↣Kiara Evans↢Corrí hasta la puerta del estudio como pude, estaba cansada y mi respiración agitada. Una manada de personas con cámaras me seguía desde que salí de la boutique. Mal día para hacer un cambio de look. Esto no me gusta para nada, odio las cámaras siguiendo y asfixiando mi espacio personal.
Cerré la puerta detrás de mi y apoye mi espalda sobre esta, mientras me dejaba caer con mis rodillas dobladas y trataba de normalizar mi respiración. Mi mano estaba sobre mi frente, sacando el resto de –sudor falso– con exageración.
— ¡Santo cielo, Kiara! —Georg se acercó a mi con rapidez, dejando su instrumento a un lado. Me extendió la botella de agua que había a su lado y se inclino un poco para quedar a mi altura.— ¿Te encuentras bien? —.
Asentí con los ojos cerrados, tratando de recomponerme y volver a pararme.
— ¿Que te pasó? —su voz, esa maldita voz, que se acercaba a mi. Abrí mis ojos abruptamente. Genial, lo que me faltaba, que Tom me viera de esta manera toda desastrosa, sudorosa, despeinada y agitada.
Arreglé mi cabello como pude, después de todo, no estaba tan parado. Cambiar de castaña a rubia, es algo de lo que probablemente me vaya a arrepentir, pero al diablo con eso, soy rubia y a Tom Kaulitz le gustan las rubias ¿No es así? Es una estupidez hacer esto solo por atención de alguien.
— ¡Estoy bien! —murmuré mientras me levantaba con ayuda de Georg, que en ningún momento soltó mi brazo, porque parecía que venía de correr una maratón y en cualquier momento me desplomaria en el suelo.— ¿Gus y Billy? —.
— Ahora vuelven —Tom estaba cada vez más cerca— ¿Que te trae por aquí? ¿Y que le paso a tu melena marrón, Kiara? —uh, mhm. No lo sé, quizá estoy tratando de gustarte y no te das cuenta.
— Me gusta tu yo rubia —agrega Georg con una gran sonrisa apoyando una de sus manos sobre mi cabeza para revólver mi cabello. Bufé y quite su mano con poco amor, volví a acomodar mi hermosa melena rubia mientras el castaño se quejaba.
— Vine a verlos, hace una semana que no los veo ¿No me extrañaron? —hice un puchero divertido— Y con respecto a mi cabello, necesitaba un buen cambio de look, tu me entiendes. —asentí con orgullo mientras apoyaba mis manos sobre mi cintura.
Ser la secretaria privada y mejor amiga de los miembros de Tokio Hotel, es algo muy divertido debo decir. Llevo unos cuatro, y casi cinco, años trabajando con estos maravillosos especímenes. Los conocí cuando cumplí mis diecisiete, en 2006, Georg es menor por un año, los gemelos Kaulitz tres y Gus también.
Para mi mala suerte, llevo enamorada de uno de los Kaulitz, el peor debo decir, que se llevo mi corazón con solo una maldita sonrisa. Cuando Tom cumplió los dieciséis, sentí una gran atracción hacía él, pronto me di cuenta que no era solo física o algo así, sino que tenía algo más, como sentimientos de más. Sentía algo en el estómago cuando lo veía pasar, mis manos temblaban al momento de tener que maquillarlo y arreglarlo para algún evento, mi mente quedaba en blanco y hacía un corto circuito cuando se acercaba a hablarme, como ahora. Pero ¿cuál es el problema? Tom me ve como una hermana, no como algo más que eso y además, soy tres años mayor a él, ese es un gran problema.
— Me gusta —una mueca de aprobación se formó en el rostro de Tom. Georg hizo la misma, pero de una forma más tierna, mientras que el pelinegro de trenzas sonreía coqueto hacia mi. Puedo desmayarme, nunca antes me había sonreído de esa manera.
— Gracias...—sonreí bajando un poco mi cabeza, no quería que notará mis mejillas rojizas. Es increíble como una persona de dieciocho años, pueda poner nerviosa a alguien de veintiuno.

ESTÁS LEYENDO
𝘗𝘭𝘢𝘯 𝘥𝘦 𝘤𝘰𝘯𝘲𝘶𝘪𝘴𝘵𝘢; 𝖡𝗂𝗅𝗅 𝖪𝖺𝗎𝗅𝗂𝗍𝗓.
أدب الهواة𝗕𝗶𝗹𝗹 𝗞𝗮𝘂𝗹𝗶𝘁𝘇 & 𝗞𝗶𝗮𝗿𝗮 𝗘𝘃𝗮𝗻𝘀 𝗌𝖾 𝗏𝖾𝗇 𝗈𝖻𝗅𝗂𝗀𝖺𝖽𝗈𝗌 𝖺 𝖿𝗈𝗋𝗆𝖺𝗋 𝗎𝗇 "𝗉𝗅𝖺𝗇" 𝗉𝖺𝗋𝖺 𝖼𝗈𝗇𝗊𝗎𝗂𝗌𝗍𝖺𝗋 𝖺 𝖽𝗈𝗌 𝗉𝖾𝗋𝗌𝗈𝗇𝖺𝗌 𝖼𝗈𝗇𝗍𝗋𝖺𝗋𝗂𝖺𝗌 𝖺 𝖾𝗅𝗅𝗈𝗌. Pero el destino les tiene preparada una vuelt...