Capítulo 25

1K 7 0
                                    

Mundo mundano – Oregón

Jackson


Lo primero que hace al llegar, es bajar y salir corriendo a la cabaña en donde Valery ya estaba esperándonos en el porche. El abrazo es sumamente exagerado, literalmente Katy se lanzó y se colgó sobre ella. Ambas chillan y gritan emocionadas sin soltarse. En cuanto a mí, me dedico a bajar nuestro equipaje pero me giré al escuchar pasos acercarse entre los árboles.

Una chica morena salió detrás de unos arbustos y se quitó unos guantes mientras se acercó a mí sin sacarle la vista a las chicas.

—Dime que esa felicidad es por pasar los próximos meses aquí y no solo por verla.

No tenía ni puta idea de quién era ella. La escaneé asegurándome que no portará armas y analizando la amenaza.

Hasta donde tenía entendido, solo íbamos a ser tres. ¿Quién era esta?

Se posicionó a mí lado sin dejar ver el teatro de las chicas.

—No tiene ni idea de lo que le espera en este bosque.

—Si soy ella te mato a ti, a Valery y dos veces a Derek.

—¿Se puede saber quién eres?

Desvío su vista hacia mí y me dio un repaso antes de sonreír.

—Violet. Soy la pareja se Valery.

No pude evitar reírme. —¿V&V?

—¿Nada mal eh?

En ese momento Valery llamo a su pareja y la emoción de Katy al conocerla era indiscutible. Estaba súper emocionada de que ella estuviera ahí.

Las tres empezaron a hablar entre ellas y yo me centre en bajar el equipaje y llevarlo a la cabaña mientras ellas estaban a un costado de la entrada parloteando sin parar.

Pero no pude cruzar el umbral, tenía que tener protecciones, o podía ser que la pareja de Valery fuera humana.

Me giré a verlas y Violet se dio cuenta, dejo a las chicas con su charla, parecía que necesitaban ponerse al día y el frio no las afectaba como a mí que ya me estaba congelando.

Cuando llegó a mí lado me ayudó con los bolsos y me invitó a entrar. Miré el interior, era bastante chico y acogedor, la chimenea estaba prendida y el olor a leña se mezclaba con el de chocolate. Todos los muebles eran rústicos y tenían un televisor con otros aparatos que supuse que eran mundanos. Cuándo lo mencione ella sonrió y con orgullo dijo que ella era mitad humana y mitad bruja y que la cabaña era de sus abuelos paternos que son humanos.

Me condujo hasta la que sería mi habitación, era la primera puerta del pasillo. Dejamos mis cosas y luego llevó el bolso de Katy a la habitación de enfrente.

—¿Quieres chocolate caliente o café para entrar en calor?

—La segunda.

Ambos fuimos a la cocina y ella me sirvió una taza, luego le rayo canela y me la entregó. El primer trago fue mágico. Las últimas horas de viaje me había congelado. Katy me pedía que bajara la calefacción porque se ahogaba y como no le era suficiente el que lo bajará, cada varios kilómetros bajaba la ventana para que entrara aire fresco.

La nieve ni la mosqueaba a ella, en un momento toqué la piel de su cara para comprobar si no restaba helada como yo y su calor corporal era envidiable mientras yo castaña los dientes. Habíamos tenido que frenar una vez a recargar combustible, el viaje desde Vancouver a Portland nos había llevado más de cinco horas.

Almas Gemelas (Trilogía de Almas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora