Dejé escapar un suspiro, sintiendo cómo la ansiedad se mezclaba con una emoción inexplicable. Miré a Iza, esperando que pudiera ayudarme a ordenar el caos en mi mente.
—Mira, Susan me citó en el parque. Quería hablar sobre lo que había pasado entre nosotras, y de repente, el ambiente se volvió más… romántico. Ella me besó y yo… no me negué. De hecho, creo que me gustó —las palabras fluyeron de mis labios, aunque no estaba segura de lo que realmente significaban.
Los ojos de Iza se iluminaron, y su sonrisa se ensanchó, como si hubiera tocado una cuerda sensible.
—¿Ya son novias o qué?
—¡No! ¡Nisiquiera estoy segura de si me gusta o no! —exclamé, frustrada. Sentía cómo el calor de la confusión me subía por el rostro.
—Pau, por favor. Acabas de decir que te gustó el beso que te dio. Solo piénsalo.
—Está bien, sí me gustó. Es linda y comprensiva, y me pongo nerviosa cuando estoy con ella. Pero, ¿cómo puedo estar segura de que me gusta de verdad?
—Mmm... si sientes mariposas en el estómago cuando estás con ella y no puedes dejar de pensar en ella, entonces sí te gusta.
Eso resonó en mi cabeza. Era cierto. Me daba cuenta de que, cada vez que pensaba en Susan, mi estómago se llenaba de una mezcla de nerviosismo y emoción.
—Eso es... similar a lo que me pasa… —admití, sintiendo cómo la verdad se asentaba en mí.
—Entonces, tú dime, ¿te gusta o no?
No supe qué responder. En lugar de eso, simplemente sonreí y la miré a los ojos, buscando la respuesta en su mirada.
—Gracias, Iza. Me alegra poder contar contigo.
Me levanté rápidamente, sintiendo que el tiempo se escabullía. Ya era de noche cuando llegué a casa, y la oscuridad me envolvió en pensamientos. Pasé horas en vela, atrapada en un torbellino de dudas sobre mis sentimientos. Finalmente, después de darles vueltas a todas las posibilidades, llegué a una conclusión.
Al día siguiente, me desperté temprano, impulsada por una mezcla de nervios y determinación. Caminé hasta la casa de Susan, cada paso resonando con la adrenalina en mis venas. Toqué la puerta y, cuando la abrió, su rostro se iluminó con una sonrisa que me robó el aliento.
—Ah, Pau... ¿qué pasó?
Sin poder contenerme, inhalé profundamente, exhalé y, en un arrebato de valentía, la tomé de las mejillas, acercándola hacia mí. Luego, le di un suave beso en los labios. Me separé lentamente, y vi cómo su rostro se transformaba, el rubor extendiéndose por sus mejillas.
—Sí me gustas. Me gustas, Susan —le dije, mi corazón latiendo con fuerza, casi como si quisiera salirse de mi pecho.
Susan, visiblemente sorprendida, parpadeó varias veces, como si intentara procesar lo que acababa de ocurrir.
—Ah... yo... no sé qué decir —respondió, su voz temblando con nervios.
Tomé aire, sintiendo cómo la ansiedad me invadía de nuevo.
—Susan... yo no tengo ni la remota idea de cómo funciona esto. No sé qué hacer. Solo sé que me gustaría intentar tener a mi lado a una persona tan especial, así que…
—¿Quieres ser mi novia? —dijimos ambas al unísono, y una risa nerviosa se escapó de nuestros labios.
Nos miramos, y una conexión indescriptible llenó el aire entre nosotras.
—Sí, sí quiero —dije, una sonrisa amplia iluminando mi rostro.
—Yo también —respondió Susan, su voz ahora llena de emoción.
Miré a Susan, sintiendo la incertidumbre mezclarse con la alegría.
—¿Y ahora qué se supone que se debe hacer? Te lo juro que soy nueva en esto —confesé, sintiendo una mezcla de torpeza y entusiasmo.
Susan soltó una pequeña risa, como si mi inseguridad le pareciera encantadora.
—No lo sé, pero vayamos viéndolo... juntas —dijo, su mirada brilla con complicidad.
ESTÁS LEYENDO
Una Disculpa Sincera #1 [✔️]
Romans« ¿Quién imaginaría que la chica que más odiaba Pau en el mundo terminaría siendo la que más amaría? » 𖹭𖹭𖹭 Cuando Pau se reencuentra con Susan, su antigua bully, todo su mundo se tambalea. Susan viene con una...