver el misterio. Así dejarán que Muntu siga siendo amigo de Solveig, y con el tiempo serán una pareja muy fuerte —. Se acercó suavemente y agregó en un susurro: —Aunque dudo que lo sean tanto como nosotros.

El astro de las profundidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora