─◌✰್ doce

59 9 0
                                    

• 2006 •

Acostado boca abajo sobre la cama cubierto solo por la sabana blanca de seda que cubría la cama. Acaba de darse un baño tras haber regresado del partido, había preferido no celebrar con sus compañeros de equipo y solo quedarse en la habitación para disfrutar de la comodidad del colchón, pero tal parecía, esté no ayudaba en nada.

Solo podía pensar en el mexicano.

Eso era lo único que odiaba de si mismo. Tener que sentir aquello solo por obtener una sonrisa de aquel hombre o algún cumplido, que por más que los rechazará y fingiera que no le interesaban, su corazón le delataba saltando de alegría. Se sentía como aquel joven de 15 años el cual le entrego todo su amor de todas las formas que se pudieran imaginar, solo para poder sentir que era suyo.

Se sentía un idiota cada mañana al despertar después de haber pensado durante toda la noche sobre lo que hubiera pasado si hubieran cumplido sus promesas, aquellas de no separarse, de amarse para siempre o cuando Guillermo juro ante una imagen de la virgen de Guadalupe -imagen religiosa en la que Guillermo creía vagamente- que lo amaba con el alma citando aquellas palabras “Te amo con mi alma y no con mi corazón, porque mi corazón un día dejara de latir y mi alma siempre será eterna”.

Quizás también esa promesa de casarse, porque ambos pasaban largos ratos hablando sobre lo bonita que sería su boda, en una de las ciudades de Argentina solamente con los padres de Leo, los amigos de ambos y la hermana de Guillermo. Era inútil pensar en todos esas promesas o sueños que nunca se cumplieron y que jamás se cumplirán, porque quizás todas aquellas personas tenían razón, eran demasiado jóvenes para saber lo que harían en un futuro o siquiera lo que de verdad era amar.

Pero si lo que sentía Lionel cada vez que miraba o tenía contacto con su ex pareja no era amor, entonces no sabría decir que era, porqué el estaba seguro de que si lo amaba, tal vez con el alma, por que lo amaba demasiado como para olvidarlo tan fácilmente.

Aunque al final el estaba en su habitación solo y podría apostar lo que fuera a qué ellos dos estarían juntos en alguna de sus habitaciones, quizás besandose.

Aunque estaba equivocado en esa parte.

₊°︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶ ‧₊˚

Durante el viaje de regreso a México no hubo ningún cruce de palabras entre ambos, pero si de algunas miradas. Aún tenía intenciones de hablar con él, pero no por su ruptura, y eso era lo que haría apenas tuviera la oportunidad de hablar solos.

Los demás integrantes del equipo se sentían incómodos, era extraño ver cómo no se hablaban y trataban de evitar el contacto más mínimo. Aunque trataron de inventar excusas para hacer que estuvieran juntos y fuera menos incómodo, solo lograban lo contrario.

—Andrés.— menciono el guardameta al ver que sus demás compañeros ya no estaban tan cerca como antes.

—Te había dicho que no quería hablar.— ignoro al mayor para seguir caminando con su mochila en la espalda.

—Perdón,— su pequeña palabra detuvo el andar del más joven.— por hacerte creer que te amaba, incluso yo me hice creer que te amaba. Pero ya me di cuenta de que yo solo te quiero. Pero estoy seguro que un día llegará alguien que te ame como te lo mereces, pero ese alguien no seré yo.— poso su mano sobre el hombro de Andrés antes de seguir caminando y dejarlo por detrás.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 30, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝘛𝘩𝘦 𝘖𝘯𝘦 𝘛𝘩𝘢𝘵 𝘎𝘰𝘵 𝘈𝘸𝘢𝘺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora