En las sombras de un tranquilo pueblo gobernado por la iglesia, Alex, una joven fotógrafa, se ve atrapada en un torbellino de misterios y peligros inesperados. Su encargo aparentemente simple de documentar la vida cotidiana se convierte en una escal...
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—Han insistido en que seas tú.
—No pienso ir a un pueblo de locos católicos. —Me río guardando mi equipo de fotografía —. Olvídalo, Brandom, estoy convencida de que alguien querrá ir allí.
Brandom suspira y pone su mano sobre mi escritorio. Paro de recoger y lo miro a los ojos.
—Tengo entendido que tu abuela vivió y murió allí. Podría ser un reportaje interesante. Nadie entra a Sanctified Grove. Sería un reportaje único para la revista Alex.
—Son católicos y, con todo el respeto, la iglesia me causa urticaria.
—Te pagaré las cremas del tratamiento entonces. —Se gira dándome la espalda —. Mañana sales. Recibirás un pago semanal para que cubras todos tus gastos allí.
—He dicho que...
—Tienes toda la información en el correo. —Me mira antes de salir por la puerta —. Eres una gran fotógrafa. No quiero prescindir de tu trabajo.
Gruño en cuanto me sonríe y da un portazo.
Genial.
Sanctified Grove, conocido por ser desconocido. Quieren que sea yo la encargada de entrar ahí, la primera persona que va a entrar sin formar parte de la iglesia.
Mi abuela entró a aquel pueblo a mi misma edad, veinte años, y solo salió cuando murió. Bueno, o realmente no salió porque la enterraron allí mismo.
¿Conocéis las películas de exorcismos que echan en la televisión? Solo conozco la iglesia por eso. No creo en Dios, no creo en la Virgen y no creo en nada que tenga que ver con un hombre que ve todo lo que hacemos, en todo momento.
Un pervertido, de toda la vida.
No tardo más de veinte minutos en conseguir que mi coche llegue hasta el apartamento con algún que otro ruido extraño, como si me estuviese recordando que no puedo permitirme perder este trabajo.
Vivo en quince metros cuadrados, alimentándome con comida basura y acostándome con un hombre distinto cada fin de semana, consiguiendo así que me inviten a comer y ahorrar lo más mínimo.
—Pecadora —susurro para mí misma con una risa a la vez que tiro las llaves del apartamento en el sofá.
Enciendo el ordenador justo antes de abrir una cerveza y busco en el correo el informe que Brandom me ha mandado.
"El padre Gabriel será el encargado de tu alojamiento y bienestar en el pueblo."
Mi alojamiento y bienestar... Suspiro dando otro trago a la cerveza, preparada para seguir leyendo.
"Las normas que me han hecho llegar sobre el pueblo son sencillas: nada de hombros descubiertos, faldas por debajo de la rodilla, nada de carmín rojo y obedecer todas las normas que la iglesia indique en cada momento. Cualquier incumplimiento de estas hará que te expulsen."
Tentador, teniendo en cuenta que no tengo ni el más mínimo interés de encerrarme en un pueblo así.
Lo siguiente son mapas y fotos. No se ve nada, las fotos muestran un muro y una puerta enorme. El pueblo está cerrado por completo, como si lo que pasase ahí dentro fuese secreto.
—Me voy a ir a un pueblo de católicos neuróticos en mitad del bosque —murmuro mirando el mapa —. Siempre quise estas vacaciones, qué alegría.
Apago el ordenador y lo siguiente que hago es buscar los recuerdos de mi abuela, María, la culpable de que mi familia pasase de ser española a vivir en Connecticut.
No me malinterpretéis, no critico Connecticut, pero estudié fotografía en España y mis padres me mandaron a un país a trabajar del que no sabía ni el idioma, y aunque han pasado dos años sigo siendo el bicho raro con un acento gracioso.
¿Qué tiene mi abuela que ver en todo esto? Que mis padres siempre han sido espirituales y creen que el hecho de que mi abuela viviese y muriese en ese pueblo fue una señal para irse de donde nacieron.
Sigo esperando las señales maravillosas que papá y mamá decían que llegarían a mi vida, porque definitivamente el tener un trabajo que no me da lo suficiente ni para comer no estaba en mis planes.
Miro las fotos de mi abuela, con veinte años, la última vez que mi familia la vio, y de alguna forma, trato de convencerme de que al fin y al cabo este viaje no estará tan mal teniendo en cuenta que puedo conocer más de ella y de por qué nunca quiso volver.
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¡Sorpresa! ¿Este prólogo significa que tengo la historia acabada? No. Pero si he tenido algo de tiempo para escribir y me parece buena idea traeros algo más de la historia.
Se que estoy tardando más de la cuenta en actualizar, ya que normalmente actualizaba diariamente pero por temas laborales tengo muy poco tiempo, y de ese tiempo libre también aprovecho para tener vida social...
¡Aún así espero avanzar mucho!
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