El albino no tardó en percatarse acerca de la precaria situación en la ahora solitaria residencia de su amada, por lo que se hizo con la tarea de solucionar sus propios desastres en casa y proponerle que se mudasen juntos. Después de todo, su departamento era lo que sea menos pequeño y tenía mucho espacio libre sin utilidad alguna. Al principio estaba algo aprensivo sobre su loca idea por miedo a que la rubia rechazase su propuesta. Sin embargo, se armó de valor para decirte, llevaban ya bastante tiempo juntos y una idea así venía como anillo al dedo en una ocasión de este carácter. Ninguno de los dos quería pasar más tiempo solos.
Así que una tarde de lunes cualquiera pasó por ella al trabajo decido a contarle de su idea. Pese a esto, estuvo gran parte del camino centrado en la calle sin emitir ni una silaba. La ojimiel que conocía al albino como la palma de su mano, entendía lo efusivo y cariñoso que podía ser estando a su lado, así que extrañada por su comportamiento decidió tomar la delantera y preguntar—¿Sucede algo, amor?—Ella le miró a la expectativa mientras tomaba su malo libre.
—¿Y si en serio es mala idea?—Se cuestionó a si mismo el mas alto antes de hablar.
—Ban, cariño—Dijo la rubia buscando llamar su atención.
—Eh... No es nada, preciosa—Contestó Ban evidentemente dubitativo.
—¿En qué piensas?—Preguntó la rubia visiblemente confundida a la par que mantenía la mano de su chico junto a la propia.
—En que quiero que nos mudemos juntos—Dijo el albino sin más sacándolo de una vez de su pecho.
—Si no es una broma, me encantaría—Afirmó la chica volviendo sus ojos a los de su amado. Transcurrieron unos escasos minutos en silencio hasta que el peli plata tuvo el coraje de retomar lo anterior.
—No. No es una broma—Enunció el chico estando ya próximo a su hogar.
—Ban, me encantaría que nos mudásemos juntos. Después de todo, ya estamos próximos a cumplir nuestro primer año juntos y no se me ocurre una mejor manera de celebrarlo—Comentó la rubia acariciando con delicadeza los dedos de su contrario. Ambos rieron a la par para después darse un tierno beso.
—No es mala idea—Afirmó el albino mientras tomaban el elevador para subir a su apartamento.
—Podemos poner el TV por aquí y el dormitorio... Podemos reorganizar todo—Dijo la rubia recorriendo el sitio de lado a lado con una radiante sonrisa.
Ban solo asintió mientras ataba su extensa cabellera y remangaba su camisa—Podemos empezar ahora si quieres.
—Cuanto antes mejor, cariño—Replicó la chica acomodando su cabello en una cola alta para después buscar sus llaves en el bolso que llevaba consigo.
Pasaron el resto de la tarde y parte de la noche moviendo pertenencias de la ojimiel de lugar a lugar, ignorando las miradas extrañas que les propinaban los copropietarios del barrio, fue una actividad sin prescindentes para ambos.
Una vez terminaron de trasladar las cosas de la rubia, era ahora de organizar, la ya mencionada prefirió dejar de lado muchas cosas que desentonaban con la obscura decoración del hogar de su novio. Sin embargo, eso no salvó al vampirizo lugar de recibir una sana dosis de color.
Afortunadamente para ambos, la cama de Ban era lo suficientemente grande para los dos. Había espacio de sobra en su dormitorio lo que les salvó mover la antigua y pesada camina de la de menor estatura por de cera a cera hasta el cuarto de huéspedes.
Al acabar las labores la pareja no se dedico a más que ver televisión mientras acababan a paso lento la pizza que Ban había ordenado. El albino tenía la cabeza recostada en los muslos de su chica mientras ella no hacía más que jugar como una niña con sus plateadas mechas.
—Amor—Dijo la rubia llamando de manera repentina la atención del adormitado albino.
—¿Si?—Una vez el tuvo sus ojos en ella un fuerte sonrojo se adueño de las delicadas facciones de la rubia a la par que la duda le frenaba, finalmente se armó del valor necesario para dar el paso y lo beso de forma distinta, con una pasión que nunca había expresado de manera tan transparente ante su novio.
Él no se quedo corto y le siguió el paso sin pensarlo dos veces mientras la rubia se posicionaba sobre el más alto. Ella había empezado y ahora no admitiría ser dejada atrás. Las menos del albino se aferraban sin pudor a las caderas de su chica, entre tanto ella solo se limitaba a incentivarle cada vez más. Por más que ambos quisieran, el baso no duro hasta mucho después, les falta el aire. La rubia clavo aquellas relucientes cupulas de ámbar ahora llenas de un sentir nuevo en su amado, el fuego del deseo quemaba de forma omnipresente el alma y cuerpo de ambos.
Ban quien ni de cerca pensaba quedarse atrás deleitaba sus dedos con el sedoso tacto de las curvas de Elaine por encima de sus vestiduras mientras mordía y marcaba con pequeños chupetones el comienzo del cuello de su novia. Ella, quien no estaba exactamente muy cerca de la inocencia que aparentaba con regularidad movía de manera obscena sus caderas sobre la entrepierna del peli plata. Tras su cuasi eterno recorrido por cada rincón del cuerpo de la ojimiel, los dedos del de los ojos escarlata alcanzaron el inicio de la espalda de la chica y con aquello, el broche del vestido que tanto añoraba quitar de su camino.
En medio de aquella no tan casta escena fueron interrumpidos por los gritos de la reconocible voz del hermano de la rubia—¡Oigan ustedes dos!—Exclamó el castaño desde la entrada de la habitación.
La de menor estatura se sobresaltó haciendo aún más visible el rubor que azotaba de forma inexorable sus mejillas otrora pálidas como la nieve—Amor—Susurró suavemente la chica regresando al albino de vuelta a la realidad—Es mi hermano—Ban solo rodo los ojos en visible señal de desagrado mientras dejaba su cuerpo caer sobre la cama.
—King, tranquilo... No es lo que parece—Dijo la blonda tratando de encontrar alguna explicación creíble al ser descubierta en medio de su impuro acto pasional.
—¿Y qué parece exactamente?, Porque desde mi punto, se ve como si Ban estuviese apunto de... Tomar tu inocencia—Comentó el ya enunciando a la par que permanecía en la puerta sin saber con exactitud que hacer—¿Algo qué decir, Ban?
—Eh... Esto, estábamos jugando—Replicó el albino sin siquiera voltear a ver a su interlocutor mientras le hacía no muy discretas señas a la rubia en busca de un salvavidas—Pero, a todas estas, ¿Cómo entraste?
—No tiene nada que ver, pero la puerta estaba abierta... Supongo que estabas muy ocupado no sé... ¡Follandote a mi hermana!, como para notarlo—Contestó el hermano mayor de la chica visiblemente ofuscado.
—King, no digas eso... No está sucediendo eso—Afirmó la rubia para acto seguido bajarse de la cama y llevarse al castaño lejos del recinto en un intento de convencerle de que no había nada que ver ahí.
Tardaron bastante cosa que llegó a preocupar al mas alto, pero al cabo de unos aproximados quince minutos la rubia cruzó de nuevo el umbral de la puerta claramente victoriosa para así recostarse nuevamente sobre su chico.
—¿Terminamos la pelicula?—Indagó el último mientras la abraza.
—Claro, cariño—Contestó la ojimiel claramente apenada por la situación—Pero la próxima vez asegúrate de cerrar la puerta.
Fin.
¿Qué creyeron?, ¿Que sería tan fácil con hermano como King?, Ni de cerca. Pero no prometo que no sucederá. Futuramente. Si llegaron hasta aquí, no tengo mucho que decir más que inmenso gracias. Espero hayan disfrutado el capitulo. Sin más que decir, nos leemos pronto.
Volpe Fuori.
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E Poi Il Silenzio.
RomanceDos almas perdidas recorren un camino en el que sanan, superan obstáculos y aprenden que el pasado no es su juez si no el preceder de sus acciones hacia un futuro que solo ellos pueden cambiar. Así nuestras dos protagonistas labran un nuevo destino...