Capitulo VII: ❝El Más Dulce Sueño❞.

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Transcurrieron los días como de costumbre, entre el trabajo, su novela y sus eternas reflexiones que robaban de forma descarada el tiempo de sueño de la chica, era mínimo el espacio que tenía para si misma en realidad. 

Otro extenso día de labores en el periódico de Roma culminaba con el cierre de la oficina de la rubia, ella llevaba una falda a cuadros rojos y líneas negras junto a una blusa blanca y una que otra pieza de joyería, siempre le habían llamado la atención las joyas y todo lo relacionado con ellas, sin embargo, la seguridad social en la metropolis de Europa occidental no pasaba su mejor momento. Nada más hace unos días escucha con cierto temor la anécdota de su hermano mayor sobre lo sucedido la noche anterior retornando a casa del hospital donde cubría su turno. 

El sitio en tiempos previos era todo menos peligroso, aún así esa noche las cosas no estaban tan tranquilas. Para la buena fortuna del castaño, en una arrebato de adrenalina y coraje, logró escaparse de la inquietante situación casi ileso. No llevaba nada excesivo valor a excepción de su reloj Rolex Day-Date en oro amarillo, cosa que de seguro llamó al instante la atención de los asaltantes. 

Volviendo al presente, la ojimiel cerraba la oficina a toda prisa para evitar ser vista por su ahora vecino de oficina y rival laboral, Helbram. Quien hace nada más unas semanas le había asignado la oficina subsecuente a la de la chica. El asunto solo se tornaba más incomodo después de la que la rubia notó que ambos llegaban a horarios similares, más temprano que el resto del equipo de trabajo. 

Pese a que su rivalidad no parecía tener fin, se llevaba en secreto, todo era un pequeño juego de poderes al interior de la empresa. Como si de dos niños que pelean por un juguete se tratase. Aprovechando la oscuridad de la oficina, la de menor estatura salió pasando desapercibida por el del cabello verde. Ya con cierto sentimiento de triunfo por haber evadido con un indudable éxito a su rival, notó que en un acto de descuido y torpeza había dejado las llaves de su auto en la oficina. Esto no solo implicaba volver, sino también la posibilidad de ser vista por quien intentaba evitar. 

Frunciendo el ceño mientras se castigaba internamente por ser tan desatenta, se resignó y aceptó su única opción. Regresó del parqueadero al edificio en un abrir y cerrar de ojos, misma velocidad con la que abrió la oficina y buscó de forma incansable sus llaves pero para su mala fortuna, no estaban allí. 

Esto solo significaba una cosa, profiriendo un respiro profundo entró en la oficina de Helbram exigiendo el retorno inmediato de sus llaves, pues no era la primer vez que durante los anteriores meses le había gastado una que otra broma de mal gusto. Nunca había admitido ser él, mas Elaine no era ni de lejos tonta. Sabía bien que era el ya mencionado el único tan infantil en su proceder. Después de todo a causa de sus malas decisiones había pasado algunos meses de su vida junto a ese que ahora era su jurado enemigo. 

Él como era de esperarse negó saber la ubicación del objetivo perdido así que Elaine decidió presionar más, la perspicaz rubia le intimido con sacar a la luz el hecho de su relación ilegitima con la esposa del jefe, cosa por la cualquier evidente le expulsarían de la compañía. 

Helbram no teniendo más opción confesó. que había escondido las llaves en cuanto ella salió a tomar su rutinario descanso de café en el transcurso de la tarde para acto seguido abrir el cajón de su escritorio y entregarle las llaves. En aquel instante la rubia sonrió de forma macabra, había tenido una idea, pues conocía bien que su oponente aún mantenía fuertes sentimientos por ella. 

Asintió y salió de la oficina, sabia que le espiaría a la salida y también sabía que el estudio donde Ban estaba trabajando en su álbum estaba apenas a una cuadra, así que le escribió al ya mencionado pidiéndole el favor de que viniese por ella a las instalaciones del periódico. No pasó mucho tiempo antes de que se escuchase el rugido del motor de aquel viejo Mustang negro, el auto del albino. 

Por su parte Helbram no podía hacer más que limitarse a observar estupefacto la escena, apenas Ban bajó de su auto, Elaine se abalanzó a sus brazos para saludarle. Sin embargo, eso no era suficiente, ella deseaba poner furioso a su ex. Así que le dio un tierno beso en los labios al peliplata antes de que si quiera pudiese decir algo.

—Si, si acepto—Comentó Elaine tras separarse de aquel beso. Ban solo le devolvió una sonrisa para acto seguido abrir la puerta de su auto para ella. Ambos abordaron el antiguo Mustang y en un instante se perdió a los ojos del de los ojos ámbar en la oscura noche. 

—¿Qué acaba de pasar?—Pensó el ya mencionado mientras cerraba la persiana de su oficina—¿Está con él ahora?—La psique de la ex-pareja de la rubia estaba llena de una bizarra pero explosiva mezcla de confusión e ira—No puede ser... Como se atreve a remplazarme... Esa perra—Helbram profirió una histérica risa mientras culminaba sus labores para así marcharse de las instalaciones cuanto antes. 

Entre tanto los ahora novios volvían a la casa de la rubia entre risas pues Elaine acaba de confesarle la excusa que recién inventó para que él la recogiese. No fue n trayecto largo, pero si ameno. Una vez en el departamento de la chica, ella noto la ausencia del carro de King, su hermano mayor. Por lo que decidió aprovechar la oportunidad para tener un momento a solas con su ahora novio. 

Ban estacionó y la rubia le invitó a pasar para compartir una copa de vino, cosa a la que dichoso aceptó. Tras un pequeño recorrido por su apartamento, Elaine le llevó a la barra y le dió a elegir entre su humilde variedad de vinos. 

—¿Cuál quieres tomar?—Preguntó la rubia mientras lo veía con una sonrisa. 

—El que tu prefieras, bella—Replicó Ban a la par que ataba su cabello. 

Elaine asintió y tomó una de las botellas favoritas de Ban, cosa que por cierto descubrió tras espiarle en  su instagram. 

Las dos copas se llenaban lentamente de aquel liquido vinotinto mientras el albino hurgaba entre los antiguos vinilos que estaban en posesión de la rubia, buscando cual reproducir. Hasta que finalmente se topó con la canción perfecta para aquel valioso instante. "Make The World Go Away". Sin desperdiciar ni un solo instante puso el vinilo sobre el tocadiscos y retornó a la barra mientras la ojimiel le aguardaba paciente para así disfrutar del vino junto a su amada. 

—Después de todo, tu siempre fuiste mi más dulce sueño, mi capricho egoísta, mi petición no sagrada—Afirmó el albino mientras ahora clavaba sus intensos ojos del más vivido rojo en la mirada de la chica—Ahora por fin hemos aquí la oportunidad de reunirnos y confesarte así, que siempre te he amado, Elaine. Siempre se ha tratado de ti, mi distante estrella o mi luna a la que eternamente aullar—El de mayor estatura tomó la mano de su chica en un tierno gesto aún a la vez que las miradas de ambos danzaban al son de su amor. 

Fin.

Muchas gracias por leer, comentar y votar. Espero el capitulo haya sido de su total agrado. Nos vemos pronto. 

Volpe Fuori. 


E Poi Il Silenzio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora