Carta a Lucifer XXXVIII

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Despreciable Lucifer:

Y mentir fue la unica opción para justificar mi llanto ante tí, luego culpar a los desequilibrios emocionales del embarazo. Perder el control en terreno enemigo no es lo mas inteligente, quería patearme por ese error garrafal.

Pasamos la tarde juntos, aun si mi desprecio hacia tí era inmenso. No podia simplemente arrancar la mano con la que me tocas o aplastar los ojos con los que me miras.

En un acto benevolente de tu parte, salimos del palacio. Finalmente pude respirar aire que no fuera intoxicado con tu pestilente presencia. Aun si estabas al lado mío, ver mas que el aborrecible tapizado del palacio me traía algo de alivio y tranquilidad antes del golpe final.

Se me hacia agua la boca al pensarme como único gobernante del infierno. Tu poder en mis manos, ni Lilith, ni Charlotte podrian detenerme.

—¿Tienes hambre?, Podemos parar a comer lo que gustes.

Tu sugerencia en ese momento me sacó de la ensoñacion, un vitoreo involuntario de varias voces distorsionadas delataron mí apetito. Saboreé la libertad que me otorgaste, arrastrandote entusiasta hasta lo que alguna vez fueron mis territorios.

Ni bien me vieron pisar el establecimiento, se nos ofreció la misma mesa en el jardin donde acostumbraba a sentarme cuando aun no caia en mi infierno personal. Pedir lo mismo del menu como rutina y verte pedir algo que no sea las comidas pomposas del palacio.

Saborear el corte de carne de siempre y el cafe amargo, lo sentí como una victoria. El jazz suave rodeandonos por mi culpa. Soy consiente que durante todo ese tiempo, no podías apartar la mirada de mí.

Algunos pensarían que esa mirda era de alguien que solo podia profesar amor y besar el suelo dónde pisó. Yo sabia la verdad, estabas analizando cada uno de mis movimientos. Saber si todo era un engaño.

¡Y claro que lo era!.

Es una lastima Lucifer, se actuar y jugar bien el papel asignado. Siendo una víctima, a tus ojos solo estaba eufórico por poner un pie fuera de la jaula de oro en la que habia estado encerrado.

Luego de la comida, los restos los lancé a los pájaros carroñeros. Aun si estos caian sobre el mesero que pronto fue atacado por la parvada de animales.

Que no se pierdan las viejas costumbres, pense en ese momento.

Un destelló de luz nos llamó la atención, a ambos. Oh! Los chismes de hoy seran las noticias de mañana.

Bien enganchados del brazo, partimos del restaurante. Tarareando una dulce melodía, una buena imagen para los reporteros de los diarios, incluido el canal Voxtex.

¡Esto no podía ser mas entretenido!

-Alastor T.R.D-

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•Notas del autor con la percepción de la realidad bien alterada:

•Tercera llamada, tercera! Comenzamos el acto final!.

Atte: Mr. Radio Demon

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