El tío Google apareció su bola de cristal para llamar a otros hechiceros y explicarles las sospechas que tenían contra el hechicero de Kuivuuden maa, pero Ahkona se quedó quieto en el mismo sitio. Era casi como si se hubiera dormido mientras flotaba, pero en vez de lucir como si descansara, parecía que estaba en trance. Al verlo así, Solveig pensó que parecía un vampiro. Nunca había visto uno, pero había escuchado algunas historias sobre aquella especie, y aunque no le daban miedo, tenía la impresión de que eran seres con un origen muy triste y por tanto también tenían una personalidad y apariencia melancólica, justo como el tritón en ese momento.
Ari tomó de las manitas a Ina y Viggo para llevarlos más cerca del fondo y que pudieran descansar o jugar. Y como en esa zona el fondo no estaba muy lejos de la superficie, había mucha luz, así que era fácil ver cualquier cosa alrededor de ellos. Solveig siguió a su familia y se sentó en una roca, sin saber bien qué hacer. Cerró los ojos por unos minutos, intentando escuchar los sonidos de los alrededores, cuando de pronto el estruendo de un golpe la hizo abrir de nuevo sus párpados. No sólo ella, hasta las almejas que estaban cerradas se abrieron y los peces se detuvieron, boquiabiertos, al descubrir que el Kraken se había desplomado, inconsciente.
Los mellizos, asustados, se lanzaron a los brazos de Ari, quien pareció a punto de desmayarse también, pues se puso demasiado pálido. Susto se soltó de su cabello y cambió su aspecto, tomando la forma de un delfín, para sostener y calmar al tritón.
La pequeña hechicera también abrazó a su papá, pero miró hacia Ahkona, pensando que debería moverse para ayudar al tío Google. Sin embargo, el hechicero parecía completamente en trance, y no movió ni un dedo. El corazoncito de Solveig empezó a moverse más rápido, esta vez la situación se veía muy complicada para poder resolverla sin ayuda. Con las manos temblando, sacó de su bolsa su bola de cristal para tratar de llamar a Muntu y decirle que algo no estaba bien con su padre.
Al notar que la sirenita había sacado la esfera, Ari, Viggo e Ina miraron al inerte Ahkona, y aunque no lo dijeron, pensaron que Solveig había pensado en la mejor opción para pedir ayuda en ese momento, pero estando atentos sólo a ella, se llevaron otro susto cuando se percataron de la llegada de Anémona y los chicos, que ya habían vuelto y al no encontrarlos en donde habían acordado volver a reunirse, se habían encontrado a otra espumosa que también trató de guiarlos a la cueva, pero esta fantasma se había desvanecido con la onda del agua cuando el Kraken colapsó.
Desde luego, en cuanto se recuperaron del susto, Ari, el nokk y los niños se lanzaron a abrazar a Anémona y Delph. (Pobre Aren, quedó ignorado).
La sirena recibió los abrazos con calma, tranquilizando a todos lo más posible para la situación, mientras el joven híbrido, ya que no había recibido nada, se acercó al tío Google para revisar cómo se encontraba. Parecía como si hubiera sido herido con el huso de la hechicera en el cuento de la Bella durmiente, pues respiraba tranquilamente, como si simplemente estuviera descansando. Por supuesto, aunque Aren no sabía nada de los seres marinos, dudaba que pudieran padecer de narcolepsia*.
Delph también se acercó después de unos momentos, mientras Anémona se dirigió hacia Ahkona y lo sujetó por los hombros, intentando hacerlo reaccionar, pero sin resultado.
—¿Será un efecto por haber estado tan cerca de la casa esa que mencionaron? — preguntó Ina.
Solveig y Delph se miraron por un segundo para confirmar que tenían la misma idea: —Ahora es cuando hay que llamar a Yngve.
La sirenita sacó de su bolsa el saquito con el cabello del ghoul y se lo dio a su hermano. El joven la tomó, pero se quedó esperando a que la niña le diera algo más: —¿Y con qué rayos voy a encender fuego?
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El astro de las profundidades
FantasyTercera historia de "La Visión Del Hechicero" Solveig ha estudiado magia desde los cinco años, buscando ser la mejor hechicera entre las sirenas y recorriendo un largo camino hasta su destino, en el que ha sido acompañada de su familia, su amigo Mun...