Reencarnacion

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¿Crees en la reencarnación?





La familia Geljo decidieron mudarse a la ciudad Omatikaya, más bien sus padres habían decidido a último momento. Venían desde muy lejos, casi ocho horas de vuelo desde la isla Metkayina, sus padres querían un mejor futuro para sus hijos. Ao'nung el mayor, Rotxo el del medio y la pequeña, Tsireya. Si podías preguntarle a cada uno de ellos que les parecía alejarse de ese lugar donde lo llamaron hogar por tantos años, cada uno tenía una respuesta diferente. Ao'nung no soportaba la idea, aunque podía tomar sus propias decisiones, no era un bebé, ya tenía 21, casi 22 Rotxo a sus 20 años le pareció tonto, pero luego aceptó y Tsireya a sus 19, no le importaba nada, si sus padres decidían irse al espacio, ella iba a estar allí, porque toda su familia iba a permanecer junta.

California fue el destino, aunque el cambio fue drástico, querían dejar a sus hijos cerca del mar. Compraron una casa, blanca con ventanas azules, un patio grande y podías caminar a la playa. Habían llegado hace dos días, y el hijo mayor no salía de su habitación. Sus hermanos llamaban la puerta y el solo ignoraba el llamado, preguntado que California tenía para el.

— Mamá, lleva dos días así, ¿que le pasa? -Tsireya le preguntaba a su madre sobre Ao'nung, y en su voz se notaba la preocupación- Conocimos a los hermanos Sully's, nos invitaron a la playa y me gustaría que saliera de esas cuatro paredes ya.

— No te preocupes, Reya -sacaba una pequeña llave de su bolso y le sonrió- baja, yo me encargaré.

La chica soltó un suspiro aliviado y se marchó para la habitación de su otro hermano. Aquel había quedado flechado por la chica de ojos miel, cabello corto y ondulado, también tenía pecas por toda su cara, y sin dejar atrás a su novio, su misma estatura, piel blanca, cabello rubio largo con pequeñas rastas en el. Su hermano era bisexual, no era un secreto. Pero se podría decir que estaba un poco jodido al saber que quedó flechado por aquella pareja.

— Ao'nung, voy a entrar. -Escuchaba a su madre del otro lado de la puerta, soltando un suspiro, sintiendo la frustración correr por su piel.

— Madre, no quiero hablar -gritó desde su cama y su madre abrió la puerta, volviendo a dejar aquella llave en su bolso- ¿Que has hecho?

— Respeto la privacidad de cada uno de mis hijos, pero ya nos tienes preocupados -caminó hacia la cama y se sentó justo al lado de él- Nung, si no te gustaba la idea, hubieras hablado con nosotros y te ayudábamos a establecerte en la isla.

— Aún me necesitan... -susurró, tocando la barriga de ocho meses de su madre- No quería perderme ver a mi hermanita crecer.

— Tampoco queríamos que estuvieras en un lugar donde sientes que no vas hacer feliz -puso su mano derecha encima de las manos de su hijo y sonrió- Ve a salir con tus hermanos, quizás encuentres algo que te llene de alegría.

Ronal soltó su mano y luego las de su hijo, se levantó de la cama y se alejó, cerrando la puerta detrás de ella. Ao'nung se levantó de mal humor, su cuarto aún tenía todas las cajas en todas las esquina de la habitación, encontró unos shorts, una camiseta y sus zapatillas blancas. Fue a darse una ducha y 20 minutos después ya estaba saliendo de su cuarto.

— Te ves guapo, hermanito -dijo Reya acercándose y el soltó una pequeña risa, podríamos decir que se avergonzaba cuando le hacían algún cumplido.

— Gracias, te ves radiante, como siempre -tomó su mano y le dejo un beso en esta- ¿De que me perdí?

— ¡Vamos! -esta vez fue Rotxo saliendo de su habitación con mucha prisa- Vamos a llegar tarde, ya deben estar esperándonos.

One Shots || Ao'nung x NeteyamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora