Querido Lucifer:
Había despertado en la que una vez fue nuestra habitación, acostado en lo que pude reconocer como el sofa de reposo, un agudo dolor de cabeza amenazaba con hacerme enloquecer. Lleve ambas manos a la frente, precionando, apenas y enfoqué la vista. El terror recorrió toda mi columna con un frío agudo que helo mí sangre.
Temiendo a la escena que tenía en frente, no solo eras tú Lucifer. Que permacias sentado frente a mí, si no. Al bulto de telas, del cual sobresalían un par de pequeños cuernos, tirado en el suelo como peso muerto. A un par de centímetros de tu posición.
-¿Qu-Que le hiciste?.
Tuve el valor de mirarte a la cara, te observé más de cinco minutos sin saber cómo continuar. Mi rostro debió revelar cuan importante se había vuelto la pequeña imp que se había enfocado en servirme, sin esperar nada a cambió. Mí músculo cardíaco se contrajo con pavor. Un nudo en la garganta se formó, impidiendo que saliera algo más de mi boca. Al ver ese brilló peligroso en tus ojos.
Entonces hablaste tú, temblé de terror por el tono que empleaste. Intenté incorporarme lo mas rápido posible para alejarme, pero fue inútil. Hablaste nuevamente, para reclamar el porque había roto los sellos que me mantenían cautivó, por salir del palacio sin tú permiso. En algún momento me culpaste de tener un amante y que Ofelia habia estado cubriendo mis espaldas. Y que me había ido con él mientras no estabas.
Te grite que no es cierto, que jamas te podría ser infiel. Te grite cuánto te amaba, te grite que Ofelia no era la culpable y que solo me había seguido, te recordé que el infiel eras tú, en algún momento me había levantado. Estar cara a cara en un arranque de valor, que así como llego se fue al recibir una fuerte bofetada en el rostro, tirandome al suelo.
Al caer mí frente había impactado contra el brazo del sofá, aturdido por el golpe. Lleve una mano a la zona, de la cual brotaba sangre, solo fui consiente de como tomaste con fuerza mi cabello y me arrastraste por la alfombra de la habitación. Intenté levantarme, pero la debilidad de mi cuerpo fue un impedimento. Me dejaste caer cerca de la chimenea.
En algún momento encendiste la leña, pero el fuego no era el de siempre. Este con un resplandor azul que conocía más que bien, desesperado hice el esfuerzo de levantarme para correr. Algo que no conseguí al recibir una fuerte patada de tú parte en el rostro, dejándome aun más aturdido. Ahora mi naríz sangraba también.
Me tomaste nuevamente del cabello, lleve ambas manos a tu muñeca en un intento por alejarte, escupí algo de sangre de la boca. Maldiciendo, me arrastraste hasta estar de cara al fuego, quemando parte de mi rostro. El dolor no se hizo esperar, el ardor que recorrió todo mí rostro fue comparable al de una bala atravesando la carne.
Gritos de súplica y dolor salían de mi boca al no poder alejarme de las flamas, el olor de mí carne quemada fue desagradable. Me retorcía en un intento desesperado, grite mil y un veces por auxilio, en algún momento decidiste que era suficiente y me arrojaste al suelo lejos de las flamas.
Me arrastre por el suelo intentando alejarme, las lágrimas se habían colado por mi ojo derramándose en la alfombra. Te reíste de mí intento desesperado por alejarme, con el fuelle en el fuego y la pinza de carbón al rojo vivo, pisaste con fuerza mí espalda baja. El tacón de tu bota en amenaza a romperme la columna.
Con los ganchos afilados de la pinza rasgaste parte del la alfombra y con ello también mi brazo, la sangre brotó en seguida. Un grito desgarrado salió de mí garganta, enteraste el gancho de la pinza en mí hombro izquierdo, el metal ardiente dejo una quemadura a su pasó. Volví a gritar, dejaste la pinza enterrada en mí hombro.
Solo para rasgar toda prenda superior, desde el sacó hasta la camisa. Dejándo al descubierto mí espalda, parte de mi pecho y cuello. Intentar cubrirme fue inútil y hasta contraproducente. Aún tenía la pinza clavada en el hombro, por el rabillo del ojo solo te vi tomar el fuelle. Está vez desde la punta, en lugar del mango con el selló real Magne. Entendí lo que seguía luego de ver al rojo vivo el selló, tragué en seco.
No pude ni respirar cuando sentir como clavabas el fuelle en mi espalda, quemando mi piel y dejando una marca como si fuese ganado de alguna clase. Volviste a hacerlo, está vez en línea desde la columna superior, bajando cada vez más. Marcando toda la espalda, mis gritos lacerados suplicando que te detuvieras.
Quitaste con brusquedad la pinza clavada en mi hombro, para hacerme girar. Estando ahora de frente, mi piel quemada ardió al contacto con la alfombra. La sonrisa de tu rostro era sádica, está vez pisaste con fuerza mí vientre. Cómo reacción intenté levantarme, pero enteraste la pinza en la carne del brazo que no estaba herido.
-Lucifer... Por favor, sólo... mátame.
Mi respirar era pesado, al borde de la inconsciencia. La garganta desgarrada de gritar, de pedir auxilio, suplicar piedad, había perdido tanto esa noche. Que mi único deseo era que la tortura acabará. Aún si eso implicaba dejar de existir, sin una redención a mi alma tan lastimada.
Hiciste caso omiso y dejaste caer el selló metálico en mi pecho, un gritó dé agonía se atoro en mi garganta. No sé cuántas veces más lo hiciste. O si volviste a abusar de mí, en algun punto el dolor me superó y caí en el manto oscuro de la inconsciencia. Únicamente escuché como tirabas las cosas al suelo, tus pasos cada vez mas lejanos y dijiste que regresarías a terminar mi castigo por engañarte.
Pero es que yo nunca podría hacerlo, te amo tanto. Lucifer, pero ya no puedo más...
-Alastor T.R.D-
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•Notas del autor privado de sueño y con la percepción de la realidad bien alterada:
•Solo les diré una cosa, y es que alch había olvidado lo potente que estaba el final de la historia. Hasta lloré de puro coraje ajajjsjjjajjjs.
•Y bueno bandita, no olviden votar en apoyo a esta re-escritura y dejen sus comentarios, porque a mí y a Miss. Beta nos gusta leerlos, así que. Ya se la saben, cartera o celula- arre se me salió el barrio. Ya banda, cuidense mucho y no olviden tomar awita. Chao.
Atte: Mr. Radio Demon
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Cartas a Lucifer
FanfictionAlastor escribe varias cartas dirigidas al gobernante del infierno, Lucifer. Alastor desaparece un fatídico día, dejando solo a Lucifer y un baúl lleno de cartas. [Appleradio] [LuciferXAlastor] [Violencia y angustia] [Mpreg]