Mine - Jikook

8

-Jungkook, amor despierta -Namjoon movía el pequeño cuerpo de su esposo- Me tengo que ir, además te llamaron de una pastelería.

Aquello hizo que Jungkook abriera sus ojos, ¿una pastelería? por qué razón le llamarían de ahí, se incorporó y frotó sus ojos con el dorso de su mano y bostezó.

-¿Cuál es el nombre de la pastelería? — preguntó aún adormilado.

-El joven no me lo dijo -le tendió el móvil a Jungkook- Solo que habías ordenado unos cupcakes y ya estaban listos.

El pelinegro fue a su historial de llamadas y casi se le va el corazón despertándolo por completo, «Jimin» decía, le había marcado cuatro veces.

-T-tú ¿hablaste de a-algo más? -preguntó asustado y tartamudeando pero Namjoon no pareció darse cuenta.

-No solo dijo eso y colgó -el pelinegro asintió- ¿por qué ordenaste cupcakes si tú los preparas muy deliciosos?

-Para apoyar, es una pastelería pequeña que abrió hace poco.

-Que lindo mi esposo, siempre tan bueno -sonrió acariciando su rostro-ya me tengo que ir.

Jungkook asintió y después de unos cuantos besos Namjoon se fue de casa, la soledad de Jungkook había vuelto.

[...]

Una semana había pasado y desde entonces Jungkook y Jimin no habían vuelto a hablar, el rubio moría por enviarle un mensaje pero no quería parecer un intenso, ya suficiente tenía con la escena que hizo con el esposo de Jungkook.

El rubio esta mañana se encontraba entrando al gimnasio para realizar su rutina diaria de dos horas de duración, primero comenzaría con hip trust y terminaría con unas sentadillas básicas pero añadiendo peso, al terminar se metió a los vestidores y se bañó para salir del gym.

Iba caminando por un parque cuando vio cierta cabellera que sabía perfectamente a quién le pertenecía, su corazón dio un brinco que no supo interpretar y se acercó al pelinegro que hacía estiramientos.

-Jungkook. -llamó desde atrás.

Los nervios del pelinegro aparecieron y con lentitud giró hasta encontrarse con los ojos de Jimin que lo miraban con añoranza.

-Jimin -dijo y una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro-¿Cómo estás?

-Me gustaría decir que bien, pero cierto pelinegro no se ha contactado conmigo y la verdad eso me tiene mal.

Y ahí estaba el lado seductor de Jimin saliendo a flote, Jungkook miró a ambos lados comprobando que no había nadie alrededor, una vez hecho eso se acercó un par de pasos a Jimin.

-Lo siento mucho -fingió tristeza- ¿y qué puede hacer ese pelinegro para que te sientas mejor?

El rubio rio por lo bajo, Jungkook iba a ser su perdición sin duda alguna, es que la forma en que lo miraba debería ser ilegal, eso de fingir inocencia no estaba bien.

-Él sabe muy bien lo que quiero.

Antes de responder el pelinegro tomó su botella de agua y bebió de esta dejando que el agua se escurra por las comisuras de su boca dejando mucho a la imaginación del rubio la cual había volado por los cielos despertando a su amigo de abajo y aquello no pasó desapercibido por Jungkook, arqueo una ceja y sonrió.

-Parece que necesitas ayuda ahora mismo y como soy una persona que se hace cargo de sus actos te ayudaré con eso -dijo apretando la entrepierna del otro.

Se colocó sus lentes oscuros de sol y tomando la mano del rubio lo guio hasta donde estaba su camioneta, ambos subieron y el pelinegro condujo hasta su casa.

-Tienes una casa bastante grande - comentó Jimin observando la propiedad.

-Así es señor pastelero -reprimió una risa.

-No me lo recuerdes que se me vuelve a bajar la presión.

Jungkook de un salto se colgó del cuello de Jimin envolviendo sus piernas alrededor de su cadera y comenzó a besarlo, el rubio correspondió al beso al instante mientras masajeaba las nalgas de Jungkook que al estar en pantalones pegados de licra se notaban a la perfección, eran grandes y muy bien formadas.

Los besos de Jimin empezaron a descender hasta las clavículas del pelinegro robándole más de un jadeo, mientras este se sujetaba fuerte del cabello Rubio.

-Mi habitación está arriba, no creo poder aguantar mucho tiempo si sigues succionando mi piel de esa manera.

-Está bien bebé, te llenaré tanto que no querrás volver a alejarte por tanto tiempo -dijo dándole una nalgada al pelinegro.

-A-ah-gimió- lo espero con ansias papi.

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A Nam le llegan los cuernos a la luna la verdad

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