Los días continuaron—con aparente normalidad—, seguía con mi rutina en el hospital junto con mis amigas. Nora y Janis parecían más cercanas, aceptando cada vez más mi falso noviazgo con el señor vampiro.
Max continuaba con sus dudas, pero no se inmiscuía en mis asuntos, los respetaba y era lo mejor. Lo que menos quería provocar era que Gastón perdiera los estribos y terminara matando a mi hermano. Por otro lado, Max había logrado su traslado con éxito, consiguió un departamento en el edificio donde vivía antes, dos pisos más arriba y estaba por recibir su coche que dejó en Seattle.
Mi mente se mantenía ocupada entre temas de estudio, clases y servicios en el hospital. Iba revisando mi bitácora cuando fui llamada para atender a un paciente que había llegado y no tenía a nadie quien lo atendiera.
Fui directo al consultorio donde me esperaba el paciente. Llené unos datos del último sujeto que atendí y entré.
—Buenas tardes, soy Madeleine Harrington, estudiante de medicina y voy a encargarme de su consulta.
En cuanto el enorme sujeto me dio la cara un mal presentimiento me atravesó.
Llevaba un traje negro, el cabello oscuro-azulado acomodado hacia atrás y sus ojos azules irradiaban una maldad que se me hizo muy familiar. Este no era cualquier sujeto.
—Hola, Madeleine.
Retrocedí a la puerta.
—Usted no es el paciente...
Me sonrió con malicia, una tétrica sonrisa que podía ahuyentar hasta al más valiente.
—Es más una visita de cortesía
Ese acento, ese porte, joder. Debía estar alucinando.
—¿Quién es usted?
Pasó una mano por su elegante saco oscuro, tomándose el tiempo de marinarme en mi miedo. Mis piernas temblaban de solo pensar lo peor.
—Por tu expresión ya te haces una idea.
Su voz altamente ronca y susurrante me inyectó el terror suficiente para paralizarme.
Hizo una reverencia como si estuviéramos en el siglo pasado y levantó su cabeza para mostrarme otra de sus sonrisas traviesas.
—Mil disculpas por no presentarme como es debido. Soy Ledger Le Revna.
La bitácora se desplomó en el suelo cuando perdí la fuerza en mis manos.
Al intentar salir, de un segundo a otro azotó la puerta para sellarla, conmigo adentro. No quería voltear, no deseaba hacerlo de solo imaginar que me encontraría con esos frívolos ojos que amenazaban con asesinarme en cualquier momento. Me quedé quieta, esperando lo peor.
—Toma esto como una visita amistosa —susurró en mi oreja.
Su voz tenía una vibra seductora, poderosa para atraer a sus víctimas. Me aferré a la puerta, incapaz de hacer un solo movimiento que lo alentara a hacerme daño.
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1° El amo del caos
VampireTomo I [Completa] ¿Qué pensarías si eres el pago de una deuda? Una vida por otra vida. Ser alguien quien ya tiene escrito su destino. Madeleine entre decepciones amorosas y sus prácticas en el hospital se entera de que su padre la ha puesto como ga...