Capitulo IX: ❝La Boda De King❞

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La luz se derramó por el horizonte dando así por terminado el reinado de aquel manto oscuro sobre os estrellados cielos romanos. Los primeros rayo de sol chocaban de manera gentil las ventanas del departamento de el peli plata, esparciendo así su luz por todo lo que le era posible.

 El albino abrió los ojos y tras reincorporarse encontró la grata compañía de su chica al otro extremo del sofá frente al televisor. Fui ahí cuando recordó lo acontecido la noche anterior, ella le había pedido quedarse un poco más en su casa, no quería estar solo y después de todo, tampoco oes que tuviese mucho que hacer King  había ido a pasar un rato con su prometida posterior al termino de su turno en el hospital donde trabajaba por lo que la casa nuevamente se tornaba en el abstracto reino de la soledad y en esta ocasión, Elaine no estaba dispuesta a tolerarlo. 

El albino sacudió su cabellera de plata y fue rumbo a la cocina con el cometido de hacer el desayuno antes de que su amada despertase. Miró la hora con una mezcla consumada entre desinterés y aburrimiento en su reloj de pulso, hasta que acto seguido vio la fecha. Al comienzo de la semana su Elaine, su chica, le había comentado sobre el importante evento que tomaría lugar al cabo de la semana en cuestión, se trataba de la boda de su hermano mayor King. 

En aquel instante los ojos se le abrieron como platos al recordar la hora del evento, faltaba apenas una hora y media. El evento tendría lugar en un sitio un poco apartado de la ciudad siendo más precisos en el jardín de la enorme casa que recién compraban los novios. 

Ban no tenía ni la más remota idea de la dirección o de como llegar, mas sabía que no tenía ni un instante que desperdiciar si deseaba llegar a tiempo. Despertó cuidadosamente a su amada quien como él se sobresaltó al recordar la fecha. Ambos se alistaron presurosos, la rubia entró primero a la ducha dejando al albino con la tarea de traer el vestido que había comprado junto a él para la eventualidad hace algunos días. 

Una vez con la prenda en de vuelta en el hogar del albino, el ya mencionado se preparó cuando antes. Él llevaba un traje negro, junto a una camisa y chaleco de igual color, en compañía de sus tan características joyas. Odiaba las corbatas por lo que como en el resto de ocasiones formales, decidió pasar de este pesé al carácter sobrio de la ceremonia. 

Por su parte la rubia llevaba un vestido azabache largo con una abertura no compañía de unos tacones de igual color. Al igual que su novio optó por algunas de sus joyas preferidas para acompañar su vestimenta. 

Una vez ambos estuvieron listos emprendieron su camino a la boda en el carro del más alto. Pasaron eso de tres cuartos de hora antes de que la rubia pudiese dar con la casa del castaño, nunca había estado en el sector, únicamente había visto por encima la dirección unas cuantas veces en el transcurso de la semana. 

Ya en el sitio Ban tuvo la grata sorpresa de encontrar a su mejor amigo y compañero de banda, Meliodas, en la lista de invitados aguardando por él para saludarle de forma tan efusiva como siempre. Esta vez le vio en compañía de una callada chica de nombre Elizabeth que se presentó tímidamente estrechando su mano con cierta inseguridad. 

Los chicos se apartaron un rato a platicar a la espera del comienzo del evento mientras Elaine y Elizabeth intentaban entablar conversación pues ambas eran considerablemente introvertidas. 

—Es un gustó finalmente conocerte—Dijo la más alta finalmente tomando la delantera en un intento de romper el hielo—Mi nombre es Elizabeth, soy la novia del mejor amigo de Ban. 

—El gusto es mío, Elizabeth—Replicó la rubia sonriente—Yo soy la novia de Ban. 

Entre conversaciones indistintas y risas por parte de los chicos, el novio hizo su aparición, pregonando de forma alegraey vivida el inicio de la solemne eventualidad. Acto seguido la novia emergió del otro lado del jardín, de la mano de su mejor amigo, recorriendo de forma grácil el camino cuidadosamente preparado hasta el altar. El sacerdote les vio por unos instantes con un gesto de aprobación antes de pedir a los presentes tomar asiento para dar comienzo a la boda. 

Una vez acabado el casamiento, hubo un titánico festín repleto de variedad de exquisitos platillos en todas las formas, colores y sabores.  Entre tanto, Ban e Elaine, se tomaron un rato lejos de la multitud presente en la casa de King para darse un momento a solas al cobijo de las hojas del enorme cerezo en el patio. 

—¿Alguna vez querías algo así?—Preguntó Ban en medio de risas. 

—Si a vida me lo permite me gustaría que fuese contigo—Contestó Elaine recostándose en su amado—Sé que eres algo aprensivo sobre estos temas de formar uniones y tener familia. Lo entiendo. Pero juro con mi corazón que una vida contigo es lo que plenamente deseo 

Ban guardó silencio ante las palabras de su novia basta que finalmente tuvo el valor de tomar la palabra—No quiero arruinarlo todo—Contestó agarrando en un gesto delicado y tierno la mano de la ojimiel—No se trata de que no querer casarme, contigo; Lo que sea. Es solo que no quiero echar todo a perder.

La rubia se limitó a asentir mientras le abrazaba en silencio. El banquete no tardó demasiado, pues a mitad del mismo, el cielo se tornó oscuro y chocaron las primeras luces ardientes del firmamento, los grisáceos nubarrones en el cielo amenazaron con desatar su furia sobre todo existente bajo su domino. 

Todos los presentes buscaron refugio en la nueva vivienda de la pareja, a la par que el ruido de sus conversaciones se propagaba por el vestíbulo principal. Por su parte, el albino y la ojimiel se despidieron de los recién casados, después de todo ya era algo tarde y el trafico en la vida estaba en aumento, la lluvia solo complicaría más el retorno a su hogar. Les desearon lo mejor en su largo camino juntos y en su futura luna de miel. 

Antes de irse, King le pidió a Ban que se acercase, quería platicar con él—Escucha, Ban—Dijo el castaño tragando el nudo en su garganta—Sé que no puedo evitar lo tuyo con mi hermana, pero también sé que eres un buen tipo... Cuídala, por favor. Ya no seré una parte tan activa de su vida; Así que queda en tus manos. 

El de mayor estatura solo estrechó la mano del de los ojos marrones a modo de despedida—Tranquilo, King. Yo la cuidaré. Hoy y siempre—Replicó para finalmente darle la espalda y reunirse con su chica quien le esperaba pacientemente en su auto. 

A los pocos instantes de la partida de la hermana del castaño, la presencia de los nubarrones pasó de ser una mera amenaza a un hecho contundente, las heladas gotas agua azotaron velozmente la tierra y todo sobre ella. 

El de los ojos carmesí acompañó a la de menor estatura a su hogar, asegurándose de llegase sana y salva para posteriormente regresar a su apartamento. La rubia entró y observó los desolados alrededores de su morada reviviendo aquellos momentos felices con su hermano. Estaba sin lugar a dudas gozosa por el nuevo paradero del castaño. Diane era su amiga en la infancia y durante casi todo su proceso escolar. Por lo que su repuesta fue más que positiva al saber que eran pareja aquellos dos. Pero a la vez sabia que extrañaría el tiempo que compartía con él, después de todo, tras la muerte de su padre, él fue la única familia que le restaba. 

Por otra parte, el del cabello plateado pasó todo el resto de la tarde respondiendo llamadas y ajustando cosas con su patrocinador sobre los temas referente a su ansiado nuevo trabajo discográfico. Y entre tanto, planeando con su mejor amigo la sorpresa para el cumpleaños de su novia que ya se aproximaba. 

Fin.

Quisiera extender un sincero agradecimiento a todas las personas que aún me leen y votan por mis historias. Me ayuda un montón. De este modo, espero la entrega del día de hoy haya sido de su absoluto agrado y que la hayan disfrutado tanto como yo al escribirla. Sin más que agregar, nos leemos prontamente. 

Volpe Fuori. 

E Poi Il Silenzio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora