Capitulo 17

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Se lo que estas pensando: ¿Qué demonios?
Si comprendí que estoy enamorado de Lali, y ella está obviamente encaprichada conmigo — ¿cómo es que termina con Benja Porque-No-Solo-Te-Mueres-Ya-Amadeo?

Excelente pregunta. Ya casi llegamos. Pero primero: una lección de ciencia. ¿Qué sabes sobre las ranas?
Sí. He dicho las ranas.

¿Sabías que si pones una rana en agua hirviendo, podría saltar? Pero, si la pones en agua fría y la calientas lentamente, podrá quedarse dentro. Y hervir hasta la muerte. No intentara escapar. Nunca sabrá que se está muriendo. Hasta que es demasiado tarde.
Los hombres son muy parecidos a las ranas.
¿Estaba asustado por mi pequeña epifanía? Por supuesto que sí. Era enorme. Cambia la vida. No más coños desconocidos. No más historias para los chicos. No más noches de sábado. Pero nada de eso importa ya. Honestamente.
Porque ya era demasiado tarde. Yo ya estaba hirviendo — por Lali.

Esa noche vi su sueño. E hice planes... para nosotros. Las cosas que haríamos juntos, los lugares a los que iríamos — mañana y el próximo fin de semana y el año que viene. Practicaba lo que le iba a decir, cómo le diría mis sentimientos. Imaginaba su reacción y cómo ella confesaría que se sentía de la misma manera. Era como una película, una horrible película para chicas que nunca voy a ver. El guapo playboy conoce la chica que-no-toma-prisioneros de sus sueños, y ella atrapa su corazón para siempre.
Debería haber sabido entonces que era demasiado bueno para ser verdad. Las mejores cosas generalmente lo son: Santa Claus, el punto G masculino, el cielo — la lista es interminable.

Ya verás.

...

Estamos caminando por la Quinta Avenida. En vez de perder el tiempo conduciendo a través de la ciudad hasta el apartamento de Lali, nos detenemos en Saks durante el camino al trabajo, donde le compré un traje Chanel a Lali. No puedo dejar que haga el paseo de la vergüenza en la oficina, ¿cierto? Cuando ella se prueba la ropa para mí, lo juro, me sentí como Richard Jodido Gere en Pretty Woman. Lali hasta me compró una corbata.
¿Ves?

Luego insistió en pasar por el departamento de lencería para reemplazar las bragas que yo tan eróticamente había destruido. Puse una buena pelea sobre eso, pero perdí. Las mujeres deberían saber —¿ ir de comando? Es más sexy que el cuero, el encaje, los látigos y las cadenas todas juntas.

Paramos en Starbucks y agarramos un poco de necesaria cafeína. Mientras caminamos por la calle, jalo a Lali cerca. Ahueco su mejilla y la beso. Ella sabe cómo el café — luz y dulce. Aparta mi cabello de mis ojos y sonríe.
Nunca llegaré a cansarme de mirarla. O besarla. Coño-atrapado, tu nombre es Peter. Lo sé. Está bien. No me importa. ¿Porque si este es el lado oscuro? Quiero inscribirme. En serio. No te sorprendas si empiezo a saltar por la calle cantando, "Zip-a-Dee-jodida-Doo-Dah". Estoy tan feliz.

Lali y yo giramos la esquina. Sosteniendo las manos y sonriendo mutuamente como dos idiotas que han tragado muchos antidepresivos. Nauseabundo, ¿verdad?
Tenemos que parar aquí un minuto. Deberías observarnos. Cómo estamos aquí, ahora, tomados de la mano. Deberías recordar este momento. Yo lo hago.
Estábamos... perfectos.
Luego llegamos a nuestro edificio. Abro la puerta para Lali y camino detrás de ella.

Y lo primero que veo son las margaritas. Grandes margaritas blancas con alegres centros amarillos. Algunos floreros en el mostrador de seguridad, otros en racimos atados con cinta. Algunas están dispersas por separado por todo el piso, pétalos aleatorios aquí y allá. En medio de la recepción hay un círculo de incluso más margaritas. En el centro de ese círculo, está Benjamin Amadeo. Y tiene su guitarra.
Jodeme.

No, todo eso no lo cubre.
Jódeme con una motosierra.
Sí— eso es correcto.
¿Has visto a un idiota cantando? Aquí está tu oportunidad:

Estaba tan ciego que no sabía /I was so blind I didn't know
Cuánto dolería dejarte ir / How much it would hurt to let you go
Quiero sanarnos, quiero reparanos/ I want to heal us, want to mend
Vuelve, vuelve a mí / Come back, come back to me again
Si no lo odiara tanto — y al cómplice que lo engendró — tendría que admitir que no está nada mal. Observo a Lali estrechamente. Cada emoción que cruza su cara, cada sensación que baila en sus ojos.
¿Sabes cuándo tienes un virus estomacal? ¿Y te acuestas durante todo el día con un balde a tu lado porque te sientes como si fueras a vomitar en cualquier momento? Pero también hay ese momento — cuando sabes lo que va a venir. Te entra ese sudor frío por todo el cuerpo. Tu cabeza pesa y sientes que tu garganta se expande para hacer espacio para la bilis que está subiendo de tu estómago.

Enredado en ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora