Una Disculpa Sincera #1 [✔️]

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—Mira, en Asmarat, cada especie tiene su propio reinado. Pero, con la extinción de ángeles y demonios, estamos a punto de perder a los reyes de ambos linajes. Y eso no puede pasar... Los reyes son fundamentales en Asmarat por su poder —dijo Soiken con un tono grave, cada palabra impregnada de urgencia.

Sentí que mi corazón daba un vuelco. Mis ojos se encontraron con los de Susan, quien parecía tan desconcertada como yo.

—Ah... ¿y yo qué tengo que ver con todo eso?

Soiken esbozó una media sonrisa, como si estuviera a punto de soltar una revelación que lo divertía.

—Bueno... dado que eres una mezcla entre demonio y ángel, quizá seas tú quien pueda reinar ambos reinos, si los actuales reyes desaparecen.

—¿...Qué?

Las palabras parecían flotar en el aire mientras Susan me miraba, incrédula, antes de volverse de nuevo hacia Soiken, buscando una explicación que hiciera sentido.

—¿Y eso significaría que yo… tendría que ir a Asmarat? —preguntó Susan, y su voz tembló ligeramente, revelando el miedo y la confusión que sentía.

Soiken asintió, su mirada impasible.

—Es correcto, Cassiú.

—Oh... Ah. Susan, por favor.

—Muy bien, Susan —respondió Soiken, sin inmutarse.

La ansiedad me invadió, y sin pensarlo, di un paso hacia Susan. Con voz baja, apenas un susurro, le pregunté al oído:

—¿De verdad piensas hacerlo?

Susan me miró, y en ese momento, el tiempo pareció detenerse. Su mano encontró la mía y, con una pequeña sonrisa, me sostuvo la mirada.

—¿De verdad lo crees, linda?

Sentí que mis mejillas se encendían. Intenté apartar la vista, buscando recobrar algo de compostura, pero el calor en mi rostro no hacía más que intensificarse.

—No conozco nada de Asmarat —Dice ella y suelta un suspiro de estrés—. No sé absolutamente nada de lo que hay allá… ni siquiera sé el idioma. ¿Cómo pretenden que haga algo así?

Soiken simplemente se quedó en silencio, su expresión rígida, sin mostrar ningún rastro de compasión o duda.

—Bien. Entonces, esto tendrá que ser por las malas —dijo con una voz que parecía rasgar el aire.

—Espera, ¿qué?

Antes de que pudiera procesarlo, unas burbujas etéreas, iridiscentes y extrañas, surgieron de la nave. Como si tuvieran vida propia, se enrollaron alrededor de las manos de Susan, sujetándola con una fuerza invisible. Susan intentó zafarse, pero era inútil. Las burbujas comenzaron a arrastrarla hacia el interior de la nave con una rapidez aterradora.

—¡Pau! —gritó Susan, y en su voz escuché el pánico puro.

—¡Susan! —corrí hacia ella, estirando mi mano, pero antes de que pudiera alcanzarla, la compuerta de la nave se cerró.

—Atrás, por favor —dijo Soiken con frialdad.

—¡Esto no es justo! ¡Ella dijo que no! —protesté, sintiendo la rabia quemar en mis venas.

Soiken simplemente me ignoró, dándose la vuelta y subiendo a la nave con un desprecio indiferente.

—¡Espera! ¡No puedes llevártela, maldita sea! —grité, sintiéndome completamente impotente mientras la nave se preparaba para despegar.

La nave se elevó lentamente, y mis piernas flaquearon. En un instante, todas las emociones explotaron dentro de mí; la preocupación, la ira, el dolor, la impotencia. Mis ojos se llenaron de lágrimas, y sentí cómo los sollozos brotaban sin control.

—¿Q...qué carajo fue todo eso?...

Me quedé en el mismo lugar, mirando el suelo, intentando recomponerme, pero mi mente estaba en caos. Apenas pude reunir fuerzas, me lancé a correr hacia la casa de Dotty. Golpeé la puerta frenéticamente, tan fuerte y rápido que casi mis nudillos se rompían en el proceso. Dotty abrió, con una expresión de sorpresa y preocupación.

—Pau, ¿qué...

No le di tiempo para terminar.

—Se llevaron a Susan.