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Jungkook llegó a su casa a las ocho de la noche con la prueba que le habían sacado, él médico dijo que tenía exactamente cuarenta días de embarazo más o menos eso era un mes con diez días, los tiempos cuadraban con el primer encuentro que tuvo con Jimin, no habían dudas, él era el otro padre del bebé.

Subió hacia su habitación encontrando a Nam en ella, este le sonrió y fue a abrazarlo, el pelinegro correspondió el abrazo al instante mientras su pecho dolía.

-Mi amor, dime que fuiste al médico.

Jungkook asintió.

-¿Y qué te dijo?

A este punto el pelinegro ya no podía seguir conteniendo sus lágrimas y las dejó ir mientras le entregaba el sobre que tenía en su mano, Nam le recibió con una clara preocupación por la reacción de su esposo, abrió el sobre sacando el papel y leyéndolo atentamente, con cada palabra su rostro se iba desfigurando, ahora todo iba teniendo sentido, los malestares, los antojos, todo se debía al embarazo de su esposo.

-¿Cómo puede ser posible esto? -preguntó con un hilo de voz- nosotros no hemos tenido relaciones por lo tanto el tiempo que tienes no puede ser cierto ¿con quién estuviste Jungkook? -las lágrimas comenzaban a caer de su rostro- ¿en qué te fallé?.

-Perdóname Nam -decía cubriendo su boca con una de sus manos- lo siento de verdad, no pensaba bien las cosas al momento de hacerlo, tú no hiciste nada solo fui yo.

Ambos lloraban, uno porque había traicionado la confianza de la persona a la que juró fidelidad un día en el altar y la otra, por el dolor que sentía tras el engaño de su esposo a quien puso en un pedestal.

-Si quieres separarte de mí lo entenderé perfectamente, solo no me odies por favor -pidió el pelinegro.

El corazón de Nam se estrujó ante lo planteado por Jungkook, él jamás había pensado que un día se separaría de su esposo y a pesar de la infidelidad él lo seguía amando como cuando se entregaron el uno al otro o como cuando cumplieron seis meses de novios, lo seguía amando como el día en que se casaron, no podía dejar al pelinegro eso sería como una muerte lenta y dolorosa para él.

-No me quiero separar de ti -dijo sorprendiendo a Jungkook- te amo y amaré al bebé que llevas dentro como si hubiese sido yo el que lo engendró, solo te pido que por favor no vuelvas a verte con la persona con la que estuviste, ya no podría soportar otro engaño más.

-Perdóname -el pelinegro se lanzó a los brazos de Nam y lloró sobre su hombro, aún no podía entender cómo es que no se quería separar de él aún cuando le había sido infiel.

-Ya pasó -dijo acariciando la cabellera negra- todos fallamos en algo, quizás yo me dediqué mucho al trabajo y te descuidé, prometo que a partir de ahora estaré más al pendiente de ti y de nuestro hijo.

Ninguno tenía hambre así que solo se acostaron a dormir sin saber que a partir de ese momento ya nada sería igual.


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Desde la confesión del engaño ya habían pasado dos meses y en el abdomen de Jungkook ya había una ligera curvatura indicando los tres meses de gestación que llevaba, y hasta ese entonces seguía cumpliendo la promesa que le hizo a Nam de no volver a verse con el rubio, aún lo pensaba y lo extrañaba pero debía ser fuerte para no arruinar la nueva oportunidad que le había dado su esposo.

Hoy había salido desde temprano para hacer algunas compras y ahora se encontraba en una tienda de ropa de bebé escogiendo algunos conjuntos para su hijo o hija, aún faltaba mucho para que nazca pero igual él quería tener todo listo.

-¿Lo puedo ayudar en algo? -preguntó amable la señorita que atendía la tienda.

-Sí, estoy buscando....

Así el pelinegro le explicó todo lo que quería y la señorita le ayudaba a elegir ciertas cosas.


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-¿De verdad tengo que entrar? -preguntaba Jimin con expresión aburrida.

-Que sí Jim -dijo Jeonghan jalándole hacia la tienda- es el baby shower de Sana, mi mejor amiga, y necesitamos un buen regalo.

La pareja entró a la tienda y mientras Jeonghan escogía unos zapatitos de lana con forma de ositos, Jimin se perdía por otros pasillos de la tienda cuando escuchó una voz conocida y se giró para confirmar la identidad de la persona.

-Sí, ese está perfecto -decía Jungkook con una sonrisa aprobando la sugerencia de la señorita que lo atendía- a mi bebé se le verá excelente.

-¿Eso es todo lo que necesita?

-Por ahora sí.

-Bien, acompáñeme a la caja por favor.

El pelinegro asintió pero mientras caminaba sintió una mirada pesada encima de él así que volteo sin imaginar que se encontraría con los ojos marrones que muchas noches le habían quitado el sueño.

-Jimin.

-Jungkook.

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Nam ya no tengo ni fuerzas para defenderte

Jungkook cagaste LSKSLKSKS

ⓒ LullabyMinn

Mine - JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora