Capítulo 15

776 169 30
                                    

Un poco más de Addie y Joseph, es corto, pero no quería demorarme tanto, espero les guste. Abrazo

-----------------------------------------------------------------------------------------------------

Addie solía demorar en leer los libros, porque no sabía cuándo tendría otro, porque quería disfrutar del consuelo de escapar a otro lugar a través de las palabras, pero esta vez, aprovechando la ausencia de su padre, leyó tanto como pudo, la historia escrita por Mary Shelley era fascinante, pero además quería estar preparada para hablarle a Joseph Lawrence sobre el libro cuando volviera a verlo.

Aunque su padre y hermano regresaron antes de que ella terminara su lectura, hubiera querido unos días más de absoluta libertad, aunque aún seguía favorecida por la falta de atención paterna.Su hermano seguía concentrando su atención, así que cuando su padre anunció que irían al baile que harían los Swann para recibir a un pariente de Londres, uno que poseía algún tipo de título nobiliario.

-Un conde o vizconde, no lo sé bien – dijo su padre cuando Arthur le preguntó. Fuera cual fuera el título le había valido un baile en su honor y que su padre quisiera asistir para presentarle a su hermano. Al menos eso la tranquilizó, ella solo debía hacer lo de siempre, pasar desapercibida.

Debía ser alguien importante y que su padre quería impresionar, o quizás porque su hermano estaba presente, pero , por primera vez en años, le dio dinero extra a su madre para que compraran algo de ropa nueva para ir al baile. No era una cantidad excesiva y ambas sabían que no podían adquirir nada muy vistoso o se enfadaría, pero aún eligieron ser felices por ese gesto.

Dedicaron la tarde a ir a comprar, su madre compró un vestido de un color lavanda suave, pero luego lo cambió por uno gris. Y dejó la mayor parte del dinero para que Adeline eligiera algo.

-Llévala – le dijo cuando la vio parada frente a la capa verde, que había admirado el día de la salida con Philippa.

-No, con el vestido está bien – dijo refiriéndose al vestido verde agua que había comprado para sí misma. Su madre había dicho que le bordaría narcisos amarillos.

-Llévala, Addie, necesitas una capa nueva y no tendremos otra oportunidad.

-Pero es demasiado- dijo y se refería a todo, demasiado cara, demasiado llamativa. Sabía que así como ella la amaba, su padre la odiaría.

-Diremos que estaba en descuento porque es de la temporada anterior- insistió su madre entusiasmada. Hacía mucho tiempo que Adeline no la veía así y sabía que era por la posibilidad de comprarle a ella algo bonito, muchas veces la había escuchado lamentarse que no tuviera ropa bonita como otras jóvenes.

Adeline aceptó, quiso darle el gusto a su madre y, también, quiso ser sincera con ella misma, con lo que quería. Cada vez se volvía más codiciosa, quería poder usar ropa bonita, quería poder hablar con Joseph Lawrence sobre el libro que leía, quería dejar de ocultarse y de tener miedo , paradójicamente, esos anhelos que se habían cada vez más fuertes, también le daban miedo.

El día del baile, por primera vez en mucho tiempo, Adeline se miró al espejo y se sintió satisfecha. El vestido verde claro, con el exquisito bordado de su madre y la capa nueva parecían haberla transformado, aunque en una forma sutil, no era algo exagerado, ni llamativo, se sentía como un dibujo cuyo color había sido realzado. También porque tenía una muy pequeña expectativa, tenía en claro que su padre quería presentar a su hermano, así que no debía preocuparse por posibles pretendientes, y no le parecía tan mal asistir al baile ya que quizás pudiera cruzarse con Joseph Lawrence, y la viera con aquella ropa bonita.

Se reprendió a sí misma, se recordó que no debía resaltar ni hacer nada que molestara a su padre , pero también recordó lo injusto que era. Volvió a mirarse al espejo y se sonrió, ya demasiado la reprimían los demás, al menos debería intentar , cuando estaba a solas, ser amable consigo misma.

Cuando llegaron al baile, luego de saludar a los anfitriones, su padre con su hermano fueron a donde estaba el famoso invitado que resultó ser un vizconde que estaba disfrutando en exceso la atención que recibía, mientras ella y su madre se fueron hacia donde se reunían las mujeres.

La señora Devereaux fue la primera en recibirlas y llamarlas junto a ella para integrarlas a su grupo, un rato después se les unió la señora Lawrence que llegó acompañada de su hijo.

Joseph hizo una reverencia para saludar a las mujeres presentes y luego siguió su camino para reunirse con los hombres que estaban hablando en otro sector. Su mirada se cruzó brevemente con la de Adeline, fueron segundos, pero ambos fueron muy conscientes de la presencia del otro.

Cuando él se marchó, Addie lo siguió unos minutos con la mirada, y a lo largo de la noche, casi inconscientemente lo buscó entre la gente. Era tan desconcertante eso de ser casi extraños, apenas saludarse con un gesto, y por otro lado tener aquellos momentos secretos en que se reunían bajo el árbol, jugaban con Nilo y conversaban sobre libros y sobre el mundo. Era como si tuviera dos vidas, hasta ahora no le había importado, sabía muy bien que esos momentos eran casi como si los robara, como una ilusión , pero ahora que estaban cerca y lejos al mismo tiempo, se sentía extraño. Se sentía poco.

Mientras lo observaba furtivamente, temió encontrarlo bailando con alguien, temió el recordatorio de que mientras ella estaba restringida, él no, sin embargo , Joseph no bailó con nadie.

Él por su parte, también la observó a distancia, se veía muy bonita y se preguntó cómo era que los demás no notaban lo especial que era Adeline Blythe.

Para los demás era una joven sencilla , que no destacaba, más bien que les resultaba invisible, pero cada vez que la veía, tenía la sensación de que era una pequeño pimpollo que empezaba a florecer, y le fascinaba ver ese proceso.Él podía ver a la anhelante Addie que observaba el jardín de las rosas, a la valiente que se había lanzado al río a salvar a un perro o incluso la que lo había asistido a él cuando estaba un poquito "achispado". También podía ver a la que había reído naturalmente con su amiga Mary, o la que expresaba vivamente sus opiniones sobre algo leído. Apasionada, inteligente y valiente.

Era una joven en plena floración y eso también le daba miedo, sabía que a veces las flores eran arrancadas antes de florecer plenamente o quizás una helada, una tormenta las destruía antes de mostrar su esplendor. Quería protegerla, quería ver el final del proceso, quería ver la mujer espléndida en la que ella se convertiría.

Y ,contradictoriamente, debía mantener la distancia, debía medir cada paso, para no ser parte de la tormenta que la destrozara.

Florecer sin miedo -  Saga Dorsetshire 0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora