─◌✰್ siete

84 13 4
                                    

• 2003 •

Llegaron al hotel para dejar las cosas de Lionel, y después salir a caminar. Habían invitado a Andrés para que los acompañará pero dijo que tenía cosas que hacer y prefería dejarlos solos para que disfrutarán su tiempo a solas.

Guillermo insistió bastante en que el otro descansará en la habitación de hotel, y después el día siguiente podrían salir a pasear, pero Lionel insistió aún más en seguir caminando a lo que su pareja termino aceptando.

Salieron del hotel, mientras Leo le platicaba que le gustaría comprar algo de recuerdo para sus padres. Terminaron caminando hasta llegar a un mercado de artesanías, algo muy normal para el mexicano, pero para Leo era algo muy pintoresco que le llamaba la atención.

Emocionado jalo a Guillermo para entrar al lugar. Habían muchos puestos llenos de objetos hechos de barro, ropa, muñecos, zapatos, accesorios para el cabello, entre otros.

Observó entre cada uno de estos lo que vendían. Pregunto varias veces los precios o lo que era. Estaba tan distraído viendo los juguetes que cuando hablo tratando de llamar la atención de su acompañante, este no respondió. Volteo y no estaba a su lado. Se preocupó al saber que no estaba su pareja, pero porque no sabía cómo salir de ese lugar. Prefirió quedarse cerca del puesto para no llegar a perderse.

Veía como Leo analizaba cada producto que vendían y le encantaba verlo feliz con tantas cosas a su alrededor. Volteo a uno de los puestos donde había un señor vendiendo unos animalitos hechos con hojas de palma.

Recordo que se pequeño amaba comprar de estos y quería regalarle algo de ese material. Se alejo de dónde estaba Lionel para ir a ver al señor quien vendía aquellas figuras.

En realidad no tardó mucho, solo pidió el objeto y lo pago para irse de regreso con el argentino. Pero al otro se le hizo una eternidad.

Seguía viendo lo que vendían en el puesto esperando a que regresara su pareja. Una rosa de palma se le poso por enfrente mientras le abrazaban por atrás.

—Una rosa para el amor de mi vida. Aunque la rosa no es tan linda como tú.

Soltó una risa nerviosa ante el comentario de su novio. Tomo la rosa entre sus manos mientras el otro le daba un beso en la mejilla.

—Que lindo eres.—se volteo para darle un beso.

Siguieron caminando por un rato hasta que Leo porfin se decidió en comprar una bolsa bordada a mano y una figura de barro pintada a mano.

Salieron del mercado algo tarde. El tiempo se había pasado volando dentro del mercado.

Pasaban de las siete cuando llegaron al hotel, nisiquiera había avisado que no llegaría a dormir, pero ya estaba a unos días de cumplir la mayoría de edad, así que no le preocupaba.

ೖ୭

Al día siguiente dejo a Leo durmiendo en la habitación del hotel mientras el iba a su casa por algo de ropa. Era bastante temprano pero se encontró a su hermana cambiándose para ir a la escuela.

—¿Dónde estuviste todo el día? Mamá y papá casi llaman a la policía debido a que no llegaste a dormir.

—Perdón, estuve todo el día con Leo, solo necesito que me cubras por dos días más, hasta el día de mi cumpleaños.

Se le quedó mirando seriamente. Detestaba tener que ser la coladera de lo que hacía su hermano.

—Solo si me llevas a conocerlo hoy.

𝘛𝘩𝘦 𝘖𝘯𝘦 𝘛𝘩𝘢𝘵 𝘎𝘰𝘵 𝘈𝘸𝘢𝘺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora