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• 2003 •

Pasaron la noche en el hotel, pero ya tenían los planes de ese día. Leo le ayudaría a dejar todas sus cosas en el apartamento que rentaría. Había comenzado un trabajo de medio tiempo con el cual pagaría el alquiler.

Leo trato varias veces de levantarle el ánimo durante el tiempo que estuvieron solos, y al parecer funcionaban, aunque fuera por unos minutos.

Cuado terminaron de acomodar todas las cosas, insistió en ir a algún lugar para celebrar su cumpleaños. Ya tenían los planes para salir, solo que Guillermo empezaba a decir que lo mejor sería quedarse en el departamento.

Quien terminó de convencerle fue Andrés, todo a petición del argentino a quien, por lo general, no le gustaba salir a fiestas o algun evento social, pero tampoco le gustaba ver a su pareja tan desanimado.

—¿Y a dónde iremos?—preguntó Andrés esperando que le dieran una respuesta para avisar a algunos amigos viejos de Guillermo.

—No había pensando en eso…—contestó el mayor saliendo de su habitación mientras terminaba de vestirse.

—Bueno, ¿Te parece si yo escojo el lugar?

Guillermo acepto y solo espero a que Leo terminara de arreglarse para poder salir del apartamento.

Andrés los llevo a una de las plazas comerciales más conocidas en la ciudad. Era bastante grande y ni hablar del tamaño que tenía por fuera.

Caminaron un poco por la plaza mientras Leo observaba con asombro cada una de las tiendas. Llegaron al lugar donde Andrés ya había citado a los demás.

—¿Un café-bar?—preguntó Guillermo.

—Sirven una Pizza increíble y hay bebidas de todo gusto.—hablaba con una sonrisa, algo a lo que Leo le dió risa.

—Yo digo que está bien.—respondió Lionel.

Guillermo no estaba del todo de acuerdo con que sirvieran bebidas alcohólicas, pero Leo no tenía ningún problema con eso, así que terminó por aceptar.

Dentro del lugar ya se encontraban los antiguos amigos de Guillermo. El mayor al ver a sus amigos corrió hasta la mesa para saludarlos. Tenía años que no los veía.

—¡Hey, Memo! Años sin verte.—habló Oribe levantándose de la mesa para saludar a su amigo.

—Dios, ya extrañaba tanto verlos.—saludo a cada uno de lo chicos que estaban sentados en la mesa.

Leo se sento en una de las sillas, no conocía a nadie, todos estaban hablando entre ellos, no quiso molestar y mejor se sentó sin hablar.

—Te fuiste demasiado tiempo, ¿Que hiciste teniendo tanta libertad en España?—preguntó Miguel.

—Pues solo seguí mi estudios, y el chico lindo de acá es mi novio.—señalo a Leo quien miraba la carta en silencio.

—¿Es así de callado siempre?

—No, solo con gente que no conozco del todo.—habló Lionel dejando la carta en la mesa.

Oribe reía ante el comentario que había dado el argentino.

—A mí me agrada tu novio. ¿De dónde eres? Tu acento no es español.—se dirigió a Leo.

Este contesto de dónde provenía mientras todos comenzaban a hablar integrando cada vez más a Leo en la plática.

Pidieron una pizza para comer mientras que los menores pedían agua o frappes, Oribe pedía una piña colada y Guillermo un refresco.

Todos hablaban felices, incluso Leo, había podido integrarse a la plática sin sentirse incómodo en esta. Guillermo le agradaba ver a su pareja contenta, sabía lo mucho que le costaba convivir así que le encantaba ver cómo se acoplaba a sus amigos. Mientras hablaban sintió como su teléfono comenzó a vibrar por los mensajes entrantes.

𝘛𝘩𝘦 𝘖𝘯𝘦 𝘛𝘩𝘢𝘵 𝘎𝘰𝘵 𝘈𝘸𝘢𝘺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora