Capitulo VIII: ❝Él❞.

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A la mañana siguiente King saludó de forma efusiva a Elaine, dándole los buenos días con una sonrisa  luminosidad poco característica en él. La rubia quien desde que vivía en ese departamento había convivido con él, notó esta inusual actitud y así se armó de valor para preguntar sobre lo que sucedía. 

—¿Sucede algo, King?—Preguntó la susodicha con cierta preocupación presente en sus palabras. 

—Si. Es para eso mismo que te desperté, hermana—Replicó el castaño manteniendo su radiante sonrisa—¿Recuerdas la chica con la que comencé a salir cuando llegamos aquí?

—¿Diane?, ¿La castaña alta?—Indagó con cierta duda aún, no comprendía de lo que todo esto se trataba.

—Si. Ella—Contestó el contrario sirviéndose algo de jugo de naranja de la nevera—Llevamos años siendo novios, así que ayer finalmente le propuse matrimonio. 

Elaine tardó algunos instantes en interiorizar lo que acaba de oír, de repente se reincorporó de manera repentina—¿Le pediste matrimonio?... ¿Y aceptó?—Dijo la rubia haciendo su mayor esfuerzo por no sucumbir ante la inminente necesidad de dormir. 

—Si. Y aquí viene lo que quería decirte, nos mudaremos juntos a una hermosa casa que compramos un poco más alejada del ruido de la ciudad, aunque no está tan lejos—Comentó el castaño sentándose junto a su hermana menor.

—King, estoy muy feliz por ti. Me alegra que estés haciendo tu vida, soy plenamente consiente de que estoy sucedería y en realidad, me hará falta; Si. Pero tu ausencia no me entristece, entiendo que estarás con una gran mujer. Te cuidará bien—Afirmó Elaine volviendo su mirada a el mayor—Hasta posiblemente seré tía—Agregó en tono jocoso con una sonrisa. 

—¡O-oye!—King no pudo evitar ser presa fácil de los nervios y ruborizarse como un tomate

—Solo me hace falta saber cuando será la ceremonia—Comentó la chica mientras cruzaba al otro lado de la barra por un café—Y si puedo traer a Ban. 

—Eh... La ceremonia será en una semana—Respondió el ya mencionado para luego hacer una pequeña pausa—Sobre lo de Ban... Como decir esto, ¿Qué son ustedes dos?

—¿Qué tiene que ver eso con el hecho de que esté o no invitado a tu boda?—La ojimiel le regaló una mirada mezclada entre confusión y gracia. 

—Solo... Dime, Elaine—Afirmó el castaño ahora en tono más serio.

—Somos novios desde hace unos cuantos días—Respondió la de menor estatura mientras acomodaba su cabello—Ya casi una semana. 

—Claro que puedes llevarlo, es decir, fue tu amigo y ahora con más razón. Es tu novio. Pero, ¿Podríamos hablar sobre eso?—Cuestionó el castaño algo inseguro—Creo que me perdí de un gran trozo desde "mejores amigos" hasta "pareja". 

—Bueno, en realidad él me gustaba antes. Yo igual a él. Pero es evidente que no lo sabía en ese entonces—La ojimiel tomó su café de la maquina y se sentó de vuelta en las sillas de la barra frente a su hermano—Luego mis... Sentimientos por él renacieron cuando empezamos a platicar más. Fue ahí cuando descubrí que él esperó pacientemente todo este tiempo para poder declararse... Con todo y la posibilidad de no volverme a ver nunca más sus sentimientos hacia mi permanecieron intactos. Eso es noble y hermoso. Es lo que siempre quise en alguien. ¿Entiendes?—King solo se limitó a asentir estando claramente estupefacto por lo que acaba de escuchar, su hermanita menor ahora salía con quien de vuelta en sus días de secundaria era considerado el diablo. Además, no se trataba solo de eso. Sino que le costaba comprender el complejo operar de las emociones de la rubia. 

—No quiero arruinarlo ni nada, ni tampoco parecer plano o insípido—Replicó King volviendo en si—Pero me cuesta entender que es todo esto de la relación entre ustedes... Lo único que puedo decir, es que si te gusta es porque tal vez en el fondo es más que un loco. Tal vez es un buen tipo que solo no ha soltado su delirio de volverse un músico famoso. 

—Lo es, King—Respondió la ojimiel bebiendo un sorbo de su café—algunas personas pelean más por sus auténticos sueños que otras, eso no los convierte en "locos" o algo así. Finalmente está funcionando todo esto de poner su vida en orden para él, todo Roma habla de su disco nuevo. 

King se ciñó a conservar el silencio por unos instantes para luego terminar su jugo—Tal vez si debí seguir el consejo de ambos en aquel entonces. Estoy contento con la vida que vivo, pero tal vez si no hubiese seguido el consejo de mamá ahora estaría grabando ese álbum con él. ¿No?

—Estoy muy orgullosa del gran cirujano que eres, pero si ese no era tu sueño. Sino tu plan de escape a un fracaso mientras buscabas un supuesto "éxito" o una satisfacción adelantada, puede que si haya sido mejor mi consejo entonces—La rubia tenía la mirada fija en su café antes de beber otro sorbo—Pero como dije antes, estoy orgullosa de tus logros, hermanito. 

King simplemente asintió con una pequeña sonrisa en sus labios antes de tomar sus llaves y salir del departamento. Elaine tenía otro de sus múltiples encuentros con su única compañera durante años, la soledad. 

Siendo victima de uno de sus tantos bloqueos creativos que se interponían en su camino a la culminación de su primera novela jugaba con sus mechones teniendo la mirada perdida en la vista del ventanal. En eso, recibió una llamada de su persona favorita, su chico. No titubeó ni un segundo y contestó a la par que una radiante sonrisa se dibujaba en sobre su pálida tez. 

—Hola, preciosa—Dijo el albino desde el otro lado del teléfono—¿Cómo has dormido?

—Hola, cario—Replicó Elaine con alegría notoria en sus palabras—Todo de maravilla después de tu visita hace algunas noches. ¿Y tú?

—Todo bien. Aunque me es inevitable extrañarte. Mi apartamento se ve algo vacío para ser honesto. Con todo el trabajo del álbum no es muy evidente. Pero una vez inicia o acaba el vía salta a la vista—Comentó el peli plata mientras jugaba con la ceniza de su cigarrillo. 

—Yo podría perfectamente arreglar eso—Replicó la rubia en tono juguetón 

—Me encantaría si soy honesto. ¿Te paso a buscar en quince minutos?—Propuso el más alto.

—Claro, te espero, guapo—Añadió la chica aún manteniendo su sonrisa para posteriormente despedirse e ir a arreglare lo más rápido que le era posible. Pasados los quince minutos sonó el timbre, indudablemente se trataba de su puntal amado. Sin mayor dilación, bajó la escaleras para así abrirle e invitarlo a pasar, Ban estaba al tanto de que tendría que esperar a que la rubia terminase de alistar, quince minutos no le bastante pero el resultado siempre hacía valer cada segundo de espera. 

No pasó mucho antes de que la rubia emergiese nuevamente del interior de su oscuro recinto tan hermosa como de costumbre. El albino sonrió agradado y aprovechó la ocasión para hacerle un cumplido más atrevido que de costumbre mientras abordaban el auto del de los ojos escarlata. 

—¿A donde me llevarás, mi príncipe azul?—Preguntó la ojimiel mientras veía el camino. 

—A uno de tantos sitios que se que encantaran, la mia principessa—Replicó el albino con cierto tono misterioso que no hizo más que evocar una sonrisa en la chica. 

—No puedo esperar a conocer el mundo de tu mano si ha de ser así. 

—Prometo que algún día así será, amore mio. 

Fin 

Es de mi absoluto agrado informar a todos mis estimados lectores que estaré más presente con este y futuros fanfics. De esto modo, espero y aspiro que el capitulo del día de hoy haya sido de su agrado. Nos leeremos, pronto. 

Volpe Fuori. 


E Poi Il Silenzio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora