Capítulo 7: Decisiones

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Habían pasado dos días desde que me despedí de Charles. Había intentado mantener la mente ocupada ordenando la casa, jugando con Tom, y planeando rutas por Niza. Pero nada. Constantemente mi mente rememoraba ese amanecer junto a él. Cómo de cerca le sentí. Sus labios a escasos milímetros. Y ese beso. Volvía una y otra vez a ese beso.

- ¿Así que tu idea es no volver a verle? - preguntó Andrea al otro lado del teléfono.

- Exactamente. ¿Qué otra cosa puedo hacer? No estoy preparada. - contesté.

Andrea se mantuvo en silencio.

- Mira Lucía... - intentaba ser cautelosa - Sé que lo has pasado mal. Y sabes que te apoyo con esto de descubrir qué quieres en la vida. Pero nunca te he oído hablar de nadie como hablas de él. Ni siquiera cuando empezaste con Nacho.

- Precisamente por eso. No quiero que nada escape a mi control. E intuyo que con él acabará pasando.

- Lo que intento decirte es que no es lo mismo cuidar de ti misma, que aislarte e impedirte disfrutar de lo primero que te ha despertado interés en meses. Además, nadie te pide que te cases con él. Tan solo déjate llevar.

- Quizá solo lo estoy idealizando ¿sabes? Ya sabes lo mucho que me gusta este deporte... A lo mejor solo me he dejado impresionar por eso. - divagué.

- No me pareció tal cosa cuando me contaste la escena de la cala... - Andrea cortó mis pensamientos de raíz - Y te conozco. Si solo fuera cuestión de admiración, no estarías así de indecisa ahora mismo.

Ahora era yo la que permanecía callada. Andrea continuó.

- Hazme un favor, y piensa en todo lo ocurrido. Me encantaría verte igual de feliz que te he visto este fin de semana, siempre. Tengo que continuar trabajando. Cuídate. - se despidió.

- Adiós, un beso.

Colgué la llamada. Me iba a estallar la cabeza.

Llamé a Tom, que inmediatamente se subió al sofá del salón conmigo. Me acurruqué junto a él y entré a Tiktok, como casi todas las veces que quería poner la mente en blanco.

Mala idea. Después de una chica a la que seguía enseñando su haul de Sephora, y de un vídeo de Taylor Swift cantando Karma en The Eras Tour, apareció un vídeo de Charles contando en italiano cómo había ido la clasificación del premio de Mónaco. 

Una gran sonrisa apareció en mi cara sin que pudiera hacer nada para evitarlo.

- No Lucía, por dios, compórtate. - me regañé, en voz alta. - ¿Qué se supone que debo hacer, grandullón? - pregunté a mi fiel compañero, mientras le rascaba las orejas cariñosamente.

El labrador inclinó la cabeza de lado a lado, confundido. Sabía que me estaba dirigiendo a él, pero el pobre no entendía nada.

- Mira que eres bonito. Creo que los dos necesitamos un baño.

Tom se puso a ladrar y a mover la cola de inmediato. Amaba esa palabra.

Me metí en la piscina. Eran ya más de las siete de la tarde y estaba algo fría, pero lo prefería así. Jugué un rato con el perro y cuando este se cansó, me dejé flotar en el agua, cerrando los ojos. Quería dejar la mente en blanco, que todas las dudas se disiparan. Quería saber qué era lo mejor para mí, por una vez en mi vida.

Estaba sumida en esos pensamientos, cuando un abrupto sonido me devolvió de golpe a la realidad. Era el timbre de la casa. Solo lo había escuchado una vez con anterioridad, la noche que llegué a Niza y era yo quien llamaba.

Say yes to... heaven?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora